Los Frutos Del Espiritu Santo
Enviado por albertoa55 • 25 de Septiembre de 2013 • 2.608 Palabras (11 Páginas) • 557 Visitas
Los Frutos del Espiritu Santo
La vida cristiana, consiste en vivir según el Espíritu que Cristo Jesús nos envió desde el Padre.
Este Espíritu, es quien realiza en nosotros todas las cosas. El nos da la gracia que santifica, nos perdona, nos libera, nos da sus siete dones, infunde en nosotros las virtudes teologales y las cardinales, nos da diversos Carismas para el bien de la comunidad, nos reúne en un solo Pueblo, nos hace compartir los bienes y tener un mismo corazón. Es el amor de Dios derramado en nuestros corazones y de todas sus muchas acciones y manifestaciones hay unas que son las más exquisitas de todas: Los llamados frutos del Espí¬ritu Santo.
l. ¿Qué son los frutos de Espíritu Santo?
Cuando la persona corresponde a la vida del Espíritu en ella, produce actos de exquisita virtud, que pueden compa¬rarse a los frutos de un árbol. "No todos los actos que proceden de la gracia de Dios en nosotros tienen razón de frutos, sino únicamente los más sazonados y exquisitos, que lle¬van consigo cierta suavidad y dulzura" (P. Antonio Rayo Marín, O.P.).
Una buena expresión que ayuda a entender de modo generar los frutos del Espíritu en nosotros, es esta de Santo Tomas: Son frutos del Espíritu Santo todos aquellos actos virtuosos en los que el alma halla consolación espiritual". Así, la paciencia para poner un ejemplo, es un fruto del Espíritu Santo, cuando la persona cristiana sabe llevar las contrariedades y la lucha de esta vida sin quejarse, y al vivir esas situaciones las está viviendo con consolación espiritual. De esta mane¬ra, su actitud frente a las situaciones difíciles indica la "paciencia" y la con¬solación espiritual que le acompaña, nos dice que ella nace de la acción del Espíritu Santo.
Otro camino que nos puede ayudar a comprender los frutos del Espíritu es compararlos con los frutos contrarios:
Los frutos de la carne van acompa¬ñados de profunda desolación espiri¬tual. La carta a los Gálatas Cap. 5, 16-26, que los trata y enumera algunos de ellos dice que ellos "mantienen odios, discordias y celos" y los que los viven "se enojan fácilmente, causan rivalida¬des, divisiones y partidismos".
En el aprendizaje y en el descubrimiento de los frutos del Espíritu Santo en nosotros, nada puede suplir la ob¬servación de lo que pasa en nosotros y someterlo a discernimiento.
Observemos los actos, las accio¬nes, las actitudes, las palabras nues¬tras, y si van acompañadas de consola¬ción, de dulzura y de suavidad; mues¬tran ya el carácter de frutos del Espíritu en nuestras vidas. Es un aprendizaje y un descubrimiento que se hace poco a poco, pero si se persevera en la obser¬vación y el discernimiento, da resulta¬dos muy positivos, ya que uno buscará crecer en aquellos frutos que ha des¬cubierto que no tiene todavía. Este aprendizaje, descu¬brimiento, observación y discernimien¬to vale no sólo por los frutos, sino tam¬bién para otras acciones del Espíritu Santo como las virtudes, los dones, los carismas u otras gracias personales.
ll. ¿-Cuántos son frutos del Espíritu Santo?
San Pablo, en su carta a los Gálatas nos da una lista de nueve. Pero, como sabemos, ninguna de estas listas es completa. El Apóstol en ese lugar enumera aquellos que considera nece¬sarios en ese momento para su enseñanza. Pero no quiere decir en modo alguno que ese es el número comple¬to. Es por eso, que nunca un texto de la Escritura nos da la enseñanza comple¬ta que Dios quiere revelar. Necesita ser completada.
En la Catequesis, la Iglesia nos ofrece una lista de doce, en la que están los nueve que cita San Pablo en los Gálatas (caridad, gozo, paz, benig¬nidad, bondad, longanimidad, manse¬dumbre, fe, continencia) y otros tres más (paciencia, modestia y castidad).
Pero tampoco esta lista es completa. Tenemos estos doce como buen re¬sumen para un estudio. Lo importante es recordar la definición que nos da Santo Tomás y que podemos extenderla a otros actos distintos de estos doce y que son también frutos: "Son frutos del Espíritu Santo todos aquellos actos virtuosos en los que el alma halla consolación espiritual”. Sin embargo, para un mejor aprendizaje y crecimiento nuestro es conveniente detenerse a estudiar, me¬ditar y orar sobre esos doce, porque nos capacita para el discernimiento de todos los demás.
En cuanto a la manera de hablar, es bueno también tener en cuenta esto: Se habla de "fruto" y dé "frutos". Así, Pablo habla del "fruto del Espíri¬tu". De esa manera indica que aunque en la práctica son muchos los frutos, sin embargo todos tienen un origen común, un mismo sello: el Espíritu Santo. Por eso se puede hablar del "fruto del Espíritu" o de "los frutos del Espíritu Santo" según se mire o bien, la fuente común de donde proceden o bien la variedad de manifestaciones del mismo y único Espíritu.
III. Breve explicación de cada uno de los doce frutos
El fruto del Espíritu es:
1. Caridad o amor: Es evidente el amor de Dios derramado por el Espíritu en el creyente, pero manifestado como amor al prójimo. Ve en todo hombre su hermano, más aún, llega a ver a Cristo en su prójimo; se entrega a su servicio hasta la donación de su propia vida: vive, en una palabra, todas las caracte¬rísticas del amor (1 Corintios 13) pero en relación con el prójimo.
2. Alegría o gozo: Es el gusto, de¬leite y fruición profunda y espiritual, que nace de la conciencia que se tiene de la amistad con Dios. Cuando este fruto se manifiesta la persona es alegre y optimista".
"Parece como si irradiara un res¬plandor interior que le hace ser notado en cualquier reunión. Cuando el está presente, parece como si el sol brillara un poco más de luz, la gente sonríe con más facilidad, habla con mayor deli¬cadeza". (p. Leo J. Trese).
3. Paz: Como el gozo, también este fruto se basa en la conciencia que se tiene de la amistad de Dios. Encierra la idea de perfección y plenitud. Es la persona serena, tranquila. Se dice de él que tiene una "personalidad equili¬brada". En medio de las preocupacio¬nes conserva la calma profunda. Es un tipo ecuánime, en quien se confía fá¬cilmente y a quien se acude en las cosas de emergencia, difíciles y de conflicto. La paz no es otra cosa que la tranquilidad del orden y ese orden empieza poniendo a Dios siempre en primer lugar.
4. Paciencia: Como fruto del Espí¬ritu, por la paciencia la persona acepta hasta el heroísmo los sufrimientos y males. No son para ella una carga Insoportable, sino que los asimila de una manera positiva y los maneja de tal manera que no son destructivos ni para ellas ni para los que lo rodean, sino que los usa como instrumentos para la construcción
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