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Mitos Y Leyendas

Maozzz7 de Marzo de 2014

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Mitos

LOS PRIMEROS DIOSES

Los más antiguos mexicanos creían en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl.

El mayor nació todo colorado y lo llamaron Tlatlauhqui. El segundo nació negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcóatl.

El más pequeño nació sin carne, con los puros huesos, y así permaneció durante seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron un dios principal por ser el dios de la guerra.

Según nuestros antepasados, después de seiscientos años de su nacimiento, estos cuatros dioses se reunieron para determinar lo que debían hacer.

Acordaron crear el fuego y medio sol. Pero como estaba incompleto no relumbraba mucho. Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A ella también le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maíz para que con ellos pudiera adivinar y curar.

De este hombre y de esta mujer nacieron los maceguales, que fueron la gente trabajadora del pueblo.

Los dioses también hicieron los días y los repartieron en dieciocho meses de veinte días cada uno. De ese modo el año tenía trescientos sesenta días.

Después de los días formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida a un caimán y de él hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la tierra las lluvias buenas y las malas.

Y así fue como dicen que los dioses hicieron la vida.

LA FRESA

Cuentan las personas mayores de la región con gusto y fascinación de cómo es que fue creada la fresa.

Hace muchos siglos habitaban la tierra un gran número de dioses, junto a ellos vivían muchos sirvientes que los atendían.

Todos los dioses eran buenos con sus sirvientes a excepción de uno que los trataba muy mal, en especial a un sirviente.

Un día, el dios malo, furioso le reclamó al sirviente por un insignificante error. Estaba tan irritado que se disponía a matar al sirviente, pero un dios bueno se lo impidió.

El sirviente creó un fruto rojo y dulce llamado fresa, que le entregó al dios en agradecimiento por haberlo ayudado.

El dios quedó maravillado y decidió regalar la fresa a la región de Irapuato para que pudieran disfrutarla.

MITO DE LA CREACION DEL MAGUEY

En principio Mayáhuel era una hermosa joven que vivía con su abuela, una Tzintzimitl estrellas que intentan impedir que salga el sol. En una ocasión, Quetzalcóatl la convenció para que bajase a la tierra para amarse convertidos en las ramas de un árbol bifurcado. Pero cuando su abuela se despertó y no vio a Mayáhuel, llamó a otras Tzitzimime para que bajasen a la tierra para ayudarle a buscar a su nieta.

Cuando se acercaban el árbol se separó en dos, entonces la abuela, descubriendo a su nieta como una rama, la despedaza y deja los restos para que los devore otra Tzitzímitl. Sin embargo la rama en que se había convertido Quetzalcóatl permaneció intacta.

Cuando se alejaron Quetzalcóatl tomo los restos de la joven virgen y los enterró. De ello brotó la planta del maguey, de la que se extrae el pulque, usado en las ceremonias como bebida ritual y ofrenda para los dioses. Así, tras su muerte, Mayáhuel se convirtió en diosa.

LA DIOSA LUNA

Entre los habitantes de Quintana Roo existen varios mitos y leyendas que no han sido contadas del todo. Un ejemplo claro es la leyenda de '''La Diosa Luna''' la cual dice:

En el inicio cuando los dioses aun eran mortales y adoraban a nada, existía una bella joven, la cual se llamaba Ixchel.

Había muchos hombres que la pretendían entre ellos un joven llamado Itzamná y otro cuyo nombre se desconose que constantemente reñían por el amor de esta. Su hermana Ixtab decidió que pelearían hasta que uno de los dos muriera, el sobreviviente quedaría con Ixchel.

Pero Ixtab desconocía que estaba enamorada de Itzamná, y ella ya nada podía hacer. Itzamná iba a vencer a su contrincante pero en el menor descuido su oponente le hirió por la espalda y murió.

Ixchel al ver morir a su amado corrió del lugar y encomendando su alma a Ixtab se quito la vida.

Ixtab maldijo a aquel que con trucos sucios mato a Itzamná, y su nombre jamás se conoció y nadie supo lo que sucedió con él.

Itzamná pasó a ser el Dios Sol, y que Ixchel, su eterna enamorada, paso a ser su esposa y la Diosa Luna. Ixtab como fue a quien su hermana encomendó su alma al morir, paso a ser la Diosa del Suicidio.

Se dice que en cada Fuego Nuevo la diosa Ixchel renace del fuego y permite a las doncellas enamorarse y dar como fruto de ese amor un hijo, es por eso que también es considerada diosa del parto y la fertilidad.''

CREACION DEL SOL Y LA LUNA

Hace muchos siglos vivía una anciana y con ella vivió por mucho tiempo una huérfana. Muchos hombres del pueblo quisieron casarse con la huérfana, pero ella a nadie quiso; odiaba a los hombres. Luego sucedió que un día, sin pensar, tuvo relaciones con un extraño. No se dio cuenta que él solo la estaba engañando, hasta que ella sintió que estaba enbarazada. Cuando su abuela vio que estaba encinta, entonces la corrió de la casa donde vivían.

La pobre salió de la casa en que vivía y se fue. Ella se encontró con una ardilla la cual se mecía en un bejuco.

La ardilla le dijo a la mujer: ¿No quieres columpiarte? Vamos a mecernos. ¿Está bien?

Ella contestó: Está bien. Entonces la mujer subió al bejuco. Cuando había subido, la ardilla le dijo: Permíteme amarrar fuerte el bejuco; así se puede uno columpiar mejor. Ella contestó: Está bien.

Entonces la ardilla, en lugar de arreglar mejor el bejuco, aflojo todo, diciéndole a la mujer: Ya lo amarré bien; te puedes columpiar ahora. Entonces la mujer comenzó a columpiarse y cuando estaba meciéndose fuerte, se quebró el bejuco y la mujer se cayó y murió. La pobre estaba encinta y casi lista para dar a luz a un niño.

El zopilote rey supo que la mujer estaba allí muerta y bajó a donde ella estaba. Entonces el niño empezó a hablar desde donde estaba dentro de la mujer y dijo:

Respetada anciana; hazme el favor de abrirme.

El zopilote le contestó: Está bien así.

Entonces empezó a picotear para abrir adonde estaba el niño. Estaba tan duro que se le quebró el pico, en el momento en que iba a nacer el niño. Entonces le hizo el favor, cosiéndole el pico con un pedazo de cuero.

Luego el zopilote rey sacó a dos niños, pues eran gemelos, un hombre y una mujer.

Estos niños crecieron hasta ser grandes. Entonces dejaron al zopilote rey y tomaron otro camino. Llegaron a la casa de sus abuelos y allí vivieron. Un día fueron los tres, el anciano con sus dos nietos, a sus tierras. Allí se quedaron unos dos, tres días.

Cuando pensaban regresar a la casa, los nietos mataron al abuelito. Tasajearon su carne y la secaron sobre la lumbre. Al regresar del campo para irse a la casa, pensaban cómo engañar a la abuela diciendo que sólo habían matado un animal con su flecha.

Cuando a la casa, su abuela les preguntó por su esposo. Entonces contestaron: Él viene atrás de nosotros, aquí hay carne seca de un animal que matamos.

La abuela agarró su cántaro y un pedazo de carne y se fue a traer agua.

Caminaba hacia el pozo de agua cuando oyó que decía un pajarito: te estás comiendo a tu marido. Volteó la cara y no vio a nadie.

Entonces otra vez el pajarito dijo: Te estás comiendo a tu marido.

Ella contestó: ¿Cómo va a ser que me esté comiendo a mi marido? Mi nieto mató a un animal.

Entonces ella fue a traer agua. Mientras tanto sus nietos envolvieron la carne en un petate y la pusieron donde se guarda el maíz.

Cuando ella regresó a la casa les preguntó: ¿Ya llegó su abuelo? Dijeron que sí, y que estaba enojado y ya quería su atole.

Entonces preparó el atole para su marido. Sus dos nietos llevaron el atole a donde se guarda el maíz y allí se lo embarraron en la cara.

Cuando regresaron a la cocina dijeron a la abuelita: ¡Mira lo que nos hizo!

Entonces la abuelita agarró un mecapal (correa de cuero empleada para llevar cargas a cuestas) y fue donde se guarda el maíz. Allí pensaba encontrar a su marido. Cuando la anciana le dio un golpe al petate, salieron muchas avispas que la picaron. En ese instante sus nietos empezaron a correr y la abuela los persiguió porque la habían engañado.

Los muchachos se encontraron con una tuza. Le pidieron a la tuza que los escondiera. La tuza los escondió en sus dos mejillas.

Cuando la ancianita llegó le preguntó a la tuza: ¿No has visto a alguien que haya pasado por aquí?

La tuza dijo: No he visto a nadie porque me duele mucho una muela.

Cuando se fue la anciana, los nietos salieron de la boca de la tuza y se fueron por su camino. Llegaron a un pueblo y pidieron posada.

Cuando el dueño de la casa ya se iba a dormir, les habló de adentro de la casa. Duérmanse allá afuera. Cuando venga el animal que se lleva a la gente en la noche, me avisan para que pueda matarlo con mi flecha. Se ha llevado mucha gente. Se acostaron en el corredor y ni sintieron cuando el animal vino a llevárselos.

Cuando amaneció, los huérfanos vieron que se encontraban en un lugar muy feo en la cima de un peñasco. Había muchos huesos de gente que habían muerto allí. También había gente que acababa de llegar y otros muy flacos. Vieron que el

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