Parroquia Vocacional

Parroquia Vocacional

1.- La Parroquia, comunidad de comunidades.

Como la Iglesia, la parroquia está llamada a ser Comunidad fraternal, de la cual los dones recibidos, son fruto de Gracia ofrecidos para el servicio de todos los hombres.

La imagen fundamental de la Comunidad de FE la constituye la diócesis, de la cual la parroquia es célula vital y fundamental, pues sólo en la parroquia se aglutinan en forma real y continuada todas las pequeñas comunidades (familia, escuela, grupos, movimientos, comunidades de base, etc.).

Con pleno derecho se define la parroquia como “Comunidad de comunidades”.

En la parroquia el cristiano percibe la vocación comunitaria fundamental a la santidad; por el servicio diversificado experimenta la finalidad ministerial y misionera del vivir de la Iglesia, llegando a ubicarse personalmente en Ella, según la vocación de la cual el Espíritu lo llama a servir en el Reino.

2.- La Parroquia, célula primordial de la Iglesia.

Podemos afirmar que la connotación de identidad del cristiano es la de ser llamado o invitado personalmente a formar parte de una Comunidad querida por Dios, como un cuerpo enriquecido de dones para un servicio de salvación universal.

La parroquia ha de explicitar su dimensión vocacional redescubriendo su papel original de convocadora y de cultivadora del llamado a la participación, por encima del papel más funcional de lo administrativo-jurídico.

En ella se hace posible este cultivo: La función pastoral de la parroquia es fundamentalmente acompañar a cada miembro de la Comunidad a tomar su puesto activamente en la construcción del Reino, a la manera de Cristo. En la comunidad parroquial el don de cada uno es un don a favor de todos.

3.- La Parroquia: centro de comunión y participación.

Poner una parroquia en estado de vocación y de misión, como invita el II Congreso Mundial de vocaciones de 1981, es superar el concepto pasivo que de ella tienen algunos, de reconocerle sólo a la parroquia el papel de preparar individuos para una buena muerte. Es llegar a comprender que la parroquia es una comunidad que crece en la Comunión y cultiva dones y carismas para que sus miembros sean participantes en la construcción del Reino.

La búsqueda vocacional se realiza especialmente en la Comunidad parroquial, en la que los jóvenes tienen su participación y responsabilidad.

Dice el documento conclusivo de dicho Congreso.

“En ella los jóvenes descubren cómo se construye una Comunidad viva, cómo se hecha la Palabra de Dios, cómo se hace la catequesis, cómo se ora, cómo se vive al mismo tiempo a la Iglesia y a la Humanidad”… En ella “han de sentirse verdaderos protagonistas según los carismas personales”… “Deben convertirse en los primeros e inmediatos apóstoles del mundo juvenil”… Otros tienen necesidad de ellos: personas pobres y ancianos marginados y abandonados… Trabajando en la Comunidad parroquial los jóvenes descubren la realidad en que viven y los ministerios y servicios de los que la Comunidad necesita y los compromisos de hoy si tal es el designio del Señor pueden preparar una consagración definitiva para toda la vida” (DC n. 43).

4.- Parroquia: comunidad vocacional.

No todas las parroquias ofrecen las posibilidades y condiciones que facilitan la promoción vocacional. El florecimiento de vocaciones de especial consagración es el fruto precioso que se alcanza cuando en una comunidad hay verdadera vida cristiana. Una comunidad viva es una comunidad vocacionada. Siempre es conveniente profundizar en esta verdad: hemos sido llamados para formar parte de la Iglesia, ser llamado es, esencial y prioritariamente,

...