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OCTAVO ENCUENTRO


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2016  •  Ensayo  •  1.750 Palabras (7 Páginas)  •  314 Visitas

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OCTAVO ENCUENTRO

  1. La Resiliencia

Es una fuerza interior grande que todos tenemos. En su núcleo está la CONFIANZA. Ej. La reacción positiva ante la muerte del esposo, ante el incendio de la casa, ante un secuestro, la pérdida del trabajo, etc. Es el proceso de adaptarse positivamente a la adversidad, tragedias, amenazas serias y estresantes, para reconstruir la vida, lo que se destruyó. Es una capacidad que involucra al ser humano por completo: su espiritualidad, sus sentimientos, sus experiencias y cogniciones. Obedece a un impulso vital innato, que lleva a la persona a negarse, a renunciar y, por otro lado a usar su energía para salir adelante.

A veces la vida nos plantea situaciones que superan nuestras capacidades: una enfermedad, una ruptura de pareja particularmente dolorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso de un sueño largamente anhelado, problemas económicos… Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.

La resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse, pudiendo salir fortalecidos de ellas.

a) Las personas resilientes.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Ellas, no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial. Se trata de una manera diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en los labios.

La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”.

La resiliencia es algo que todos  podemos desarrollar a lo largo de la vida. Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias. De hecho, las personas resilientes no nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

b) La resiliencia y la confianza en Dios.

La confianza en Dios y en nosotros mismos, nos ayuda a confiar en la esperanza de que saldremos adelante, si hay vida, esta tiene un sentido, una razón de ser, como aliados en Famdal, creemos en un Dios que está dentro de nosotros, no en un Dios que nos anima desde afuera, sino que está dentro de nuestro corazón, de nuestra mente, y desde ahí nos sostiene y nos da fuerzas para superar las dificultades y reponernos de nuestros fracasos o errores. Dios nos acompaña en todos los momentos de la vida, en todas las circunstancias que hemos de vivir, buenas y malas; detrás de cada acontecimiento, hay un plan que Él tiene para mí, a veces difícil de comprender y otras veces inexplicable, pero lo seguro es que podemos confiar en Él en todos los momentos de sufrimiento, contrariedad, miedo, desaliento y frustración.

“Josafat se puso de pie y dijo: “¡Escuchen, Judá y habitantes de Jerusalén! Tengan confianza en el Señor, nuestro Dios, y estarán seguros.”2 Cro 20, 20

¡Bendito el  hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! Jer 17, 7

4.- La Desconfianza

La desconfianza es quitarle la confianza a alguien o a algo por ser indigno de ella. La desconfianza es normalmente consecuencia de la mentira, de la violencia, de la infidelidad afectiva, sexual, de la traición, de la indiscreción, de la imprudencia, del bulling, por esto existe el refrán que dice “la burra no era arisca, los golpes la hicieron”.

La desconfianza lleva a la amargura, a los celos, a la vida inaguantable. Ataca la autoestima y la autoeficacia disminuyéndolas o engrandeciéndolas negativamente.

Cuando la desconfianza se ANIDA en la mente y en el corazón, la persona se siente indefensa ante los otros, impidiéndose las buenas relaciones de amistad, de noviazgo, de matrimonio.

Se puede desconfiar de sí mismo, de los otros y hasta de Dios.

La pérdida de la confianza produce DECEPCION.

La Decepción se da cuando se descubre la mentira, la apariencia, la falsedad, la infidelidad, la traición, por eso hay que aprender a DESCONFIAR del “demonio”, del “mundo”, de la “carne”, de “CAIN”,  de “Judas”, del “FARISEO”, pero a la vez hay que cuidarnos de no ser uno de “ESOS”.

Tampoco es digno de confianza quien rompe la intimidad sana entre amigos, en la familia, en la comunidad. El que no es digno de Confianza no puede ser Aliado de Dios.

  1. La desconfianza como actitud permanente; como forma de ser.

Confiar en los demás no es algo fácil, especialmente si nos hemos sentido engañados o traicionados y hemos aprendido que muchos, quizás la mayoría de las personas, ocultan, exageran o mienten para evitarse incomodidades o para obtener beneficios particulares.

Las personas desconfiadas de esta manera, piensan que los demás se van a aprovechar de ellos, que pretenden hacerles daño o que desean engañarlos. Suelen ser rencorosos y se dejan llevar por suposiciones suyas, pensando siempre que sus amigos o entorno confabulan contra ellos. Reaccionan con furia, tienden a aislarse y a dejar de relacionarse, pues piensan que el mundo está en contra de ellos. Son personas que le dan excesiva importancia a lo que los demás piensen de ellos, analizan todo lo que les dicen creyendo encontrar una doble intención en las palabras de los demás. Siempre está planteando dudas sobre los demás y sus intenciones.

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