La Mafia Y El Vaticano
Enviado por aebiatan • 8 de Abril de 2013 • 1.970 Palabras (8 Páginas) • 1.118 Visitas
LA MAFIA Y EL VATICANO
EL ASESINATO DE ROBERTO CALVI
Nunca se sabrá quién mató a Roberto Calvi, el banquero de Dios. Recicló dinero de la Mafia, financió las operaciones anticomunistas del Vaticano en Polonia y América Latina, se asoció con la logia masónica P2 y promocionó con grandes sumas el irresistible ascenso político del socialista Bettino Craxi. Sabía demasiado.
El 5 de junio de 1982, Calvi envió una carta desesperada a Juan Pablo II en la que garantizaba al Papa que no revelaría nada de lo que había hecho 'en interés de la Iglesia'. También le ofrecía 'importantes documentos'. La carta no tuvo respuesta. El cadáver de Calvi fue hallado colgado del puente londinense de Blackfriars, sobre el río Támesis, dos semanas después, el 18 de junio de 1982.
La Policía británica cerró el caso como suicidio, pero lo reabrió años más tarde y dictaminó que fue un asesinato. Un tribunal romano absolvió, por falta de pruebas concluyentes, a cuatro acusados de participar en el crimen. El caso no está cerrado, porque los fiscales, probablemente, apelarán.
Gelli, el presunto autor intelectual
Hay, además, otro proceso en marcha, en el que figura, como presunto autor intelectual del asesinato, el fundador de la Logia P2, Licio Gelli. Pero los principales protagonistas de la época han fallecido y todo aparece cada vez más oscuro. La muerte de Calvi está destinada a ser uno de los grandes misterios del siglo XX.
Roberto Calvi (Milán, 1920) ingresó a los 27 años en el Banco Ambrosiano, fundado en 1896 por el eclesiástico Giuseppe Tovini y controlado durante décadas por el Arzobispado de Milán. El Ambrosiano ya era una entidad privada, pero seguía siendo conocido como 'el banco de los curas'. Calvi desempeñó un papel relevante en la internacionalización del Ambrosiano con la constitución de filiales en paraísos fiscales como Bahamas, accedió a la dirección general en 1971 y lo convirtió en el mayor banco privado italiano.
Relación del Papa con banquero de la mafia
Uno de los motivos de la rápida expansión del Ambrosiano fue la relación de Calvi con Michele Sindona (Messina, 1920), el banquero de la Mafia. Sindona tenía abiertas las puertas del Vaticano gracias a su condición de asesor oficioso del papa Pablo VI en cuestiones económicas (aún no eran públicas sus conexiones mafiosas) y trató de crear con Calvi algo parecido a un frente bancario católico, capaz de rivalizar con la banca público-laica. Calvi y Sindona se distanciaron poco después. Para entonces, Calvi contaba ya con un nuevo aliado: el arzobispo Paul Marcinkus (Chicago, 1922), director del Instituto de Obras de la Religión (IOR), el banco del Vaticano.
El IOR, fundado como Comisión para las Causas Pías por León XIII, en 1887, se había convertido en un banco importante y muy especial por dos circunstancias históricas. La primera ocurrió en 1929, cuando los Pactos Lateranenses garantizaron la soberanía pontificia sobre unas pocas hectáreas alrededor de la basílica de San Pedro, e indemnizaron a la Santa Sede por la pérdida de los antiguos Estados Papales.
Dinero de Dios usado sin escrúpulos
El dinero de la indemnización proporcionó una enorme liquidez al IOR, que empezó a invertir sin demasiados escrúpulos (financió, por ejemplo, la mayor parte de la munición empleada por las tropas de Mussolini en sus campañas africanas). La segunda circunstancia fue una ley italiana de 1962 que impuso a la Iglesia católica cargas fiscales sobre los rendimientos accionariales. El IOR reaccionó desplazando al extranjero la mayor parte de sus actividades.
Paul Marcinkus llegó a Roma en 1950 para estudiar Derecho Canónico. Hizo rápidamente amistades en la Curia, muy especialmente la del arzobispo Montini, secretario de Estado, que le acogió en la sección inglesa de su departamento. Pocos años después de convertirse en Papa, Montini encomendó a Marcinkus la organización de sus viajes (en uno de ellos, en Manila, Marcinkus evitó con grandes reflejos que el Pontífice fuera apuñalado por un demente), le nombró obispo en 1968 y en 1971 le asignó la dirección del IOR.
Sin ascos para dinero de crimen organizado
El obispo Marcinkus y el banquero Calvi establecieron una relación estrechísima. Calvi se acostumbró a asesorar a Marcinkus y a cubrir las pérdidas en que incurría regularmente: al director del IOR no le gustaba invertir, sino jugar en Bolsa. Ninguno de los dos hacía ascos al reciclaje de dinero mafioso a través de su red bancaria internacional. Les protegía Licio Gelli, un personaje singular e influyentísimo.
Gelli era gran maestre de la Logia P2, una organización semiclandestina convertida casi en un Estado paralelo, cuyo objetivo final era la implantación de un régimen autoritario en Italia. La P2 gozaba de crédito ilimitado en el Ambrosiano. También recibía del banco millones a fondo perdido un dirigente socialista, Bettino Craxi, que se convirtió en los años ochenta en la figura hegemónica de la política italiana.
Muerte de Juan Pablo I: ¿qué había descubierto?
El brevísimo papado de Albino Luciani, Juan Pablo I, fue un mal momento para la pareja Calvi-Marcinkus. Luciani, como ex patriarca de Venecia, sabía cómo funcionaban las cosas en el banco vaticano. Quizá como Papa descubrió algunos detalles especialmente alarmantes.
Su inesperada muerte, y el hecho de que no se le practicara la autopsia al cadáver, suscitó enormes especulaciones. Se habló de asesinato, y Marcinkus fue de inmediato el principal de los sospechosos. Libros como En nombre de Dios, de David Yallop, y ficciones como la película El Padrino III abonaron la tesis de la conspiración homicida.
La llegada al papado de un polaco, Karol Wojtyla, cambió radicalmente la situación.
Juan Pablo II estaba muy vinculado al Opus Dei, una organización religiosa en situación precaria (Pablo VI detestaba al Opus y no había querido concederle una posición autónoma en la jerarquía eclesial) pero económicamente
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