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Mitos Y Leyendas


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  1.445 Palabras (6 Páginas)  •  615 Visitas

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Xaratanga, la Diosa de la Luna. Mito purépecha.

Entre los antiguos purépecha, asentados hacia el Occidente de México, existía una diosa llamada Xaratanga, Xaracua o Xaratangua, “la que brilla o alumbra”. Era la Diosa de la Luna, adorada en Jarácuaro, que precisamente significa “el lugar donde está la luna” o “lugar donde se adora a la diosa Xaracua”. En esta población se dice que un cacique sacrificó ochocientos cautivos españoles, para obtener el favor bélico de la diosa, durante una de tantas batallas contra los invasores.

Xaratanga fue la deidad de la vida y la muerte - por lo cual solíasele representar con dos corazones-, la Madre Creadora y Terrenal, a cuyo vientre acudían los seres humanos al morir. Representó mucho tiempo a las diosas matriarcales; pero, posteriormente, fue destronada por la diosa lunar Coyolxauhqui.

Gracias a Xaratanga, las plantas germinaban, y los animales y los hombres nacían. Xaratanga vivía hacia el Oriente, junto a las fuentes termales de Araró, de las cuales formaba nubes que se iban hacia el Cielo para luego poder regar la Tierra con sus aguas emanadas de sus hinchados vientres. En los cultos dedicados a ella, se ejecutaba la danza de Los Huehues, Los Viejos, y se le ofrecían frutos, codornices, patos, y gran cantidad de plata el cual era su símbolo, pues se pensaba que este bello metal constituía una secreción lunar de Xaratanga. Se la asociaba con el jaguar. Como otras diosas lunares mesoamericanas, se la relacionaba con el amor, el sexo y el pulque. Además, fue la diosa de la gestación y del tejido, pues gracias a ella las mujeres purépecha aprendieron a tejer. Esta bella diosa que murió al dar a luz, llevaba un bello vestido blanco resplandeciente, la cara pintada de amarillo, y sus cabellos entrelazados con guirnaldas de pescados, chile, frijoles y maíz. Fue tan importante nuestra diosa que tenía el honor de presidir el religioso y sagrado Juego de Pelota purépecha.

Fuente: http://www.mitos-mexicanos.com

El murciélago

Cuenta la leyenda que el murciélago una vez fue el ave más bella de la Creación.

El murciélago al principio era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así como mariposa desnuda).

Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó bajar de nuevo a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Y así lo hizo el murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y demás colores.

Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de plumas que envolvían su cuerpo.

Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándolas orgulloso a todos los pájaros, que paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia. Una vez, como un eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza.

Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más ofensivo para con las aves.

Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado, sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no llegar a ser dueño de una décima parte de su belleza.

Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al principio.

Durante todo el día llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murciélago ha permanecido desnudo, retirándose a vivir en cuevas y olvidando su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdió.

Los Primeros Dioses

(Mito de la Época Prehispánica)

Los mas antiguos mexicanos creían en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl. El mayor nació todo colorado y lo llamaron Tlantlauhqui. El segundo nació negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcóatl.

El mas pequeño nació sin carne, con los puros huesos, y así permaneció durante seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli.

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