Inspiracion Biblia
Enviado por • 2 de Octubre de 2012 • 1.575 Palabras (7 Páginas) • 436 Visitas
LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS
Definición: (del verbo latino inspirare = “respirar en”, “insuflar”). Influjo especial del Espíritu Santo que impulsa (2 P. 1:21) y enseña a los autores bíblicos (1 Co. 2:13), de tal forma que lo que escriben es la autorizada palabra de Dios, con plena cualidad de revelación divina (2 Ti. 3:16).
I. TRASFONDO LINGÜÍSTICO
El concepto metafórico de "soplo divino" tiene en las Escrituras una amplia aplicación. Dios sopló la vida en las narices de Adán (Gn. 2:7) y por su soplo también creó los cielos (Sal. 33 :6). La inspiración del Omnipotente da entendimiento al hombre (Job 32:8 Vul.; cp. Sabiduría 15:11). Una suave brisa o un huracán puede llamarse "el viento de Jehová" (Is. 40:7) o "el soplo del aliento de su nariz" (Éx. 15:8,10; 2 S. 22:16; Sal. 18:15). La regeneración viene por el soplo del Espíritu (Jn. 3:3-8; cp. Ez. 37:5-10), como también el don pentecostal (Hch. 2:2; cp. Jn. 20:22) y toda la vida del pueblo de Dios (Ezq. 11:19; 36:26s.; 37:14; cp. Jer. 31:33ss.; Jn. 6:45; 2 Co. 3:3). En resumen, el "soplar" de Dios se refiere en las Escrituras a su actividad directa y especial, al dar vida y manifestar su poder divino en la naturaleza, en los hombres y en la historia.
II. EXPRESIONES BÍBLICAS QUE AFIRMAN EL ORIGEN DE LAS ESCRITURAS
A. Dios "inspiró" ó "insupló" las Escrituras.
"Toda la Escritura es inspirada por Dios [theópneustos] y útil" (2 Ti. 3:16). Este v. es el único pasaje bíblico que usa el término theópneustos para la inspiración de las Escrituras. La inspiración de los profetas y sus escritos nunca se describe en la Biblia como un "soplar" de Dios sobre ellos, ni hay otros pasajes que aclaran directa y explícitamente el sentido del adjetivo "inspirado" que utiliza 2 Ti. 3:16. Sin embargo, muchos pasajes atribuyen el origen de las Escrituras al Espíritu (pneúma) de Dios que significa también "soplo" y es la raíz de theópneustos. Este hecho, y el uso de theópneustos en 2 Ti. 3:16, han provocado, que el término "inspiración" se use casi exclusivamente con referencia a la producción literaria ("inscripturación") de la Biblia. El trasfondo bíblico del concepto parece sugerir que el término implica que (1) las Escrituras han venido por la operación directa y especial del Espíritu Santo, (2) como inspiradas por el "soplo" que imparte vida, son vivas y vivificadoras (Jn. 5:39; Heb. 4:12; 1 P. 1:25), y (3) como inspiradas y vivas, son dinámicas con el poder de la palabra activa y creadora de Dios (Heb. 4:12b; cp. Ro. 1:16; 1 Co. 1:25). Mediante la regeneración, esta palabra vivificadora crea una nueva humanidad, restaurada a la imagen divina que perdió el primer Adán (Ef. 4:24; Col. 3:10; 1 P. 1:23-25).
Aunque algunas versiones traducen la primera frase de 2 Ti. 3:16 restrictivamente ("toda escritura inspirada es útil"), preponderantes argumentos gramaticales favorecen la construcción predicativa ("toda escritura es inspirada y útil"). Así, el pasaje implica la inspiración plenaria del AT; es decir, toda la Escritura que Timoteo conocía desde su niñez, la cual ha venido por la operación directa y especial de Dios mediante el "soplo" de su Espíritu. No obstante, la expresión de este concepto es breve, casi parentética; el pasaje insiste más bien en la eficacia salvadora y la utilidad práctica del AT (2 Ti. 3:14-17).
B. El Espíritu Santo “llevó" a los autores bíblicos.
"Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana sino, siendo llevados por el Espíritu Santo, santos hombres hablaban de parte de Dios" (2 P. 1:21, original gr.). El adjetivo "llevados" (traducido inexactamente por "inspirados" en RV) viene del verbo griego fero (“llevar”, “traer”) que se aplicaba comúnmente a los impulsos o influjos del Espíritu Santo o de otros espíritus (1 Co. 12:2). En Hch. 2:2 este mismo participio griego describe el "recio viento arrastrador" de Pentecostés, haciendo eco de una expresión en que la LXX alude a un torbellino o remolino violento de agua (Éx. 14:21; Job 17:1; Is. 17:13 LXX). Paralelamente, el "viento huracanado" de Hch. 27:14-17 arrebataba y arrastraba (fero) la nave en que viajaba San Pablo. En todos estos pasajes, resulta claro el sentido del lenguaje figurado en 2 P. 1:21: el adjetivo "llevados" señala claramente la poderosa iniciativa y dirección del Espíritu Santo en la labor de los profetas.
En el AT sólo el falso profeta hablaba por su propia voluntad (Jer. 28:15; 29:9). El profeta verdadero era siempre impulsado por Dios. Los rabinos insistían en esta verdad y consideraban como blasfemia atribuir un solo versículo de las escrituras a la voluntad o sabiduría del autor y no a Dios. En este sentido, aun Caifás, el sumo sacerdote, proclamó inspiradamente el sacrificio de Cristo (Jn. 11:51). Dios llamó a los profetas,
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