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La justicia, la misericordia y la restauración de Dios.


Enviado por   •  30 de Mayo de 2016  •  Ensayo  •  1.841 Palabras (8 Páginas)  •  263 Visitas

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La justicia , la misericordia y la restauracion de Dios

“Aun ahora —declara el Señor—volved a mí de todo corazón,
con ayuno, llanto y lamento. Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al Señor vuestro Dios, porque El es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal.”
 Joel 2: 12,13 LBLA.

Dios a sus hijos los ama, pero cuando hay desobediencia o pecados también los disciplina. El propósito de la disciplina es captar la atención de la persona y llamarla al arrepentimiento. Pero es fundamental entender que solo cuando hay humildad y un verdadero arrepentimiento de corazón, la misericordia de Dios actúa en nuestras vidas. El castigo de Dios proviene del amor y tiene como fin la corrección para que nuestras vidas sean restauradas por completo.

El libro de Joel, a pesar que es un libro de tan solo 3 capítulos, no es el libro de la Biblia que mas se predique o mencione en la iglesia, pero realmente contiene todo lo que un cristiano debe entender acerca de la justicia, el pecado, el amor,  la misericordia y la restauración de Dios.

Joel, del hebreo Yoel, significa “Jehová es Dios”.  Este profeta era hijo de un hombre llamado Petuel.  Es posible que procediera del reino del sur, de Judá, ya que su predicación se concentra sobre Judá y Jerusalén. Se desconoce el tiempo de su ministerio,  sus escritos no hacen referencia. Pero se supone que sea uno de los primeros profetas menores. 

En el tiempo de Joel el pueblo había estado viviendo en un engaño con el estilo de vida que llevaba, creyendo que estaban en paz con su Dios, aunque, la idolatría  y los malos hábitos de este pueblo hicieron que Dios desate una invasión de langostas que no dejo vegetación viva. En proverbios 20:7 vemos como se compara esta plaga a un ejercito: “las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en perfecta formación”. Nada quedó luego de esta plaga  y luego le siguió una gravísima sequía, que los dejó  sin agua ni alimentos. Los habitantes se quedaron sin tierras, fueron esparcidos y peor aún, algunos incluso vendidos como esclavos. La situación social era  de por demás grave, una desolación total. 

El versículo 12  del primer capitulo de Joel lo resume todo: “La alegría de la humanidad se secó.”

La alegría no es sólo un sentimiento, sino que es una condición. Alegría es saber que Dios está en control, tener esperanza confiando en El, descansando en sus brazos, incluso en tiempos difíciles.  Es posible tener alegría incluso en momentos de  “sequías” si estamos en Dios. Los israelitas habían puesto su “alegría” en otras cosas. Y nuestro Dios es un Dios celoso, El quiere exclusiva atención y foco, por lo tanto remueve esas cosas que están por delante de Él.  La pérdida de la alegría en nuestras vidas es generalmente el resultado de amar demasiado otras cosas por delante de Dios. Y es aun peor hacer que tenemos alegrías para aparentar tener una vida que no tenemos. Cristo quiere que nosotros seamos sanados de nuestras heridas emocionales, de los traumas del pasado, de los recuerdos que nos atormentan, de las experiencias que nos victimizaron y que han creado en nosotros un pozo de tristeza. Día tras día, mes tras mes y hasta años vamos añadiendo tristeza, amargura, desolación a nuestra vida. Y el diablo astuto como es añade situaciones que nos alejan de Dios y de su propósito. Nosotros seguimos para adelante con una vida “cristiana” sin ser sanados y restaurados verdaderamente. Dios no quiere ese tipo de cristianos. Nos pegamos a una religiosidad falsa, demostramos exteriormente algo que por dentro no tenemos. Así, pasan los años y siguiendo en esa postura, pecando,  Dios se aleja de nosotros.  

 Ésta es la justicia de Dios. Éste es el Dios que nos da lo que merecemos. Gálatas 6:7 dice: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.”

No pienso que Dios disfruta enviando castigo. En el capitulo 1 de Joel versículos 6 y 7 casi se puede oír el dolor de Dios en esas palabras. Dios dijo, "este ejército ha invadido MI tierra, ha sentado perder MI vid, y arruinó MI higuera." es decir, el castigo afectó a Dios también. El ejército de langostas no solo devoró la tierra de Israel; sino devoró a SU tierra. Dios no disfruta el castigo. Dios no desea hacer caer su juicio. A Él le duele disciplinarnos.

Cuando nosotros creemos que estamos haciendo su voluntad, pero tenemos  pegados tantos pecados a nuestra vida, Dios se entristece en ver que no se cumple su voluntad de El en nosotros, por todo lo que tenemos pegado del pasado a nuestra vida.  Todo padre se entristece al ver que su hijo no cumple. Y quizás se aleja tristemente esperando que ese hijo vuelva. Si un padre no corrige, no ama a ese hijo.

 Pero dentro de la justicia de Dios esta su bondad, su sabiduría, su soberanía, etc. La justicia de Dios es remunerativa. Esto se refiere al hecho de que Dios premia y recompensa según las condiciones y promesas que El mismo ha puesto.  La otra cara de esta justicia es el ser retributiva. Esto tiene que ver con los castigos que Dios impone como resultado del pecado. Pero, a pesar de que la ley de siembra y cosecha es real también hay otra ley. Es la del favor inmerecido. La justicia es fundamental para nuestra salvación. Somos salvos porque Dios es Justo. Habiendo castigado a su hijo por nuestros pecados, no nos castigará a nosotros por ellos. Dios no anula la justicia, hacerlo sería dejar de ser Dios. La justicia divina es el atributo por el cual Dios se mantiene como Dios.  Para los que no están en Jesucristo, a los que no están unidos a Él por la fe, a éstos sí los castigará por sus pecados. Y la forma definitiva de este castigo es el infierno.  Hay quienes lo ven como un juez implacable y que tiene pocos deseos de mostrar misericordia, pero Dios llama al arrepentimiento. Dios advierte antes de juzgar. Recordemos el versículo 13 de este libro de Joel: “porque El es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal”.

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