Jesus Es La Salvacion
Enviado por ChristianDuran • 20 de Agosto de 2014 • 3.024 Palabras (13 Páginas) • 309 Visitas
Objetivo del tema: Presentar a Jesús, muerto, resucitado y glorificado como la única solución para el mundo y cada individuo. Proclamar que ya fuimos salvados por su Sangre.
A. Síntesis de los dos temas anteriores:
Dios nos ama, pero el pecado nos impide experimentar ese amor. El hombre solo no puede salvarse.
B. —La Buena Noticia
Si el hombre era incapaz de llegar a Dios, Dios vino al hombre. Si nosotros no teníamos las fuerzas necesarias para subir a El, El descendió a nosotros.
Cuando no había esperanza alguna de solución al problema más grave del hombre, entonces brillo una luz en medio de las tinieblas: Dios cumplió su promesa de salvación.
Tanto amó Dios al mundo
Que le envió a su Hijo único;
No para condenar al mundo,
Sino para salvar al mundo: Jn 3,16-17.
Por tanto, si hay una solución para todos y para cada uno: se llama Jesús, cuyo nombre significa: "Yahveh salva". El no solo trae la salvación de Dios. El mismo es la salvación. Es el médico y la medicina al mismo tiempo, es "Dios con nosotros" salvándonos.
a. —Vence a Satanás
Desde el momento mismo en que nuestros primeros padres pecaron, Dios nos prometió la salvación: Le dijo a la serpiente:
Enemistad pondré entre ti y la mujer;
Entre tu linaje y el de ella.
Uno de su linaje te aplastara la cabeza: Gen 3,15.
Jesús, descendiente de la mujer, aplasta la cabeza del enemigo. El Príncipe de este mundo es echado abajo y nada puede contra Jesús. Jesús es el único que ha vencido a Satanás y a su mundo tenebroso.
¡Ánimo!: Yo he vencido al mundo: Jn 16,33.
B. —Salvación del pecado
Jesús es el Cordero de Dios que viene a quitar el pecado del mundo para que podamos vivir en plenitud la vida. Su misi6n no es s6lo quitar los males y sufrimientos de este mundo, sino arrancar la raíz que origina todo este mal: el pecado.
Por nuestro pecado, todos nosotros estábamos enemistados de Dios y teníamos con El una cuenta pendiente que no éramos capaces de saldar.
Nos paso como si habiendo comido en un restaurante, al momento de querer pagar la cuenta, no tuviéramos dinero de tal manera que tendríamos que ir irremediablemente a la cárcel. Pero, en ese instante se acerca el dueño del establecimiento y nos dice: el señor que estaba sentado en la otra mesa lo conoce a usted y ya pag6 toda su cuenta.
Nosotros debíamos a Dios una cuenta por habernos comido el fruto prohibido, y no teniendo con que pagar, debíamos ir al infierno. Pero, Jesús se acercó hasta nosotros, tomó la nota de cargo que había contra nosotros y la clavo en su cruz. El Padre, al ver tanto amor de su Hijo por nosotros, canceló nuestra cuenta. Por tanto, ya estamos en paz con Dios porque ya nada le debemos. Nuestro Dios es el Dios de los perdones: Neh 9,17.
Nosotros que estábamos muertos
A causa de nuestros delitos
(Dios) nos vivificó juntamente con Cristo
Y nos perdonó todos nuestros pecados.
Cancelo la nota de cargo que había contra nosotros...
Y la suprimió clavándola en la cruz: Col 2,13-14.
De esta manera ya ninguna condenación pesa sobre nosotros. Nuestros pecados han sido perdonados gracias a la sangre de Cristo que le pidió a su Padre cuando estaba colgado en la cruz: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen". ¿Acaso el Padre no escuchó esta oración del Hijo de sus complacencias? Nada le puede negar a el.
Por tanto, ya estamos en paz con Dios y nos podemos acercar confiadamente a Él por los méritos de Cristo.
— olvida el pecado:
Dios no solo perdono nuestras culpas y pecados, sino que las olvidó completamente. Cuando Dios perdona, per dona para siempre, es decir, no se vuelve a acordar nunca más de nuestros pecados perdonados. Jesús, enviado del Padre, toma nuestros pecados y el arrojo hasta el fondo del mar. Allí han quedado sepultados para siempre y es imposible volverlos a sacar:
Tú te vuelves a compadecer de nosotros y pisoteas nuestras iniquidades. ¡Tú arrojas hasta el fondo del mar todos nuestros pecados!: Miq 7,19.
Por tanto, ya no hay quien nos acuse frente a Dios. Dios nos había prometido a través del profeta Jeremías que en la Nueva Alianza no solo se apiadaría de nuestras iniquidades, sino que ni se acordaría ya de nuestros pecados: Jer 31,34.
Dios no tiene una lista negra con todos nuestros pecados, la cual nos será mostrada al final de nuestra vida. No. Los pecados perdonados por Dios ya están completamente olvidados por El. Dios solo tiene una cosa mala: mala memoria para nuestros pecados perdonados por la sangre de su Hijo. Jamás nos los recuerda o echa en cara.
Cuando Dios voltea a vernos nos ve perdonados por la Sangre preciosa de su Hijo amado; somos santos e inmaculados en su presencia, ya que la Sangre de Cristo nos purificó de todo pecado y nos ha llevado hasta la perfección Heb 10,14.
— libera del pecado:
La obra de salvación no se limita a quitarnos nuestros pecados. No es como una lavandería que nos lava lo que está manchado pero que luego nosotros lo volvemos a ensuciar. No.
Jesús no solo vino a quitar o perdonar el pecado, sino a liberarnos del pecado, es decir nos capacita para ya no pecar.
El pecado es una esclavitud, una debilidad que arrastra a nuestro cuerpo. Hacemos el mal que no queremos y no somos capaces de hacer el bien que debiéramos; de tal manera que gemimos en ansias de la liberación de esta debilidad que nos encadena: Rom 7,14-25.
Nos pasó como a aquellos matrimonios antiguos, concertados por los padres siendo aun niños los futuros contrayentes: desde que nacimos fuimos desposados con el pecado. El era nuestro amo que mandaba cruelmente sobre nosotros, nos maltrataba, hacia sufrir y nos esclavizaba. Pero un día al ver Jesús 'que no éramos libres tomó ese pecado y lo hizo morir en su cruz, quedando de esa manera nosotros totalmente libres, gracias a Cristo Jesús muerto y resucitado.
Una vez ya liberados de nuestro antiguo marido, cual casta virgen, fuimos desposados en santidad con Cristo Jesús. Desde entonces el pecado ya no señorea sobre nosotros, ya no tenemos por qué obedecerle y hacer lo que nos manda. El pecado ya no tiene ningún poder sobre nosotros ni estamos a su servicio, sino que por amor servimos a Jesús, con quien ahora estamos desposados:
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