Los Sabios No Nacen, Se Hacen

LOS SABIOS NO NACEN, SE HACEN

Cuando escuchamos o leemos la expresión “los sabios no nacen, se hacen”, nos da a entender que las personas no nacemos con una gran sabiduría automáticamente, sino más bien la adquirimos con el transcurrir de los tiempos. Pues sí, eso es muy cierto, los seres humanos nunca hemos nacido siendo sabios, nos volvemos sabios a medida en que crecemos, estudiamos, aprendemos de nuestras experiencias y optamos por alcanzar todos nuestros ideales.

En su defecto, muchas personas hoy día aún creen que los seres humanos nacen dotados de sabiduría, opinión que discrepa con el siguiente proverbio bíblico citado: “el sabio escucha y absorbe más instrucción” (proverbios 1:5) el cual nos permite aclarar que los seres humanos requerimos de disciplina y de ser instruidos, sin dejar por fuera el esfuerzo personal y la motivación que nos impulsa a alcanzar tal ideal; además, implica ejercitar y reprogramar nuestra mente, pues conocemos un dicho popular entre nosotros “la mente tiene poder”, el cual, al compararlo con el pensamiento filosófico de Platón “todos los objetos y estructuras de nuestro mundo, no son más que el reflejo de lo que pensamos” nos da a entender que se requiere del esfuerzo de nuestras facultades mentales para lograr lo que queremos. En efecto, esto nos sirve de gran estímulo para enfocarnos en todas las metas que anhelamos alcanzar, empeñando todo nuestro esfuerzo y dedicación, sin permitir que la inminente presencia de adversidades y las limitaciones manifestadas por la sociedad, la familia e inclusive por nuestro propio paradigma, se conviertan en un obstáculo que nos impida ser personas sabias. En armonía con este ideal, el rey salomón por inspiración divina nos exhorta mediante este consejo “adquiere sabiduría adquiere entendimiento”, porque “cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento mismo se haga agradable a tu mismísima alma, la capacidad de pensar misma te vigilara, el discernimiento mismo te salvaguardara”. (Proverbios 2:10,11; 4:5).

Es importante señalar que la gente sabia cultiva hábitos de lectura y disciplina a fin de formarse integralmente en todos los campos de la vida: en lo físico, en lo intelectual, en lo emocional, en lo ético, en lo moral y en lo espiritual, lo cual los convierte en personas respetables y en algunos casos famosas, siendo estos en un ejemplo de vida que deberíamos imitar y que, lastimosamente la realidad es otra. Las personas en vez de preocuparse por estudiar y construir sus proyectos de vida, viven con la preocupación y la ambición hacia el dinero, hacia las diversiones estrepitosas momentáneas, generando en la sociedad desordenes de personalidad, libertinaje e ignorancia en cuanto a la comprensión e importancia de lo que significa ser instruido y llegar a la condición de sabio, para enfrentar la realidad de una manera más objetiva y responsable.

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