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Jesús, el hijo


Enviado por   •  5 de Abril de 2019  •  Resumen  •  7.198 Palabras (29 Páginas)  •  189 Visitas

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Jesús, el hijo.

La identificación cristiana de Jesús como “hijo” o “hijo de Dios “se basa no sólo en la designación de Dios como padre, sino en todo el mensaje y la praxis de Jesús y, en definitiva, en la resurrección comprendida como elevación y constitución en poder y autoridad de Jesús crucificado a la luz de las anticipaciones proféticas.

Tenemos en el Nuevo Testamento, especialmente en los evangelios, tres formas diferentes de presentar la persona y la obra de Jesús:

  1. Kerygmática o de proclamación: esta forma parte de la experiencia reciente del acontecimiento pascual. Confiesa a Cristo resucitado y glorificado después de haber pasado por su pasión y su muerte, refleja la experiencia real y profunda de la comunidad de creyentes.

Este modo de presentar a Jesús aparece en os discursos Kerygmaticos y confesiones en los hechos de los apostales… también en breves confesiones o himnos litúrgicos recogidos por S. Pablo. Finalmente, en las visiones e himnos del apocalipsis.

  1. Catequético- homiletica: esta presentación surge en un segundo momento de la historia de las comunidades, cuando se hace necesario recordar y comunicar a otros (que no han conocido a Cristo o que ni siquiera han oído hablar de él) quien fue Jesús; como se comportó; que hizo; que enseño al pueblo y que exigió de sus seguidores; por que murió.

Esta forma de presentar a Jesús lleva a una confrontación con la propia vida. Aparece que la experiencia de Cristo se tiene en una manera de convivir con los demás como hermanos, entregando la vida a su servicio. Es decir, a Cristo y a su padre se les conoce viviendo como Jesús, siguiendo el camino de su praxis.

Esta es la presentación de los evangelios sinópticos.

  1. Teológica: surge cuando, ante el retraso de la segunda venida de Cristo, se hace necesario formular el significado del acontecimiento salvador para la historia de todos los pueblos y para el destino del universo. Cristo aparece como la palabra (lógos) que se encarna y que, realizada su misión vuelve al Padre. Él es el principio y fin de la historia.

Estas tres formas son complementarias y dinámicas. Cada una de estas lecturas del misterio de Cristo y las tres en su desarrollo y complementación mutua, implican una definición de quien es Jesús, inseparable de la praxis cristiana y de los relatos de su vida. Se trata de un “solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús”. El es el hijo único, que esta en la intimidad del padre, y una sola cosa con el padre.

Para comprender la presentación del misterio trinitario en el Nuevo Testamento y en especial la proclamación de la divinidad de Jesús hay que partir de tres factores históricos:

  1. Las obras y pasión de Jesús
  2. Las apariciones del resucitado
  3. La experiencia de la presencia y acción del espíritu en la Iglesia pospascual

La comunidad primitiva vive centrada en Jesús. Se fundamenta en el y lo venera como resucitado, es decir, como presencia escatológica de Dios.

Poco a poco va precisando su figura y lo coloca, a la luz de Dios, como fuerza salvadora de los hombres.

Se dan diversos enfoques de Jesús en el Nuevo testamento, pero en todos ellos se parte de Jesús de Nazaret, muerto y resucitado.

Por su pascua se convierte en ser “escatológico”, en rostro decisivo y verdadero de los hombres.

Su realidad y su destino se concretan como “presencia de Dios sobre la Tierra, el hijo.

Viniendo del padre, Jesús resucitado es “fuente de vida” para los hombres.

Solo en Jesús podemos descubrir el rostro autentico del padre.

Guiados por el espíritu descubren que Jesús es Dios y lo llaman así. Le dan igualmente otros títulos equivalentes: señor, hijo de Dios, palabra de Dios y otros.

  1. Jesucristo es Dios.

Los judíos creían en un solo Dios y esta misma fue mantenida por los primeros cristianos. Sin embargo, en varios lugares del Nuevo Testamento a Jesús se le presenta como Dios, si bien varios de esos textos hayan dado lugar a discusiones.

Entre esos textos podemos enumerar: Rom 9, 5; Jn 1, 1-2; 18, 20; 28; Tito 2, 13; 2 Pe 1, 1: Hebr 1, 8, en estos textos, a pesar de las discusiones, los argumentos lingüísticos apoyan el punto de vista de que en cada uno uno de ellos Jesucristo es llamado Dios.

  1. Jesucristo es señor.

En el Nuevo Testamento se da el título de Señor, tanto al padre como a Jesucristo.

En la oración, en la predicación y en la confesión doctrinal Jesús fue invocado como Señor. Este articulo tenía la ventaja de su flexibilidad de significado. No podía ofender a un monoteísta de la misma manera que el título de Dios.

Pablo es quien más aplica a Cristo este título. Lo hace especialmente en Doxologías y en plegarias dirigidas a Cristo.

A Cristo se le adjudicaron en el Nuevo Testamento tres funciones divinas: juzgar, crear y salvar.

  1. Jesucristo es la palabra de Dios.

El descubrimiento de Jesús como palabra del padre comienza por la reflexión de las palabras de Jesús. Se comienza, como Pedro, afirmando: “ tu tienes palabras de vida eterna” y se termina proclamando a Cristo como la palabra que “era desde el principio”

El autor de la carta a los hebreos comienza su escrito así: “ de una manera fragmentaria y de muchos modos hablo Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos últimos tiempo nos ha hablado por medio del hijo”

De los palabras de Jesús a Jesús como palabra

El evangelista Juan habla de las palabras de Jesús y de Jesús que habla y enseña.

Cristo aparece como revelador del Padre. En el Dios ha roto su silencio. El habla en nombre del padre. Sus enseñanzas provienen de el.

Las palabras de Jesús aparecen con algunas características:

  1. Revelan al padre y al mismo Jesucristo.
  2. Obran maravillas.
  3. Deben ser guardadas y traen consigo la presencia de Jesús.
  4. Purificación.
  5. Comunican vida.
  6. Proceden del amor del padre y del mismo.
  7. Son irrevocables
  8. Deben ser oídas internamente
  9. Destruyen neutralidades
  10. Jesús las pronuncia con parresía.

Cristo palabra de Dios.

En el prólogo del evangelio de Juan tenemos algunas ideas fundamentales:

  1. Divinidad y trascendencia de la palabra.
  2. Manifestación y acercamiento a los hombres a quienes salva.
  3. Doble actitud del hombre; aceptación mediante la fe; rechazo o incredulidad
  4. Juan Bautista tiene la misión de ser testigo de la palabra hecha carne.

Dada la importancia del concepto logos en la reflexión teológica trinitaria consideramos conveniente ofrecer algunas notas exegéticas al prólogo de Juan. A  través de ellas aparecerá la profundidad de ese texto y su importancia para penetrar el misterio del logos.

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