Ofrendas
Enviado por MariadeSanJose • 28 de Octubre de 2013 • Tesis • 2.196 Palabras (9 Páginas) • 343 Visitas
La gracia y la paz de Dios Padre, que nos concedió el don de la vida y nos hizo sus hijos por el Bautismo, estén con ustedes.
Todos: Y con tu espíritu.
(Nombre) la Iglesia te da la bienvenida y se junta con tus padres y amigos para celebrar contigo este día en que celebras tus quince años. Esta celebración debe ser una acción de gracias por haber recibido la vida, así como una aceptación de los deberes que la vida lleva consigo, cuando la vives según el amor y los mandamientos de Dios.
Vivir quiere decir crecer, y crecer quiere decir madurar. Una persona madura es la que es capaz de tomar decisiones y hacer compromisos y ser fiel a ellos, aunque llegue a ser difícil cumplirlos. En este espíritu de fe, entonces, vamos a ponernos en la presencia de Dios, para reflexionar en la necesidad que tenemos de la misericordia divina y pedir perdón a Dios por nuestros pecados.
Rito Penitencial
Señor, tu no has creado a tu propia imagen, pero hemos deformado esta imagen tuya por el pecado: Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo, tú llegaste a convivir con nosotros para compartir nuestra naturaleza humana con todas sus debilidades menos el pecado. Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, tú nos mandas al Espíritu Santo para llevar a cabo tu obra de amor y reconciliación en nosotros: Señor, ten misericordia de nosotros.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdones nuestros pecados, y nos lleve por su Palabra y Eucaristía a la vida eterna.
ORACIÓN:
Padre santo, te pedimos que mires con bondad a tu hija ( Nombre), aquí presente al pie de tu altar. Ela ha venido a celebrar la vida que tú le has dado por medio de la unión santa de sus padres. Confírmala en aquella fe que la trae aquí. Por medio de los dones de tu Espíritu Santo, guía sus pasos por la vida, como guiaste a tu hija favorita, la Virgen María; así también que esta joven siempre te agrade y anime a otros a conocerte, amarte y servirte por la vida cristiana que ella vive plenamente. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. AMEN
Escuchemos ahora con atención la Palabra del Señor.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura: Eclesiastés 11, 7-9; 12,1-2
Dulce es la luz y los ojos disfrutan viendo el sol. Pero por muchos años que viva el hombre, y los disfrute todos, debe recordar que los años oscuros serán muchos y que todo lo que viene es pura ilusión. Disfruta, muchacho, mientras eres joven y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón y de lo que atrae a los ojos; y sabe que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo. Rechaza las penas del corazón y aleja los dolores del cuerpo: niñez y juventud son efímeras.
Acuérdate de tu creador durante tu juventud, antes de que lleguen los días difíciles y alcances los años en que digas: No les saco gusto. Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado.
Salmo 121
R: “El Señor guarda tu vida”
Dirijo la mirada hacia los montes: ¿de dónde me llegará ayuda?
Mi socorro me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
R: “El Señor guarda tu vida”
No deja que tu pie dé un paso en falso, no duerme tu guardián;
Jamás lo rinde el sueño o cabecea el guardián de Israel.
R: “El Señor guarda tu vida”
El Señor es tu guardián y tu sombra, el Señor está a tu diestra.
Durante el día el sol no te maltratará, ni la luna de noche.
R: “El Señor guarda tu vida”
Te preserva el Señor de todo mal, él guarda tu alma.
El te guarda al salir y al regresar, ahora y para siempre.
R: “El Señor guarda tu vida”
Segunda lectura: 1Juan 4,7-11
Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
EVANGELIO: ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO (Judit 13:18)
R. Aleluya, aleluya.- Hija mía, que Dios altísimo te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra. R. Aleluya, Aleluya.
Mateo, 25
Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan." Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.
Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!"Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco." Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
Revisar OJO
HOMILIA
ENTREGA DE LA BIBLIA y CORONACION
“Permita el Señor que guardes en tu corazón, como un ramo de flores que nunca se marchita, los sabios consejos que te ha dado la Palabra de Dios. Si sigues con fidelidad la voluntad de Dios para ti, recibirás al final la corona de la vida.”
Renovación de las promesas bautismales
( Ns) cuando eras una niña, tus padres y padrinos te trajeron a las aguas bautismales para ser iniciada en la vida nueva de nuestro Salvador, Jesucristo. En aquel momento hicieron una profesión de fe en tu favor y en tu nombre, la misma fe que ahora te trae ante este altar. Por lo tanto, la Iglesia ahora te pide renovar y confirmar este mismo compromiso de fe voluntariamente y con convicción.
Sacerdote: ¿Renuncias al pecado, para que puedas vivir en la libertad de una hija de Dios?
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