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Espiritu Santo


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  959 Palabras (4 Páginas)  •  303 Visitas

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ATENDIENDO AL ESPIRITU SANTO

Antes de leer este maravilloso libro del Espíritu Santo en mi mente y corazón había un lugar especial para el Espíritu Santo, lo consideraba como esa presencia que estaba ahí para consolarme y escucharme horas y horas, además de recibir su guía por medio de la palabra, descanso y dirección, era consiente que estaba ahí, y por varias predicas y enseñanzas a lo largo de mi caminar con Cristo, sabía que era una persona, pero ese” sabia” se había convertido en una enseñanza más a veces entramos en la cotidianidad y nos volvemos cuadriculados en esa comunión con el Espíritu Santo, pero al leer y entrar en ese mundo mágico pero a la vez real de conocer quién es el Consolador, me di cuenta que me faltaba tanto por conocerlo, que había que romper esquemas en mi relación con El y empezaron a florecer unos profundos sentimientos de vivir lo que el autor del libro experimentaba, no solo como una experiencia más de un solo día si no de entablar una intimidad con él y desarrollar ese compañerismo ya que a través de él puedo conocer más a Jesucristo y entender el propósito de Dios en mi vida.

Esa manera impresionante de como el describe que el Espíritu Santo se contrista el solo pensar que se duele, como lo explicaba el autor que sentía un dolor físico y emocional, me hizo detener la lectura pues no había dimensionado el significado de aquella palabra y empezó a pasar por mi mente como una película de cuantas veces lo he lastimado, que El al igual que yo también se aflige, se duele, se enoja, llora y que necesita compañerismo, ese capítulo me enseño una tremenda lección, transformo mi concepto y pensé como he sido de egoísta, pues él ha querido ser mi amigo más personal, más íntimo, mas amado y lo he lastimado, y entendí que como ese amigo debo cuidarlo, mimarlo, hacer cosas que lo alegren, darle detalles y decirle cuanto lo amo no solo con palabras si no con mi manera de vivir, pues como dice la palabra de Dios “ procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” ( 2 Timoteo 2: 15).

A medida que leía comprendí al Espíritu Santo, mejor que nunca. Es un amigo fiel que vino a emprender todo lo que la palabra dice que el haría, entonces empecé a decirle que el fuera el gobernador de mi vida, ya lo había hecho antes pero ahora con una convicción diferente, por eso empecé a imitar al autor pues hay que adoptar de los demás lo que me edifica y a darle de verdad el lugar al Espíritu Santo en algo tan simple pero tan significativo a la vez como organizar una silla para que él se siente y este cómodo en esas charlas donde ambos vamos a intervenir, ya no soy yo sola la que va hablar, mi alma se va apacentar y dejar que el fluya y que empecemos a trabajar juntos y que sea un instrumentos en sus manos.

Entendí hoy más que nunca que no hay nada

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