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La Cuaresma


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  904 Palabras (4 Páginas)  •  180 Visitas

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Definición de la Cuaresma

La Cuaresma tiene una duración de cuarenta días, que va desde el miércoles de ceniza (la ceremonia en la que se impone ceniza en la frente de todos los fieles como signo de penitencia) inclusive hasta la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. También cabe decir que la liturgia considera el Viernes Santo (el aniversario de la crucifixión de Cristo; la liturgia del Viernes Santo se compone de tres partes diferentes: lecturas y oraciones, incluyendo la lectura de la Pasión según san Juan, la veneración de la cruz, y una comunión general), Sábado Santo y Domingo de resurrección.

A lo largo del tiempo

La Cuaresma no surgió desde el principio tal y como la conocemos hoy, sino que ha tenido una gestación de siglos y siempre referida a la celebración pascual. Al principio, la Cuaresma iba desde el Primer Domingo de Cuaresma al Jueves Santo, pero a raíz de una reforma litúrgica, se descontaron los domingos por considerarlos pascuales y no penitenciales. Para "cuadrar", se añadió a la cuaresma los días que van del Miércoles de Ceniza hasta el Primer Domingo de Cuaresma.

Reflexión y Prácticas

La Cuaresma es tiempo de "conversión", en el que los cristianos buscamos que se opere ese cambio en nosotros.

Conversión es cambio de mentalidad, de dirección. La conversión quiere que nuestra mentalidad mundana, lejana del Evangelio, se convierta en mentalidad cristiana. Que nuestros caminos de pecado se dirijan ahora por los caminos de la gracia y llevemos una vida según el Espíritu. Que donde reinaba el egoísmo, cerrando las puertas a Dios y al prójimo, surja el amor que nos abra a Dios y a los hermanos. En resumen: un cambio, una nueva dirección de vida.

A este proceso de conversión, en este tiempo nos ayudan las prácticas penitenciales que son importantísimas.

El ayuno, la abstinencia, la limosna y la confesión, son prácticas penitenciales por excelencia en este tiempo. Las realizamos muchas veces con superficialidad por no haber entendido o profundizado en su sentido auténtico:

El ayuno que propone la Iglesia está lejos de ser algo fácil, o como tantas veces, se vea reducido a renunciar a una comida observando el peso y sus onzas. Eso sería malinterpretar el sentido del ayuno que debe contribuir a que se opere un cambio en toda la persona. Más que de comidas debemos hoy ayunar del hombre viejo, del pecado, de "nuestros caminos". Ya que el ayuno principal es la lucha contra el pecado en nosotros mismos. Es inútil privarnos de comida y no privarnos de nuestro deseo de venganza y odio.

La abstinencia, nos habla del sacrificio, de privarnos de algo con miras a acrecentar el control personal. Nos recuerda que existen muchas cosas no necesarias, incluso a nuestra salud. Que conviene analizar a la hora de plantearnos cual será nuestra renuncia.

Entendiendo estos sacrificios como

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