Lectura Reflesiva

En esta lectura el “sembrador” representa a todas aquellas personas que buscan enseñarnos, educarnos y prepararnos en nuestra vida (padres, educadores, amigos) y las semillas son los conocimientos que nos dan para que aprendamos las cuales pueden dar frutos si caen en “buena tierra”, es decir si los aprendemos y lo utilizamos en nuestra vida, pero si las enseñanzas no las tomamos en cuenta, las olvidamos o solo las tomamos en cuenta por un rato y luego las desechamos, entonces se secarán, ahogaran o devoraran todas estas enseñanzas y conocimientos.

Creo que la mayor reflexión de esta lectura es que si tenemos la oportunidad de aprender y de que nos enseñen, para que el conocimiento sirva y de frutos debemos aprenderlas y ponerlas en práctica, así podemos construir a futuro grandes éxitos y evitar morir en la ignorancia.

El que siembra recoge, independientemente de las circunstancias que afrontan nuestras vidas, la buena actitud con la que la afrontas pudiera ser la clave del éxito, Lo que haces de buena voluntad sin esperar recibir nada a cambio pero haciéndolo de corazón será seguramente reconocido y al mismo tiempo recompensado. Debemos prepararnos física, mental y principalmente espiritualmente para obtener una buena cosecha de logros y éxitos, los cuales produzcan frutos no solo para nuestro propio gozo sino para el de otros. La Palabra de Dios es luz que ilumina nuestros caminos en la oscuridad y tinieblas que a veces puede traer la vida, pero no solo es una lámpara a nuestros pasos, la base está en la obediencia de los conocimientos y sabiduría que proporciona a nuestros días.

Pienso que mi vida debe ser como la semilla que cae en buena tierra para dar mucho fruto es necesario vivir su palabra, especialmente donde los otros fallaron cuando hay conflictos. Vivir la palabra es obedecer, esperar siempre en Dios independiente de cuales sean las condiciones que este viviendo.

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