Milagros De Jesus
Enviado por Greyvis • 12 de Junio de 2012 • 1.489 Palabras (6 Páginas) • 2.792 Visitas
JESÚS Y LOS MILAGROS
Los cuatro evangelios registran 35 episodios en que Jesús obro por milagros. Los milagros no pueden separarse de su historia ni pueden ser negados sin afirmar que los escritores del nuevo testamento son completamente indignos de confianza. Más de la mitad relata tiene que ver con curación de enfermedades. Otra categoría es expulsar demonios de personas que sufren desórdenes mentales y físicos. En una tercera categoría podemos ver a Cristo resucitando a los muertos, de esto sólo podemos ver tres casos, sin mencionar la resurrección de Él mismo. Las otras historias cuentan de su poder sobre la naturaleza, la multiplicación de los panes y los peces, el caminar sobre el mar, el callar la tormenta entre otros. (Se hizo hombre Pablo Hoff Pág. 83)
Escogí 2 categorías en este ensayo para explicar lo que nuestro Señor podía hacer mediante sus milagros y las enseñanzas que nos daba cada uno a través de las sanidades y liberaciones que hizo en su estadía en la tierra.
1. MILAGRO DEL SIERVO DEL CENTURIÓN (Lucas 7:1-10, Mateo 8:5-13)
Por medio de los milagros realizados por El Señor, podemos conocer el corazón de Jesús, nos enseña su interés por las personas con necesidades, en especial por aquellas a las que podía accesar por medio de enfermedades, dolencias o padecimientos. Cuando nos acercamos a Jesús, no podemos olvidar que el poder es de Él, la actitud de ruego del Centurión nos muestra esto.
1.1 Humildad del Centurión
Los centuriones eran oficiales romanos al mando de grupos de 100 soldados, representaban una figura importante, aun para los judíos ya que este les había construido una sinagoga. Este hombre presento una actitud noble para con su siervo al enviar alguno de los ancianos judíos para que ellos le hablaran a Jesús a que intercedieran por su siervo (Lucas 7:3), preocupado por el bienestar del mismo, acto que lo hace un gran hombre.
Una vez que Jesús es abordado por los ancianos y acude al llamado, podemos observar la actitud que toma el Centurión que sin importar ser romano, tener a su orden tropas e incluso construir una sinagoga, adopta una condición de humildad frente a la autoridad de Jesús, reconociendo que no era digno de estar ante la presencia de nuestro Señor (Lucas 7:6).
1.2 Fe del Centurión
Al oír el Centurión hablar de Jesús, no dudo en mandar a los ancianos y pedirle que sanara a su siervo al cual amaba mucho. En Lucas 7:8 encontramos el punto central de la fe del mismo, cuando reconoce que así como el tenia autoridad sobre sus soldados y también era hombre puesto bajo autoridad, dándole cualquier orden a sus soldados ellos cumplirían. Expresando con eso, que la autoridad de Él era aún más siendo el Hijo de Dios.
En su corazón él sabía que Jesús podía salvar a su siervo, el reconoció que tan solo con Jesús decir que la enfermedad se iría, esta se iba a ser sanada, reconocía que la autoridad de Jesús no tenía límites y que se extendía sobre todo el cielo y la tierra, sin importar que Jesús no fuera a su casa y lo tocara como había hecho en otros milagros, solo con decir las palabras su siervo sería sano. Su fe fue la que hizo que su siervo fuera curado, tanto así que nuestro Señor lo reconoce al decir que ni aun en Jerusalén ha hallado tanta fe. Solo la oración de fe salvara al enfermo (Santiago 5:15).
1.3 Disposición de Jesús
Al presentarse los ancianos judíos enviados por el Centurión ante Jesús, Él no se niega a ayudarles y a acudir ante su presencia (Lucas 7:6), posiblemente fuera tenido otras cosas que hacer, pero no se negó al llamado de este hombre. Muestra la humildad que tiene y su disposición para atender y escuchar suplicas de cada persona. Jesús sabia cuáles eran las intenciones del Centurión, es por ello que atendió su llamado y contesto su suplica. Dándonos a entender que así como Nuestro Señor no se negó a las suplicas de este hombre y estuvo dispuesto al llamado que le hizo el mismo, así estará dispuesto para cada persona, esperando que acudamos a Él y pidamos con fe sin dudar nada (Santiago 1:6), nuestras necesidades existentes y las suplirá.
1.4 Enseñanza
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