ORACIONES
Enviado por irenesandra • 6 de Febrero de 2013 • 3.738 Palabras (15 Páginas) • 309 Visitas
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
La oración es el "mileu" en el cual el Espíritu se manifiesta,
concediendo a sus fieles abundantes dones, carismas y consolaciones.
De manera que no orar puede ser considerado como un verdadero suicidio
espiritual. Un santo sacerdote decía: "Nunca dejes lo importante por
hacer lo urgente", recuerda siempre que lo más importante de tu día es tu oración.
Dios nos pone en el corazón el deseo de ir a Jesús, de
conocerlo, de amarlo, de tenerlo como Señor, pero ahora depende de
nosotros el caminar, es decir, el orar, el conocerlo en su Palabra, el
recibirlo verdaderamente como pan de vida. Pan que da la vida eterna.
Señor, inspira mi corazón para que te busque, ayúdame a descubrir que
cada paso que dé en mi vida, debe estar sostenido en la oración; que
todos mis anhelos, deseos y sentimientos más profundos deben haber
sido validados por tu santa voluntad en los momentos en que me
encuentro en tu presencia.
Acepto tu llamado, Señor, y el envío de tu Espíritu Santo, para que mi
vida haga cundir tu Palabra en mis entornos, derrama tu fuerza y usa
cada parte de mí para que pueda reflejarte. Señor, me comprometo desde
lo más profundo de mí, con el envío que me haces, dirige mis pasos y
dame la sabiduría para reflejar tus pensamientos y sentimientos a los
que me rodean.
Llena, Señor, todos mis espacios de ti, que en cada cosa que hago sea
fácil descubrirte, que mi vida sea visiblemente tuya. Y así, Dios mío,
dame también el valor para que, cuando a partir de esas acciones
diarias me pregunten sobre ti, yo pueda dar un buen testimonio de tu
amor y de tu salvación. Hazme, Señor, un instrumento útil para ti.
Jesús, y a pesar de cualquier cosa, te ofrezco mis problemas,
situaciones difíciles y crisis para que tu gloria se manifieste, sólo
te pido tu gracia para mantenerme en pie y dando un buen testimonio de
tu acción en mi vida.
Dame tus ojos, Señor, quiero ver como tú ves; dame tu entendimiento,
pues quiero entender, como tú entiendes; y dame tu corazón, para tener
tus mismos sentimientos.
Quiero permanecer en quietud de corazón a la hora de la tribulación,
sabiendo que es tu mano la que me moldea, que es tu toque divino el
que está haciendo todo siempre nuevo. Enséñame a permanecer en paz
mientras está la tormenta y dejándote actuar pues sé que es ahí donde
tu poder se manifiesta con mayor majestad
Señor, quiero ser inundado por tu Palabra, te pido que satures mi
mente, mis sentidos, mis reacciones con la luz que de ella procede,
así, como tú mismo lo dices, procuraré obrar en todo conforme a lo que
ahí está escrito, y sé muy bien que tendré tu favor y éxito en todo lo
que emprenda. Gracias por habernos regalado el don de tener tus
pensamientos y deseos escritos; gracias, pues sé que si los sigo
estaré agradándote sin temor a equivocarme.
Te pido perdón, Señor, por todas las veces que he cerrado mis oídos a
tu Palabra, aquellas veces que, incluso habiéndola escuchado, no he
puesto empeño en ponerla por obra. Te pido perdón por tener la cabeza
dura y no dejar de hacer lo que sé que me daña y que me aleja de ti,
por mi necedad y mis apegos desordenados. Además te pido perdón,
Señor, por cerrar mi corazón, por no permitirte actuar con más
libertad y fuerza, sé que tus pensamientos para mí son de bien, de
vida y no de muerte, de bendición y no de maldición; y sé
perfectamente que soy yo el que obstaculiza que derrames más
bendiciones y gracias.
Señor, quiero que mi vida, mis actitudes, mi amor, sean una invitación
abierta y constante, para que los que viven a mi lado participen y
disfruten también del cielo, no sólo al final de su vida, sino incluso
ya desde ahora.
Líbrame, Señor, de la soberbia; te pido que me protejas para que nunca
olvide que todo lo que tengo y lo que soy proviene de ti, es para ti,
y únicamente tiene sentido en ti. Dame siempre de tu Espíritu Santo
para saber darte la gloria cuando alguien me halague.
Jesús, cuando me acerco a tu palabra, sé que eres verdaderamente tú
hablando, sólo te pido que me des la gracia de poder experimentarlo en
todos mis sentidos, que pueda verte en el monte predicando, hablándole
con amor a un enfermo o comiendo con tus discípulos; quiero
experimentar eso para poder repetirlo en mi vida y hablar como tú,
escuchar como tú, convivir como tú.
Señor, te pido tu cortesía y dulzura para tratar con los que profesan
algo diferente de lo que yo creo; los que difieren en aspectos de fe,
de moral y sobre todo los que difieren con respecto a tu divinidad,
Jesús; enséñame a ser cortés y afable y que en esa manera de
tratarlos, ellos puedan descubrirte a ti.
no responderé ataques con ataques,
sino responderé con cortesía y amabilidad, confiando en que Dios se
manifestará de una manera más fuerte en mi testimonio de paz, amor y
aceptación.
Espíritu Santo, sé tú mi guía, mi guarda y mi sustento; sé el faro que
me indica el rumbo correcto y sé el viento que inunda mi vela para
moverme a través del mar de confusión que el mundo me presenta en la
actualidad, estoy convencido que sin ti no podré hacerlo bien. Por eso
te suplico, Divino Espíritu, ayúdame a que cada decisión que tome en
la vida esté bien cimentada en el querer de Dios para mí.
Enséñame, Señor, por la acción de tu Espíritu Santo, a tener siempre
la disposición de obedecerte, que mi corazón tenga esa tendencia
natural de buscar lo que es correcto a tus ojos y de descubrir tu
querer. Obedecerte, Señor, incluso cuando los hombres quieran
impedirme hacerlo, cuando por causa de ello tenga persecución,
dificultades o serios problemas. Mi vida te pertenece, Dios mío, por
eso te pido tu gracia para vivir siempre
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