Las razones para servir a Jehová
Enviado por LAGU • 29 de Enero de 2013 • Trabajo • 675 Palabras (3 Páginas) • 494 Visitas
Otra razón para servir a Jehová la encontramos en las palabras que el caudillo israelita Josué dirigió al pueblo de Dios poco antes de morir: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes”. ¿Por qué pudo decir eso? (Jos. 23:14.)
De niño, cuando vivía en Egipto, Josué tuvo que haberse enterado de que Jehová había prometido a los israelitas que tendrían su propia tierra (Gén. 12:7; 50:24, 25; Éxo. 3:8). Ya de adulto, vio cómo Jehová empezó a cumplir aquella promesa enviando las diez plagas contra Egipto y obligando al obstinado faraón a dejar que Israel se marchara. Josué estuvo entre los israelitas que cruzaron el mar Rojo y vio cómo las aguas se tragaban al faraón y su ejército. Durante un largo viaje por el desierto de Sinaí, un “desierto grande e inspirador de temor”, Josué vio que Jehová proporcionó a los israelitas todo lo necesario: ni uno solo de ellos murió de hambre o de sed (Deu. 8:3-5, 14-16; Jos. 24:5-7). Cuando llegó el momento para conquistar a las poderosas naciones cananeas y tomar posesión de la Tierra Prometida, Josué también fue testigo presencial de que el Dios a quien los israelitas adoraban los estaba apoyando (Jos. 10:14, 42).
Josué sabía que Jehová había cumplido sus promesas. Por eso declaró: “En cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). ¿Y tú, joven? Cuando piensas en las promesas que el Dios verdadero ya ha cumplido y en las que cumplirá, ¿sientes el deseo de servirle, al igual que Josué?
¿Por qué estamos seguros de que Dios nunca nos decepcionará? Analicemos el versículo 14 del capítulo 23 del libro que escribió Josué, un hombre que confiaba plenamente en Jehová.
Josué fue el sucesor (la persona siguiente en ocupar su o ese lugar) de Moisés como caudillo (jefe de una comunidad) de Israel. Para cuando contaba casi 110 años, este siervo de Dios había presenciado muchos de los milagros que Jehová realizó a favor de los israelitas, como cuando los liberó unos sesenta años antes en el mar Rojo. Hacia el final de su vida reunió “a todo Israel, a sus ancianos y sus cabezas y sus jueces y sus oficiales” para despedirse de ellos (Josué 23:2). Sus palabras evidenciaron que no solo poseía una amplia experiencia en la vida, sino que además dedicaba tiempo a meditar con fe.
Durante su exposición dijo: “Hoy me voy por el camino de toda la tierra”, expresión que equivalía a decir: “Me queda poco tiempo de vida”. Seguramente había pasado muchas horas reflexionando en su pasado y, antes de morir, quiso pronunciar un discurso de despedida ante la nación. ¿Qué les diría?
“Ni una sola [...] de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes.” Está claro que
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