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LECTIO DIVINO


Enviado por   •  2 de Abril de 2014  •  3.796 Palabras (16 Páginas)  •  812 Visitas

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LECTIO DIVINO

1. - ¿Qué es la Lectio Divina?

La expresión Lectio Divina procede del Latín y significa: “lectura de Dios”, “lectura divina”, y expresa una práctica usada por los monjes pero que poco a poco se va difundiendo entre muchos cristianos: la lectura orante de la Biblia. Se trata de una manera de profundizar en la Escritura, no tanto desde el estudio sino desde la oración, para llegar a un encuentro personal “de tu a tu” con Dios.

Es una forma de entrar en conversación (o diálogo) con Dios, quien nos habla a través de la Palabra, y nosotros le respondemos. Decía San Jerónimo que “desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”, por eso estamos invitados a conocer a Dios a través de sus palabras, de su Palabra. No es un “método de relajación” o de “evasión”. Por lo tanto, para practicarla, hemos de tener claros algunos principios fundamentales:

- Verdaderamente Dios nos habla a través de la Biblia.

- Dios habla a través de toda la Biblia, cada pasaje debe leerse dentro del conjunto de toda la Biblia, no debemos sacarlos de su contexto.

- La Lectio supone que el que lee la Biblia tiene fe, leemos la Biblia desde nuestra fe en Jesucristo, vivo en medio de nosotros.

- La lectura individual es imprescindible para hacer una lectura comunitaria. Se busca el crecimiento personal, leer juntos tiene como fin enriquecernos mutuamente.

Más que un método, la Lectio Divina es un “camino” ya que no se trata de una técnica como si habláramos de una receta. Decimos que se trata de un camino porque cada uno lo realiza vivencialmente. El camino y la meta son Cristo mismo, y por él vamos ascendiendo hasta Dios. A medida que avanzamos, pasamos por cuatro fases, que son cuatro actitudes básicas del creyente que desea seguir a Cristo conociendo su palabra (lectura), aprendiendo a vivir como Él vivió (meditación), suplicando fuerza y luz para sus pasos (oración) y trabajando por la venida del Reino de Dios al mundo (contemplación).

2. - ¿Cuál es el camino que sigue la Lectio?

Fue un monje cartujo del S. XII, llamado Guigo, quien nos describió este proceso con estas palabras: “cierto día, durante el trabajo, al reflexionar sobre la actividad del espíritu humano, de repente se presentó a mi mente la escalera de los cuatro peldaños espirituales: la lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Esa es la escalera por la cual los monjes suben hasta el cielo. Es cierto, la escalera tiene pocos peldaños, pero es de una altura tan inmensa y tan increíble que, al tiempo que su extremo inferior se apoya en la tierra, la parte superior penetra en las nubes e investiga los secretos del cielo”.

Por eso, se presenta esta lectura como una escalera de cuatro peldaños: Lectio (lectura), Meditatio (meditación), Oratio (oración) y Contemplatio (contemplación), cuatro pasos, que son la estructura del método:

CONTEMPLACIÓN

ORACIÓN

MEDITACIÓN

LECTURA

En este proceso cada paso nace del anterior. Cierto que cuando uno está empezando a practicarlo, se sube cada peldaño de forma consciente, pero a medida que el orante se familiariza con este método, se va realizando el proceso automáticamente pasando de uno a otro como el día sucede a la noche: de forma gradual.

Pero antes que nada, cuando se va a dedicar un rato a hacer Lectio Divina, hay que buscar un espacio con el adecuado silencio que facilite la oración, un lugar donde uno pueda estar ese rato cómodo, y sabiendo que se dispone del tiempo suficiente para poder llevar a cabo todo el proceso. Es fundamental ese primer momento para que haya una “ruptura” con el ritmo de la vida ordinaria de modo que se pueda estar a la escucha de la Palabra, este esfuerzo por “desconectar” es, a veces, lo más costoso. Entre las disposiciones del lector-orante debe haber: fe y apertura al Espíritu, pureza de corazón, docilidad, espíritu de oración, conversión continua, comunión con la Iglesia. Al comienzo, pues, pedimos el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que descendió sobre los apóstoles, haciendo posible su comprensión y aceptación de Jesús (Jn 16,13). Él viene sobre nosotros para que la Palabra sea engendradora de vida y verdad.

3. - Los cuatro pasos.

Lectio – lectura: ¿qué dice el texto?

La Biblia no es un libro anticuado e insignificante para nuestra vida, sino actual y significativo. Tiene mucho que decirnos sobre nosotros mismos, sobre el mundo y sobre el momento histórico que vivimos. Pero para descubrir la unión entre esa Palabra, escrita hace siglos, y nosotros, hemos de leer de forma constante y continua, perseverante y diaria la Biblia, hasta familiarizarnos con ella.

La lectura busca la dulzura de Dios, y como es el punto de partida, debe hacerse con atención y respeto. Es mejor comenzar con pasajes de la Escritura que ya conozcamos porque existe el riesgo de dejarnos llevar por la curiosidad (que a veces puede ser una forma de pereza) y emplear la mayor parte del tiempo en leer, envés de orar. Una vez escogido el texto, se trata de leer y releer el texto, identificando los personajes y la acción, preguntándose por el contexto y los destinatarios, para averiguar qué es lo que el autor quiso decir. Una ayuda puede ser ir marcando con lápiz las palabras o frases que quiero destacar (Por ejemplo: Interrogación: duda. Subrayado: algo importante. Exclamación: punto para la meditación. Asterisco: tema para la oración. Palabra al margen: Compromiso. Etc.) No se trata de un estudio en profundidad, pero si es bueno hacerse alguna de las siguientes preguntas:

¿Es un relato, un poema, una enseñanza, etc.? ¿Dónde se sitúa el pasaje bíblico: época, lugar, motivo, etc.? ¿A quienes les escribió el autor? ¿Qué nos dice sobre Dios? ¿Nos habla algo acerca del mundo de entonces, o de la historia, o de las personas? Etc. Se trata de conocer lo que dice ese pasaje bíblico, no de lo que yo pienso o de lo que me han comentado. Es decir: ¿Qué dice el texto en su contexto?

No hay una norma fija para saber cuando se pasa al siguiente momento, la meditación, pero cuando ya se ha dedicado un rato suficiente para tener una idea clara del texto y sintamos el deseo de saborear el pasaje, debemos hacerlo.

Meditatio – meditación: ¿qué me dice a mí?

Por la meditación se penetra en el fruto que la letra nos ha mostrado, nos ayuda a descubrir el sentido que el Espíritu quiere comunicar hoy al creyente, a la Iglesia, a través de los diversos pasajes de la Biblia. Lo fundamental sería llegar a comprender “¿Cuál es el mensaje que este pasaje tiene para mí? ¿o para nosotros?

Esto se realiza “rumiando”,

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