Mitos Y Leyendas
Enviado por draon • 10 de Enero de 2014 • 5.831 Palabras (24 Páginas) • 319 Visitas
Leyendas gregas
Había una vez un monstruo con figura de mujer, llamado Medusa. Que vivía en lo alto de una roca, junto al mar. Sus cabellos eran serpientes vivas, y todos aquellos que la miraban quedaba convertidos en piedra. Muchos habían intentado matarla, y muchos habían perecido en el intento. Habían tantas estatuas de piedra alrededor del peñasco donde vivía la medusa… Un joven llamado Perseo decidió acabar con ella. Sus amigos querían disuadirlo.
- Ya saber lo que ha pasado con todos los que quisieron luchar contra ella le decían.
Pero él contestaba:
- Yo tengo mis planes.
Perseo subió hasta la roca, y cuando apareció el horrible monstruo, en vez de mirarlo y empujar la espada, sacó un espejo. La Medusa al verse en él, quedó convertida inmediatamente en estatua de piedra. Desde entonces los marineros contaban la hazaña de Perseo cada vez que sus naves pasaba junto a la roca de la Medusa.
Existen varias versiones acerca de la afrenta que ocasionó que la esposa de Minos, Pasífae, tuviera la necesidad de unirse al toro de Creta. La versión más extendida dice que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón apoyo para suceder al rey Asterión de Creta frente a sus hermanos Radamantis y Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre.Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro que Minos guardó para sí.
El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no pudiera escapar. Dédalo entonces construyó el laberinto, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado
A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica donde quedó campeón. El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas. La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses a ofrecer un tributo a Creta. Así, una de las condiciones emergentes era entregar a siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro. Existen dos versiones conocidas acerca de la frecuencia de este tributo. Según una historia, las catorce vírgenes eran enviadas anualmente; en cambio, otra versión dice que los siete muchachos y siete doncellas eran llevados cada nueve años. Los catorce jóvenes eran internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días hasta encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento.
Años después de impuesto el castigo a los atenienses, Teseo, hijo de Egeo, se dispuso a matar al Minotauro y así liberar a su patria de Minos y su condena. Se cuentan dos cosas acerca de cómo llegó Teseo a introducirse en el laberinto de Creta. Unos dicen que después de ayudar a Egeo contra los Palántidas, Teseo se enteró del sacrificio de los jóvenes y decidió él mismo ser parte de la ofrenda para enfrentarse a la bestia. Otra narración dice que era el propio Minos quien elegía a los jóvenes que servirían de alimento al Minotauro, y, enterado del aprecio que sentía Egeo por Teseo, quiso que éste fuera devorado en el laberinto. Era la tercera vez que catorce jóvenes atenienses, siete muchachos y siete muchachas, iban a ser sacrificados en favor de la bestia antropófaga cuando Teseo llegó a Creta, 27 años después de iniciado el terror del Minotauro.
Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos. Teseo conoció entonces a Ariadna, hija del rey, quien se enamoró de él. La princesa rogó a Teseo que se abstuviera de luchar con el Minotauro, pues eso le llevaría a una muerte segura, pero Teseo la convenció de que él podía vencerlo. Ariadna, viendo la valentía del joven, se dispuso a ayudarlo, e ideó un plan que ayudara a Teseo a encontrar la salida del laberinto en caso de que derrotara a la bestia. En realidad ese plan fué solicitado por parte de Ariadna a Dédalo quien se las habia ingeniado para construir el laberinto de tal manera que la única salida era usar un ovillo de hilo que Ariadna le entregó para que, una vez que haya ingresado en el laberinto, ate un cabo de dicho ovillo a la entrada, y a medida que penetrara en el laberinto el hilo le mostraría el camino que iba recorriendo para que, una vez que haya matado al Minotauro, lo enrolle y asi encuentre el camino hacia la salida.
Hace mucho tiempo en una región llamada Nemea, existió un león muy feroz. Otros animales huían al verle, y todos los habitantes de los alrededores estaban asustados: creían que ese terrible león había bajado de la luna y que era inmortal. Lo cierto era que ante el temor de todos, la fiera hacía cada vez más destrozos.
También por aquellos lugares vivía Hércules, un gigante notable por su enorme, quien, al enterarse de los estragos realizados por el león, se dirigió al bosque en su búsqueda.
Después de mucho caminar logró verlo, y ocultándose para no ser descubierto por la bestia, le disparó una flecha. Grande fue su sorpresa al ver que rebotaban en la durísima piel del león, y mas creció su asombro al descubrir que los mismo sucedía con las demás flechas que le disparaban.
El león, ya furiosos, se lanzo sobre Hércules, pero éste le dio un golpe tan terrible con su famosa maza, que el animal cayo al suelo aturdido, y antes de que pudiera levantarse lo cogió entre sus brazos y comenzó a apretarle el cuello hasta que los ahorco.
Cuando fue a quitarle al piel, se dio cuenta de que no podía atravesarla con su espada y tuvo que arrancarla con las mismas garras de la fiera y al ver que la piel de aquel león era tan dura se hizo con ella, una vez curtida, una
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