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LA SANTIDAD QUE DIOS DEMANDA


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2012  •  1.641 Palabras (7 Páginas)  •  1.087 Visitas

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LA SANTIDAD QUE DIOS DEMANDA

Deuteronomio 6:4-9 »Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. »Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. »Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.

TEXTO PRINCIPAL: Hebreos 12:14: Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Nuestro Dios es Dios santo. Y si queremos conocerlo, tenemos que ser santos también. Y debemos pensar en la santidad que él nos demanda. Este sermón quiero enfocar el concepto de la La Paz que encontramos en este versículo: Seguid la paz con todos.

¿Qué es la paz? Pues, la paz tiene que ver con las relaciones entre nosotros y nuestro prójimo. En el Decálogo, hay cuatro mandamientos que tratan con nuestra relación con Dios, y los seis restantes tratan de nuestra relación con nuestro prójimo. Cuando Jesús resumió la ley, cuando él llevó el Antiguo Testamento entero y lo puso en una declaración concisa, él también miró a estas dos secciones del los diez mandamientos y dijo:

El primero de todos los mandamientos es: Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. El segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.

Entonces cuando Jesús decía como acercarse a Dios, él dijo: Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda. ¿Qué dice esto?

Él dice: Si usted está en un culto de la iglesia, y mientras se sienta allí en la banca, y sigue recordando todas la cosas que las varias personas tienen en contra de usted, levántese, salga del culto, y vaya a aquellas personas a quienes usted le ha hecho cosas malas. ¡Arréglense! Luego, vuelva a la iglesia. Y él dice: Mire, no se siente allí pensando en lo que usted debería o no debería haber hecho, váyase y arréglelo.

Es que, en nuestro camino a Dios, en nuestro camino a la iglesia, en nuestro camino a adorar a Dios, es muy probable que nos encontremos con nuestro prójimo, y tenemos problemas, o causamos problemas, o nos causan problemas. Y Dios nos mira y mide la seriedad de nuestras relaciones interpersonales y los problemas que hay. Y qué tan serios somos en arreglar las diferencias con nuestro prójimo.

En 1a Juan 4:20, Juan dice la misma cosa, aun más fuerte. El dice: Si alguno dice: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

El apóstol Pablo permite algunas excepciones. Y por eso estoy muy agradecido. En Rom. 12:18: dice así, "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

Eso nos ayuda, ¿no es verdad? De vez en cuando encontramos a una persona que simplemente no quiere la paz. No puede llevarse bien con nadie. Y nosotros estamos obligados a llevarnos bien con el pueblo. Debemos hacer lo mejor y asegurarnos de que el problema que existe, no es culpa de nosotros.

Vaya la segunda milla, dé, haga lo mejor posible para tener una relación buena. Pero, cuando se ha hecho todo y la persona todavía no quiere aceptarlo, usted puede dejarlo, andar con una conciencia buena y tranquila que el problema no es de usted. Es que de nadie se espera que vaya más allá de su capacidad. ¿Entendemos?

Podemos hacer lo mejor de nuestra parte y todavía tener gente enojada con nosotros, pero Dios nos aceptará. Tenemos un buen Dios, ¿verdad? Pero tenemos que estar seguros que no es culpa nuestra. Dios no me hace responsable por las acciones incorrectas de otros.

En Harvard, una de las universidades famosas, un astrónomo daba una conferencia sobre La Expansión del Universo. Decía cómo hay galaxias más grandes que la de nosotros, y que se mueven fuera de nosotros y más rápido que la velocidad de luz. Dijo: se están cayendo del extremo del universo. . . . Es increíble pensar en esto. Hay galaxias allí fuera volando y estamos perdiéndolas. En este momento una señora en la audiencia se puso muy molesta y dijo: Oh, profesor, ¿qué vamos a hacer acerca de todas esas galaxias que

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