Etica cristiana.

Ética Cristiana

1. Fuerzas para mostrar mal, poder situacional e intencional

Corren tiempos donde el ambiente en el cual vivimos y los deseos desbordados de la carne cuando permanecemos en privado, son absolutamente distintos a los de hace una generación atrás, desde el punto de vista teológico y cultural. Lo dicho, implica cambios, es decir que no solamente cambian los hechos y las ideas, sino que también se mueve el punto de apoyo sobre el cual a través de las edades, esos hechos e ideas eran sopesados, juzgados, percibidos y ejecutados. Un fenómeno, que paradojamente, es producto, surge de, nace de, la modernidad, y a la vez la contradice, se contrapone al razonamiento de la modernidad.

Se dice que este fenómeno, es la expresión de la conciencia fragmentada, no existen o al menos no son creíbles, los sistemas e ideologías unitarios, absolutos, que tratan de expresar una lectura correcta de la realidad. Se sugieren maneras de entender a este fenómeno sin un nombre en particular; es por medio de sus efectos a nivel socio-cultural, como por ejemplo:

• Exhibicionismo esteticista: p.ej. vestimentas y peinados.
• Los maduros están de vuelta de los ideales: hay un descreimiento de los ideales de justicia, igualdad, revolución, amor, etc.
• Hay una huida de la realidad: drogas, dinero, poder, sensualidad, etc. En síntesis, lo importante es “pasarla bien” (hedonismo).
• La consigna es vivir lo mejor: como sea que se pueda en la situación que te fue dada. Sin importar limites, géneros o ideales, todos somos libres.

Todo se asemeja más a un espíritu de desencanto, de descreimiento, una crítica ácida  o aceptación de la pérdida de todo fundamento. Nos vemos abrumados ante un exceso de información que no llegamos a procesar, todo cambia y se mueve sin saber bien por qué; hoy se considera más importante “la gestión”, que “la planificación”, valores absolutos y morales, se presenta una gran inseguridad en todo aspecto (precarización del trabajo, desocupación, robos, asaltos, asesinatos), banalidad e imposibilidad en la juventud, rompimiento de los valores morales y éticos, pobreza extrema y riqueza insultante conviviendo en una misma sociedad, búsqueda del placer momentáneo, pérdida de la dignidad humana, pluralismo de ideas, credos, negando la conexión con los valores e ideales del pasado.

Ahora bien, ante esto, ¿qué lugar hay para la ética?, y más, ¿qué lugar hay para la ética cristiana?; ¿Tiene caso hablar de ética cristiana, hoy?, ¿es relevante el cristianismo para la sociedad del siglo XXI? ¿Tiene algo que decir o hacer la Iglesia del Señor, en el mundo actual?

La mejor respuesta a cada una de estas preguntas, debería ser, que la iglesia de Cristo (Sus santos, los que han creído en Él) debe estar posicionada en un nivel distinto de responsabilidad al de estos poderes, es importante que entienda que vivir a la luz de la palabra, en una vida de alabanza y en presencia del Rey son de suma importancia en este tiempo.

1. La Ética Cristiana

• Definición de ética

La ética es el razonamiento de la moral. La moral sería la conducta, la ética sería el pensar la conducta. Según el diccionario de la lengua española, ética es “reflexión filosófica sobre la moral”. Una vez entendido esto, es bueno desgranar el concepto.

Existen tres tipos de ética, a saber:

1.  La ética normativa: es aquella que nos define qué es lo bueno, qué es lo correcto. El conjunto de normas o preceptos que nos llevan hacia el bien.
2. La ética descriptiva: Es la que describe el comportamiento moral de un determinado sector o grupo. Por ejemplo hablamos de la ética de los indios, la ética de los pueblos orientales, la ética de los militares, etc.
3. La ética lógica, o mejor dicho, la lógica que se usa para definir la ética, la forma de justificar la ética.

La ética, por tanto tiene que ver con la forma en que debemos conducir nuestra vida. Pero el objetivo central que tiene este escrito, es trabajar alrededor de la ética Cristiana.

• La ética cristiana

Ética cristiana no es un conjunto de normas y reglas morales estáticas a cumplir (ética normativa), sino una ética “en el camino”, una ética dinámica, una ética de superación, que surge de la vida del cristiano “en el Espíritu”, del discernir diario del caminar con Cristo; en síntesis, un llamado a responder a la gracia de Dios. Por cuanto le conocemos a Él, nos dice cómo comportarnos y como hacer las cosas, ahora viene de adentro hacia afuera.

El hombre en esencia es ético, pero la maldad llego a través de Adán. Esto ocurrió por medio de la soberbia, satanás fue expulsado del edén por su soberbia; satanás transmitió la soberbia al hombre. Tergiverso la palabra, y actualmente en nosotros aún hay tintes de soberbia, por eso siempre hay que permanecer mirando a Jesús. Está claro, pues, que ética es una parte integral de la revelación bíblica.

Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, nos encontramos con principios, preceptos, mandatos, las advertencias, las pautas y consejos que tienen la intención de dirigir nuestra vida hacia lo que es correcto, bueno, y honra a Dios. El apóstol Pablo nos dice que la Escritura se le dio no sólo para revelar camino de salvación de Dios, sino también para entrenar en justicia y equiparnos para "toda buena obra" (2 Tim. 3: 14-17).

A medida que el pueblo de Dios, bendecidos con la Palabra de Dios, debemos recibir instrucción ética de Dios en completa sumisión y sabiduría. Como los que se han mostrado misericordia en Cristo, que es nuestra gran alegría "andar de una manera digna de la vocación" que es nuestra en Él (Ef. 4: 1), buscar hacer las cosas con en Su reino.

1. Importancia de la ética cristiana

Desde el comienzo mismo de la creación, Dios mismo introdujo la ética cuando declaró en varias ocasiones su propio trabajo "bueno" (Gen 1) y procedió a dar a Adán y Eva responsabilidades que cumplir y los estándares de vida  (Gen. 2: 15-19). Entonces, después de rescatar a Israel de la esclavitud Dios comenzó su relación con el pueblo elegido, dándoles una carta ética para gobernar su comportamiento hacia él y entre sí (Ex. 20: 1-17) los primeros cinco libros de la Biblia, la Torá (que significa "ley" o "instrucción").

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