La Ciudad De Dios
Enviado por maveze • 4 de Octubre de 2012 • 1.813 Palabras (8 Páginas) • 688 Visitas
LIBRO 1
Increpa a los paganos, que imputaban a la religión cristiana, que prohíbe el culto de los dioses, las calamidades del orbe, en especial el reciente asolamiento de Roma por los godos. Trata de las gracias y desgracias que son comunes a los buenos y a los malos. Por fin, refrena la procacidad de los que impugnaban el pudor de las doncellas cristianas, violado por la soldadesca.
PROLOGO
MOTIVO Y PLAN DE LA PRESENTE OBRA.
He tomado por mi cuenta, contra aquellos que anteponen sus dioses a su fundador, la defensa de la gloriosísima Ciudad de Dios, que ahora espera por la paciencia, hasta que la justicia se convierta en juicio para alcanzar la victoria final y la paz perfecta. Sé muy bien que es menesteroso intimar a los soberbios la excelencia de la humildad, con la cual la alteza que es don de la divina gracia trasciende todo. El rey y fundador de la ciudad de dios declaro a su pueblo en las escrituras: Dios resiste a los soberbios y a los humildes da su gracia. Esto que solo Dios lo hace lo pretenden hacer los paganos cuando dicen: “perdonad a los paganos y abatir a los soberbios”.
Por esto se dice que la ciudad terrena en su afán de dominar, es a su vez dominada por su culto a la lujuria.
CAPITULO I
DE LOS ADVERSARIOS DEL NOMBRE DE CRISTO, A QUIENES EN EL ASOLAMIENTO DE LA URBE LOS BARBAROS PERDONARON POR REVERENCIA A CRISTO.
De la ciudad terrena proceden los enemigos de la ciudad de Dios. Unos llegan a ser buenos ciudadanos de la terrena pero otros son ingratos con su redentor, ellos no pueden hoy en día hablar mal de Dios porque cuando huían del hierro hostil lo invocaban, ¿acaso no son enemigos de cristo aquellos romanos a quienes los barbaros por respeto a cristo, perdonaron la vida? Testigos son las iglesias que en los disturbios los acogieron y salvaron la vida, hasta allí llegaron los barbaros, pero los respetaron. Allí vinieron muchos que se salvaron y que ahora difaman a Cristo achacándole los males de la ciudad. Sin embargo el beneficio de perdonarles la vida, no se le reconoce a Cristo, cuando deberían atribuir los trabajos y durezas a la divina providencia, que suele corregir las depravadas costumbres de los hombres y que además es causante de la vida justa y loable de los mortales, para, o llevarla a una mejor vida o dejarla en la tierra para otros fines. La misericordia mostrada por los barbaros al respetarles la vida cuando se encontraban en iglesias o en lugares dedicados a Dios debieran atribuírsela a Cristo. Deberían agradecer a Dios para huir de las penas del fuego eterno. Porque de los que se burlan de los siervos de Dios hay muchos que no se hubieran salvado si no hubieran fingido ser siervos también.
CAPITULO II
QUE EN NINGUN TIEMPO SE HICIERON GUERRAS EN LAS QUE LOS VENCEDORES PERDONASEN A LOS VENCIDOS POR REVERENCIA A LOS DIOSES DE LOS VENCIDOS.
Revisen las guerras acaecidas antes o después de la fundación de Roma y digan en cuál de estas habían los vencedores perdonado a los vencidos por refugiarse en los templos de sus dioses. Relata como en la guerra de Troya no respetaron los templos y así las esperanzas de sus ciudadanos se desvanecieron. Troya al perder a su diosa minerva es vencida porque no era la imagen la que protegía a los hombres sino los hombres la que protegían la imagen.
CAPITULO III
IMPRUDENCIA GRANDE DE LOS ROMANOS EN CREER QUE LOS DIOSES PENATES QUE NO PUDIERON GUARDAR A TROYA LES HABIAN DE SER UTILES.
Los romanos aún se ufanan de haber ofrecido el cuidado de la ciudad a aquellos dioses. Se ofenden con nosotros por decir tales cosas de esos dioses, pero no con los que escribieron sobre esos dioses, a quienes les tuvieron que pagar salario público para poder entenderlos. Virgilio “que escribe lo que a los niños desde los 6 años se les enseña” introduce a Juno, enemiga de los Troyanos “se halla ahora navegando por el mar tirreno una flota; son hombres de una raza que es mi enemiga. Troyanos que se proponen trasladar a Italia sus penates vencidos”.
Virgilio dice que los dioses aun vencidos fueron confiados a un hombre, para ser salvados, en vez de ser al revés. No era el placer de mentir lo que hacía a los poetas escribir de los dioses de esa forma, la verdad los obligaba a hacerlo.
Ahora tratare de explicar lo que me había propuesto decir de los hombres ingratos, que imputan a Cristo, los males que padecieron justamente por sus depravadas costumbres. Ni se dignan prestar atención a que se les perdono por amor a Cristo.
CAPITULO IV
EL ASILO DE JUNO EN TROYA NO LIBRÓ DE LOS GRIEGOS A NADIE. EN CAMBIO, LAS BASILICAS DE LOS APOSTOLES AMPARARON DEL FUROR DE LOS BARBAROS A TODOS LOS QUE SE ACOGIERON A ELLAS.
Troya no pudo defender en sus templos a sus ciudadanos de la espada griega. Usaban el templo a Juno no para proteger a los Troyanos sino para hacerlos prisioneros, para guardar los tesoros ganados y repartirlos, para hacerlos presa de sus enemigos dominadores, en ultimas para perder la libertad, mientras que en Roma las basílicas fueron usadas para todo lo contrario.
CAPITULO V
SENTENCIA DE CESAR SOBRE EL COMÚN ESTILO DE LOS ENEMIGOS DESTRUCTORES DE LAS CIUDADES VENCIDAS.
El historiador salustio, amante de la verdad, escribió lo que Cesar
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