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La Existencia De Dios


Enviado por   •  1 de Agosto de 2012  •  7.098 Palabras (29 Páginas)  •  1.252 Visitas

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. LA EXISTENCIA DE DIOS

1. Su existencia afirmada

En ninguna parte tratan las Sagradas Escrituras de demostrar la existencia de Dios mediante pruebas metódicas o convencionales. Se la asume como prueba evidente, como creencia natural para el hombre. En ninguna parte las Sagradas Escrituras enuncian una serie de pruebas de su existencia como condición preliminar para la fe. Declaran el hecho y piden al hombre que se embarque en una aventura de fe.

"Es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay," Hebreos 11:6 constituye el punto inicial de la Biblia en lo que respecta a los tratos del hombre con Dios.

La Biblia realmente habla de hombres que dicen en su corazón que no hay Dios, empero son "necios," en otras palabras, prácticamente impíos, que desalojan a Dios de sus pensamientos porque le desechan de sus vidas. Pertenecen al eLv.ado número de ateos prácticos, es decir, aquellos que viven y hablan como si no hubiera Dios. Exceden en mucho al número de los ateos teóricos, es decir, aquellos que afirman aferrarse a la creencia intelectual que Dios no existe. Se ha señalado que la declaración de "no hay Dios," no implica que Dios no existe, sino que no se inmiscuye o interviene en los asuntos del mundo. Al considerar a Dios ausente, el hombre se "corRm.pe" y procede con abominación. Salmo 14. Dice el doctor A. B. Davidson:

No se trata de demostrar la existencia de Dios, porque en todas partes en la Biblia Dios se enuncia como conocido. Parece que no existe pasaje alguno en el Antiguo Testamento que indique que el hombre alcance el conocimiento de la existencia de Dios por medio de la naturaleza o de los acontecimientos de la providencia, aunque hay algunos pasajes que insinúan o implican que las falsas ideas de lo que es Dios pueden corregirse por la observación de la naturaleza y la vida... En las páginas del Antiguo Testamento se piensa tan poco de discutir o demostrar que Dios puede ser conocido, como de discutir que existe. ¿Cómo podían los hombres pensar de discutir que Dios podía ser conocido, cuando estaban persuadidos que le conocían, cuando su fuero interno y su mente estaban impregnados de pensamientos del Señor, y cuando sabían que el Espíritu de Dios los inspiraba, los iluminaba y les guiaba toda la historia?

La idea de que el hombre llega a conocer a Dios, o alcanza comunión con él por medio de sus propios esfuerzos es completamente extraña al Antiguo Testamento. Dios habla, Ap.arece; el hombre escucha y contempla. Dios se acerca al hombre; acuerda un pHch.o o inicia relaciones especiales con el hombre; le da mandamientos. El hombre le recibe cuando él se acerca: acepta la voluntad de Dios y obedece a sus preceptos. Stg.ás se presenta a Moisés o a los profetas en Hch.itud pensante, reflexionando sobre el Invisible y llegando a conclusiones con respecta a él, o ascendiendo a concepciones eLv.adas de la Divinidad. El Invisible se manifiesta a sí mismo ante ellos, y ellos lo saben.

Cuando un hombre dice: "Conozco al presidente," no quiere decir que "sabe que el presidente existe," puesto que esto se da por sentado en la declaración. De igual manera los escritores bíblicos nos dicen que conocen a Dios, y esa declaración lLv.a implícita la existencia de Dios.

2. Su existencia demostrada

Si las Escrituras no nos ofrecen una demostración razonada de la existencia de Dios, ¿por qué lo intentamos nosotros? Lo hacemos por las razones siguientes:

Primera, para convencer a los que buscan sinceramente a Dios, es decir, a personas cuya fe ha sido oscurecida por alguna dificultad, y que dicen: "Quiero creer en Dios; demuéstreme que es razonable creer." Empero ninguna cantidad de pruebas convencerá a esa persona que, deseando vivir en el pecado y de manera egoísta expresa: "Lo desafío a que me demuestre que Dios existe." Después de todo, la fe es asunto moral antes que intelectual; si una persona no está dispuesta a pagar el precio, evadirá toda clase de evidencia. Lucas 16:31.

Segunda, para fortalecer la fe de aquellos que ya creen. Estudian las pruebas no para creer, sino porque creen. Esta fe es tan valiosa para ellos que reciben con regocijo cualquier cosa que la aumente o enriquece.

Finalmente, con el objeto de enriquecer nuestro conocimiento de la naturaleza de Dios, ¿pues existe acaso objeto mayor de estudio y meditación que él?

¿En dónde encontramos evidencia de la existencia de Dios? En la creación, la naturaleza del hombre y la historia humana. De estas tres esferas deducimos las cinco evidencias o pruebas de la existencia de Dios.

El universo debe tener una Causa primera o Creador. Se trata éste del argumento cosmológico, palabra que se deriva del vocablo cosmos, que significa mundo.

El diseño evidente en el universo indica que debe existir una mente Suprema. Se trata éste del argumento teleológico, palabra derivada del vocablo teleos, cuyo significado es diseño o propósito.

La naturaleza del hombre con sus impulsos y aspiraciones indica la existencia de un Gobernante personal. Se trata éste del argumento antropológico, de un vocablo griego, anthropos, que significa hombre.

La historia humana nos proporciona evidencia de una Providencia que todo lo dirige. Se trata éste del argumento histórico.

La creencia es universal. Argumento basado en el consenso unánime.

a. Argumento basado en la creación.

La razón nos dice que el universo debe de haber tenido un comienzo. Todo efecto debe de tener una causa adecuada. El universo es un efecto y por lo tanto debe tener una causa. Consideremos el tamaño del universo. Oigamos lo que nos dice el señor Jorge W. Grey: "El universo según lo imaginamos o concebimos, es un sistema de miles de millones de nebulosas. Cada nebulosa o constelación está formada de miles de millones de estrellas. Hacia el borde de una de estas nebulosas - la Vía Láctea -hay un astro de tamaño mediano y temperatura moderada, que se está poniendo aMr.illo de vejez, nuestro sol." ¡Y pensar que el volumen del sol es más de un millón de veces mayor que el de nuestra pequeña tierra! El mismo escritor continúa diciendo: "El sol avanza vertiginosamente hacia uno de los bordes de la Vía Láctea a un pRm.edio de unos 20 kilómetros por segundo, seguido en su órbita por la tierra y todos los demás planetas, y al mismo tiempo todo el sistema solar se desplaza en un arco gigantesco a la velocidad de más de trescientos kilómetros por segundo, en circunstancias que la nebulosa misma gira cual

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