LA INTERIORIDAD, UNA FORMA DE SALVACIÓN

LA INTERIORIDAD, UNA FORMA DE SALVACIÓN

¿Quién soy yo? Es una pregunta que probablemente todos y todas nos hemos realizado, incluso yo, pues así como ustedes, yo también he pasado días tratando de encontrar solución a esta interrogante, en donde me he cuestionado absolutamente todo de mí.

A medidas del 2020, con todos los problemas y dificultades que había en el mundo, mi estilo de vida cambió abruptamente.

Recuerdo que estaba en tercero de secundaria y mi día a día estaba completamente organizado, como todo era nuevo, no supe manejar la situación. Desde las 7:15 am hasta la 1 pm, estaba en clases, después almorzaba con mi familia, y alrededor de las 2pm empezaba a realizar mis deberes escolares, no culminaba hasta las 6 pm, sin exagerar. Luego de ello, recibía clases con un profesor particular hasta las 9pm, y el poco tiempo libre que tenía lo dedicaba a estar en redes sociales. Así fueron todos los días de ese año, hasta que acabó, no tenía tiempo para nada más, me alejé de mis familiares, mis amigos y mis amigas, y de Dios.

Incluso, empecé a copiar o imitar patrones de vestir, hablar y actuar de otras personas, perdiendo mi identidad propia y única.

Cuando empezó el 2021, noté cambios negativos en mi salud mental, física y espiritual; sin embargo, no le di importancia, porque pensé que era algo pasajero.

En el mes de mayo, inició mi preparación para recibir el sacramento de la Confirmación, en una de las charlas dominicales aprendí sobre la interioridad; dicha palabra no tan conocida, me salvó, porque entendí que llevaba un ritmo de vida muy acelerado, donde me dedicaba a cumplir mis funciones como una máquina, teniendo una pérdida de energía interior, incapaz de vivir en mí misma, abocándome en comunicarme solo con el mundo exterior.

Todos los días trataba de encontrarme, pero no podía, porque frente a la sociedad de la imagen, del ruido, de las prisas y del vacío; la formación de la interioridad se presenta como un gran desafío, puesto que, el consumismo y la superficialidad, nos arrastran a una vida sin sentido y sin brújula.

Por ello, este año comencé a trabajar en mí misma, mediante las siguientes acciones:

• Reconociendo mis emociones, y expresándolas.
• Guardando silencio, que es también una "tienda de encuentro", que me facilita expresar los sentimientos y afectos más hondos de mi alma.
• Acercándome a Dios y practicando la oración silenciosa, que me transporta a un mundo en el que puedo gozar, escuchar y dejar que el espíritu ore en mí.
• Practicando técnicas de relajación, como la respiración profunda, la escritura libre y escuchando mi música favorita.
• Participando en las clases dinámicas del curso de Religión, en el que bailamos, exponemos y creamos proyectos, donde desarrollamos nuestra creatividad e imaginación.

Al final comprendí, que la interioridad se construye por múltiples valores, como la bondad, la gratitud, la responsabilidad, la justicia, la paz, la libertad y la verdad. Cada uno de estos, cumple un papel importante en nuestro actuar y genera efectos que satisfacen todo nuestro ser.

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