Jesucristo (Jesús de Nazaret, Cristo Jesús, Emmanuel)

Jesucristo

(Jesús de Nazaret, Cristo Jesús, Emmanuel)

Su nombre significa: Jesús (salvador) y Cristo (ungido).  

Jesucristo nació en Belén de Judea. La era cristiana comienza con el nacimiento de Jesucristo, aunque por un error descubierto mucho tiempo después, se llama año primero al que debería haber sido año tercero o cuarto. Según las Sagradas Escrituras, en los Evangelios, a través de sus palabras y sus acciones demuestra ser el Hijo unigénito de Dios Padre, engendrado eternamente y la segunda persona de la Santísima Trinidad de Dios, razón por la cual comparte los mismos atributos del Padre y el Espíritu Santo: Omnipotencia, Omnisciencia, Omnipresencia y Omnibenevolencia. Fue el hombre más extraordinario y poderoso que jamás haya existido.

Sus padres adoptivos en la Tierra fueron José, hijo de David, y María, virgen aún, la cual nunca se había llegado a ningún varón antes de tener a Jesús.  Este hecho entonces se lo considera un milagro de parte de la providencia, y cumplimiento de la profecía que el ángel Gabriel, enviado por Dios, le había anunciado.

La patria de Jesucristo fue Palestina, que en el periodo comprendido entre el nacimiento y muerte de Jesús sufrió cambios notables, tanto en extensión como en su forma de gobierno. Cuando Jesucristo nació, Herodes el Grande reinaba sobre Judea, Samaria, Galilea, Idumea, Parea y Transjordania del Norte, con licencia del emperador romano Augusto, porque su reino era tributario del Imperio Romano desde la invasión de Pompeyo, el año 65 a. de JC. Este Herodes fue el que ordenó la matanza de todos los niños de Belén de menos de dos años de edad para hacer desaparecer a Jesucristo como posible competidor suyo al trono de Judea.

Muerto Herodes algunos meses después, tres de sus hijos heredaron su reino: Arquelao reino en Judea, Idumea y Samaria; Herodes Antopas, en Galilea y Perea, y Filipo, en la Transjordania. Arquelao perdió su trono a los nueve años de reinado, y Judea y Samaria, a petición de ellas mismas quedaron anexadas al Imperio Romano en la provincia de Siria. Fueron desde entonces gobernadas por un procurador romano, Poncio Pilatos, el quinto en ocupar este cargo. Condeno a muerte de cruz a Jesucristo. Herodes Antipas, que aun reinaba Galilea, venido entonces a Jerusalén para la Pascua, recibió a Jesucristo preso, enviado por Pilatos, cuando este oyó que el reo era galileo. Palestina quedaba ya reducida propiamente a los tres distritos de Judea, Samaria y Galilea.

Nacimiento

Aunque José y María vivían en Nazaret de Galilea, fueron a empadronarse en Belén, durante el primer empadronamiento ejecutado por Quirino, gobernador de Siria. No hallaron alojamiento apropiado para el estado de María en Belén y se refugiaron en una gruta cercana, donde nació Jesucristo y recibió el homenaje de los pastores avisados por un ángel. Tiempo después llegaron hasta belén unos sabios del oriente para ofrecerle su rendimiento y dones simbólicos: oro, incienso y mirra. Herodes el Grande, de quien ellos averiguaron el paradero del niño, ordenó la matanza de los inocentes cuando aquellos sabios no volvieron a darle cuenta de sus pesquisas. La noche anterior José y María fueron avisados preternaturalmente por Dios y huyeron con el Niño a Egipto. Volvieron a la muerte de Herodes y se radicaron en Nazaret, por temor a Arquelao que reinaba en Judea. Jesucristo creció y vivió en Nazaret hasta los 30 años. Era artesano, como José. Su vida en ese tiempo fue completamente ordinaria. Pero un evento importante ocurrió cuando, a los 12 años, llevado por sus padres a Jerusalén para celebrar las fiestas judías, permaneció en el Templo, sin conocimiento de ellos, durante tres días. Dejando impresionados a los maestros y doctores de la Ley por su gran conocimiento. Cuando sus  padres volvieron por Él, les dio como explicación que debía atender a los intereses de su Padre Celestial.

Inicio de su actividad doctrinal

A los 30 años de edad, cuando Juan el Bautista predicaba el arrepentimiento y la purificación del alma, y precisaba su predicación con un lavatorio simbólico a las orillas del Jordán, Jesucristo acudió humildemente a recibirlo, y se retiro por 40 días a hacer penitencia en el desierto, para empezar el periodo de su predicación pública. En estos días fue tentado en todo por el Diablo (Satanás, enemigo principal de Dios, de la justicia,  según la Sagrada Escritura), al cual Jesús venció con convicción y autoridad, y citándole la Santa Escritura.

Poco a poco reunió a sus primeros discípulos, entre los cuales escogió a sus 12 apóstoles después de una noche de oración. Acompañado de ellos, predico el reino de Dios, principalmente en Galilea y Judea, durante tres años, aproximadamente. Predicaba con sentencias y palabras sencillas, y daba vida y fervor a sus enseñanzas con parábolas llenas de sentido.

El Sermón del Monte

El Sermón de la Montaña o de las Bienaventuranzas contiene la medula de sus enseñanzas: el despego de todos los bienes limitados para poseer los celestiales; mansedumbre, paz, misericordia con el ofensor; consuelo a los que lloran; limpieza de corazón; hambre y sed de justicia; aceptación de persecuciones por causa del bien; castidad perfecta; aun de pensamiento; ilicitud del divorcio; amor a los enemigos; caridad en el juzgar a los demás; sencillez en las afirmaciones; sinceridad en la práctica de la penitencia; la limosna y una nueva forma para la oración a Dios; confianza inquebrantable en la Providencia del Padre celestial, necesidad de las buenas obras…(Mateo V, VI, VII).

Las parábolas de Jesús

Sus parábolas bellísimas están preñadas de sentido y calor humano. Claras como el agua a los principios de su predicación, se van haciendo cada vez más frecuentes y más profundas a medida que crece la malevolencia de los escribas y fariseos que se mezclan a las turbas para criticarlo, combatirlo y sorprenderlo en alguna falsedad que les permita prenderlo, hasta llegar El a no hablar sino en parábolas para impulsar a sus oyentes a averiguar  mas personalmente el significado de ellas. Unas son apenas algo más que comparaciones; las aves del cielo que no tienen graneros, los lirios del campo, la mies que blanquea, la higuera frondosa que anuncia el verano, la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio, el camello y el ojo de una aguja, Tiro y Sidón, etc.

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