La naturaleza de la penitencia
Enviado por nena9512 • 1 de Diciembre de 2014 • Tutorial • 1.963 Palabras (8 Páginas) • 273 Visitas
Capítulo 1
AMOR SUPREMO
"¡Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios!" "(1 S. Juan 3: 1) Tal amor es incomparable. ¡Hijos del Rey celestial! ¡Promesa preciosa! ¡Tema para la más profunda meditación! Dios ha unido nuestros corazones a él con pruebas innumerables en los cielos y en la tierra. Mediante las cosas de la naturaleza y los más profundos y tiernos lazos que el corazón humano pueda conocer en la tierra, ha procurado revelársenos. Con todo, estas cosas sólo representan imperfectamente su amor. Aunque se habían dado todas estas pruebas evidentes, el enemigo del bien cegó el entendimiento de los hombres, para que éstos mirasen a Dios con temor, para que lo considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los hombres a concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia inexorable, como un juez severo, un duro, estricto acreedor. Pintó al Creador como un ser que está velando con ojo celoso por discernir los errores y faltas de los hombres, para visitarlos con juicios. Por esto vino Jesús a vivir entre los hombres, para disipar esa densa sombra, revelando al mundo el amor infinito de Dios.
Capítulo II
LA MÁS URGENTE NECESIDAD DEL HOMBRE
Es imposible que escapemos por nosotros mismos del abismo del pecado en que estamos sumidos. La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano todos tienen su propia esfera, pero para esto no tienen ningún poder. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón. Debe haber un poder que obre en el interior, una vida nueva de lo alto, antes de que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo. La idea de que solamente es necesario desarrollar lo bueno que existe en el hombre por naturaleza, es un engaño fatal. "El hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque le son insensatez; ni las puede conocer, por cuanto se disciernen espiritualmente" " (1 Corintios 2: 14).
Capítulo III
UN PODER MISTERIOSO QUE CONVENCE
Hay muchos que no entienden la naturaleza verdadera del arrepentimiento. Gran número de personas se entristecen por haber pecado y aun se reforman exteriormente, porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos. Pero esto no es arrepentimiento en el sentido bíblico. La oración de David después de su caída es una ilustración de la naturaleza del verdadero dolor por el pecado. Su arrepentimiento era sincero y profundo. No hizo ningún esfuerzo por atenuar su crimen; ningún deseo de escapar del juicio que lo amenazaba inspiró su oración. David veía la enormidad de su transgresión; veía las manchas de su alma; aborrecía su pecado.
"¡Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado!”¡Bienaventurado el hombre a quien Jehová no atribuye la iniquidad, cuyo espíritu no hay engaño!" (Salmo 32: 1, 2)
Efectuar un arrepentimiento como éste, está más allá del alcance de nuestro propio poder; se obtiene solamente de Cristo, quien ascendió a lo alto y ha dado dones a los hombres.
Capítulo IV
PARA OBTENER LA PAZ INTERIOR
Confesad vuestros pecados a Dios, quien sólo puede perdonarlos, y vuestras faltas unos a otros. Si has dado motivo de ofensa a tu amigo o vecino, debes reconocer tu falta, y es su deber perdonarte libremente. Debes entonces buscar el perdón de Dios, porque el hermano a quien s ofendido pertenece a Dios y al perjudicarlo has pecado contra su Creador y Redentor. Dios no acepta la confesión sin sincero arrepentimiento y reforma. Debe haber un cambio decidido en la vida; toda cosa que sea ofensiva a Dios debe dejarse. Esto será el resultado de una verdadera tristeza por el pecado. Se nos presenta claramente la obra que tenemos que hacer de nuestra parte: "¡Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer lo malo; aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo; socorred al oprimido; mantened el derecho del huérfano defended la causa de la viuda!" "(Isaías 1: 16, 17)
Capítulo V
LA CONSAGRACIÓN
Al consagrarnos a Dios, debemos necesariamente abandonar todo aquello que nos separe de él. Por esto dice el Salvador: "Así, pues, cada uno de vosotros que no renuncia a todo cuanto posee, no puede ser mi discípulo" "(S. Lucas 14: 33)". “Debemos dejar todo lo que aleje el corazón de Dios. Los tesoros son el ídolo de muchos. El amor al dinero y el deseo de las riquezas son la cadena de oro que los tienen sujetos a Satanás. Otros adoran la reputación y los honores del mundo. Una vida de comodidad egoísta, libre de responsabilidad, es el ídolo de otros. Más deben romperse estos lazos de servidumbre. Desear ser bondadosos y santos es rectísimo; pero si sólo llegáis hasta allí de nada os valdrá. Muchos se perderán esperando y deseando ser cristianos. No llegan al punto de dar su voluntad a Dios. No eligen ser cristianos ahora.
Capítulo VI
MARAVILLAS OBRADAS POR LA FE
Lo que necesitáis es paz: el perdón, la paz y el amor del cielo en el alma. No se los puede comprar con dinero, la inteligencia no los puede obtener, la sabiduría no los puede alcanzar; nunca podéis esperar conseguirlos por vuestro propio esfuerzo. Más Dios os lo ofrece como un don. No esperes sentir que estás sano, mas di: "Lo creo; así es, no porque lo sienta, sino porque Dios lo ha prometido". Alejad la sospecha de que las promesas de Dios no son para vosotros. Son para todo pecador arrepentido. Él está esperándolos para cambiarles los vestidos sucios y corrompidos del pecado por las vestiduras blancas de la justicia; les da vida y no perecerán. Alzad la vista los que vaciláis y tembláis; porque Jesús vive para interceder por nosotros. Agradeced a Dios por el don de su Hijo amado y pedid que no haya muerto en vano por vosotros. Su Espíritu os invita hoy.
Capítulo VII
CÓMO LOGRAR
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