Ildefonso Cerdá (Centelles, España, 1816-Caldas De Besaya, Id., 1876) Ingeniero, Urbanista Y Político Español. Después De Obtener El título De Ingeniero De Caminos En Madrid, Trabajó Como Ingeniero Del Estado En Diversas Ciudades Españolas, Hasta
Enviado por edwin952012140 • 1 de Diciembre de 2014 • 6.433 Palabras (26 Páginas) • 358 Visitas
Ildefonso Cerdá
(Centelles, España, 1816-Caldas de Besaya, id., 1876) Ingeniero, urbanista y político español. Después de obtener el título de ingeniero de caminos en Madrid, trabajó como ingeniero del Estado en diversas ciudades españolas, hasta que en 1849 se estableció en Barcelona. Sus inquietudes ideológicas y sociales lo llevaron a participar activamente en la vida política: fue diputado a Cortes por Barcelona y presidente de la Diputación barcelonesa, entre otras actividades.
Pero por lo que realmente se le recuerda es por su aportación teórica y práctica al urbanismo. Como teórico publicó Teoría general de la urbanización (1867), tratado en que analizaba y solucionaba a los problemas planteados en las ciudades como consecuencia de la concentración demográfica y el desarrollo industrial. La obra representó en su momento una visión del urbanismo radicalmente nueva que ejerció no poca influencia en el futuro.
No obstante, su gran realización fue el Proyecto de Reforma Interior y Ensanche de Barcelona, un plan pensado para la remodelación de la ciudad de Barcelona que se basaba en un plano en cuadrícula integrado por ejes viarios de gran amplitud con cruces en ángulo recto; cada cuadrícula encerraba manzanas de casas, en las cuales, además de bloques de pisos de altura limitada, debía haber zonas verdes y equipamientos reservados para servicios sociales y culturales. Este plan, aceptado en 1855 por el ayuntamiento barcelonés, fue luego rechazado por el consistorio de 1859 e impuesto por real decreto ese mismo año.
Finalmente, el denominado Plan Cerdá se aplicó sólo en parte, ya que por afán especulador no se respetaron los espacios que debían destinarse a zonas verdes y servicios y también se vulneró la altura máxima prevista de los edificios. Con todo, el Ensanche barcelonés constituye un modelo de urbanismo racional y su espaciosidad, en particular en los chaflanes, continúa siendo algo fuera de lo común.
Estructura del Plan Cerdá
Sección de una calle del ensanche tal y como figuraba en el proyecto.
Del plano propuesto por Cerdà para la ciudad destacaba una previsión de crecimiento optimista e ilimitada, la ausencia programada de un centro privilegiado, su carácter matemático, geométrico y con una visión científica.Obsesionado por los aspectos higienistas que tanto había estudiado, su estructura aprovecha al máximo la dirección de los vientos para facilitar la oxigenación y la limpieza de la atmósfera.
Además de los aspectos higienistas, a Cerdá le preocupaba la movilidad. Definió una anchura de calles absolutamente inusitada, en parte para huir de la densidad inhumana en que vivía la ciudad, pero también pensando en un futuro motorizado, con unos espacios propios separados de los de convivencia social, que reservaba para las zonas interiores.
Incorporó el trazado de las líneas ferroviarias que tanto le habían influido en su visión de futuro cuando visitó Francia, si bien era consciente de que debían ir soterradas, y se preocupó de que cada barrio tuviese una zona dedicada a edificios públicos.
La solución formal más destacada del proyecto fue la incorporación de la manzana de casas; su forma crucial y absolutamente singular con respecto a otras ciudades europeas viene marcada por su estructura cuadrada de 113,33 metros con unos chaflanes de 45º.
Geometría del Ensanche
Esquema del funcionamiento de los cruces incluido en el Plan Cerdá.
La cuadrícula de Cerdá preveía calles de 20, 30 y 60 metros de anchura. Las manzanas tenían construcciones en sólo dos de sus cuatro lados, lo cual daba una densidad de 800.000 personas. Con el diseño original, el ensanche se habría ocupado totalmente hacia 1900,16 si bien tanto el mismo Cerdá como, posteriormente, algunas acciones especulativas lo densificaron sustancialmente.
Esquema de la luz solar en las manzanas.
Cerdá propuso el «Ensanche ilimitado», una cuadrícula regular e imperturbable a lo largo de todo el trazado urbano. A diferencia de otras propuestas que rompían su ritmo repetitivo para meter espacios verdes o servicios, la propuesta de Cerdá los engloba internamente, cosa que le permite fijar una repetición continua en el plan con la capacidad de alterarlo cuando convenga.
La visión del ingeniero era de crecimiento y modernidad; su genialidad le hace anticiparse a futuros conflictos de circulación urbana, 30 años antes de inventarse el automóvil.
Cerdá despliega el trazado sobre la columna vertebral que supone la Gran Vía. Trabaja con módulos de 10 x 10 manzanas (que Cerdá considera un distrito) y que se corresponden con los cruces principales (plaza de las Glorias Catalanas; plaza de Tetuán; plaza de la Universidad), con una calle más ancha cada cinco (calle de la Marina; la vía Layetana, que atravesaría la ciudad vieja 50 años más tarde; calle de Urgell). Con estas proporciones, así como la resultante de la medida de la manzana, Cerdá consigue ubicar una de las calles anchas que bajan del mar a la montaña a cada banda de la ciudad vieja (calle de Urgell y Paseo de San Juan) con 15 manzanas en el medio.
Excepciones a la regularidad
Proyección del módulo 10 utilizado por Cerdá para el trazado de las vías principales y diagonales; en rojo, antiguos caminos que han sobrevivido a la trama Cerdá.
Hay que mencionar especialmente el diseño del paseo de Gracia y de la rambla de Cataluña donde, con el fin de respetar el antiguo camino deGracia y la vertiente natural de las aguas –de aquí el nombre de rambla–, trazó sólo dos vías consecutivas de anchura especial cuando en realidad, atendiendo al tramado de 113,3 m, tendría que haber tres calles. Además, el paseo de Gracia, con el fin de respetar el antiguo trazado, no es exactamente paralelo al resto de calles, por lo cual las manzanas existentes entre las dos vías mencionadas, si bien son de diseño ortogonal con chaflanes, presentan irregularidades que les dan forma de trapecio.
A todo eso hay que añadir la presencia de algunas vías de carácter especial que no siguen el trazado reticular sino que lo atraviesan en diagonal, como la misma avenida Diagonal, la Meridiana o la del Paralelo, y otras que fueron trazadas respetando la existencia de antiguas vías de comunicación con los pueblos vecinos.
Agustín de Betancourt
Su familia está emparentada con Jean IV de Béthencourt, que participó en la conquista de Canarias y por ello obtuvo el título de señor de las Islas de Canaria. Su padre, Agustín de Bethencourt, fue educado en los negocios de la maquinaria textil y su madre Mara de Castro fue una de las primeras mujeres de Tenerife en publicar un artículo cientfico sobre los tintes
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