Pentateuco
Enviado por rufoluna3149 • 4 de Febrero de 2014 • 2.671 Palabras (11 Páginas) • 416 Visitas
1.- ¿Pentateuco, Tetrateuco, o Hexateuco. Objeto de estos libros?
R = Pentateuco término que en griego significa “cinco rollos” o “cinco libros” es el título que, a comienzos de la era cristiana, se dio a los cinco primeros libros del A.T. los Judíos designaban este conjunto con el nombre de la Torah, o Ley, nombre que se le aplica en el N.T. El Pentateuco contiene los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, título dados por los griegos para indicar el contenido de cada uno lo más claramente posible con su sola palabra.
El marco que da unidad a esta colección es el relato histórico que lleva al lector desde la creación, a través de la historia primitiva de la humanidad, la historia de loa patriarcas y la bajada a Egipto, el éxodo y la alianza del Sinaí, la marcha por el desierto, hasta llegar a la parte oriental del Jordán. El relato de la muerte y sepultura de Moisés cierra adecuadamente esta primera sección del A.T. A pesar de ese marco narrativo, una gran parte del Pentateuco se compone de leyes (de ahí el nombre dado por los judíos) que fueron concebidas como resultado de la revelación divina hecha a Moisés y, en consecuencia, incorporadas al relato.
Dado que estos libros contienen todas las colecciones legales de Israel (ningún otro libro del A.T. encierra un cuerpo legal que obligue al Israel histórico), se comprende que se los considerara como una unidad.
Sin embargo, desde el punto de vista literario, es posible hablar de un “Tetrateuco” (los cuatro primeros libros), puesto que el libro canónico del Deuteronomio fue compuesto como una introducción a la historia de Israel desde la época de Josué hasta la ruina del reino del Sur.
Asimismo es posible hablar de un “Hexateuco” (seis libros), o incluso de un “Octateuco” (ocho libros), etc., dado que Josué, 1ª y 2ª de Reyes son considerados por algunos como una continuación de las tradiciones contenidas en los libros anteriores. Aunque estas distinciones ayudan a comprender la formación del texto inspirado, no pueden desplazar al concepto del Pentateuco como base legal de la constitución de Israel en cuanto pueblo de Dios.
Es significativa la relación entre ley e historia en el Pentateuco. La teología israelita de la ley estaba determinada por su teología de la historia. A diferencia de sus vecinos, Israel no poseía ningún código o colección legal que tuviera una existencia separada. Estos eran concebidos y presentados siempre como parte de su historia de la Salvación.
No obstante, pese al papel cuantitativamente menor que desempeñan las secciones narrativas del Pentateuco, y pese a su carácter episódico, ellas constituyen la base de la concepción que Israel tenía de sí en su relación con Dios. La historia suministraba el hecho de la elección divina de este pueblo, cuya carta constitucional es la Ley.
En virtud de su intima conexión con la historia, la teología de Israel permanece constantemente viva y puede adaptarse a las nuevas situaciones que Dios marcaba a su pueblo dirigiéndolo constantemente hacia el objetivo escatológico.
Las teologías de las cuatro historias conservadas en el Pentateuco, en las cuales ha intervenido una larga serie de escritores sagrados de Israel, dan testimonio de ese diálogo vivo mantenido entre Dios y el hombre en el A.T.
El objetivo último de la promesa era la elección de un solo pueblo, Israel. Su expresión en el vocabulario clásico de la elección es relativamente tardía y aparece frecuentemente en Dt: “Porque vosotros sois un pueblo sagrado para el Señor, vuestro Dios; él os ha elegido de entre las naciones sobre la faz de la tierra para ser un pueblo peculiarmente suyo” (Dt. 7,6). Pero la noción está ya implicada en los pasajes anteriores donde se afirma claramente la iniciativa divina (por ejemplo Ex. 3,7-10). La libre elección de Israel por parte de Dios era el objetico y el cumplimento de las promesas hechas a los patriarcas.
Pero las mismas promesas patriarcales iban acompañadas necesariamente de un acto de elección. La elección iba casi invariablemente acompañada de la alianza, que expresaba las relaciones resultantes de la elección y garantizaba su validez. Las alianzas era un elemento normal en el ordenamiento social del Próximo Oriente antiguo. Por medio de ellas el hombre definía la naturaleza de las relaciones existentes entre él y la otra parte afectada por la alianza.
Así, pues, la promesa, la elección, la alianza y la Ley hacen del Pentateuco una unidad coherente. Pero esta unidad se ordena en algo más. El concepto de Israel tenía de su Dios era tal, que no podía considerar su propia elección como objetivo final de toda la actividad divina. La promesa hecha a los patriarcas había de cumplirse aún en gran medida. Sin duda, las tribus que peregrinaron tantos años en el desierto pensaban en la futura conquista y posesión de la tierra prometida como realización de ese objetivo, pero la realidad de la conquista resulto diferente. La historia de Josué no es el cumplimento de la esperanza contenida en el Pentateuco sino en el sentido de que este libro es la conclusión literaria del mismo Pentateuco. De hecho, la historia sucesiva muestra que la esperanza nunca se cumplió por completo en la vida de Israel; el Pentateuco permanece siempre abierto, lo cual permitirá a Cristo decir que él ha venido a cumplirlo, no a destruirlo (Mt. 5,17).
2.- ¿Cuál es el rasgo más característico del Pentateuco, según Cazelles, y qué sentido tiene para la comprensión de estos libros de la Biblia?
El Pentateuco se ha canonizado y transmitido como la ley (Torah) de Israel, de modo que iríamos descaminados si, ante todo, quisiéramos ver en él una historia.
Si el Pentateuco es tradicionalmente una ley, hay que reconocer asimismo que esta se nos presenta de modo particular. Hasta la mitad del libro del Éxodo (cap. 20), los textos legislativos son, en verdad, muy escasos. Los relatos referentes a los orígenes, a los patriarcas y a Moisés forman como una gran introducción a la ley de Moisés y sería inútil buscar en nuestros códigos moderna algo parecido; a lo sumo estarían provistos de una exposición de los motivos.
Esta inserción de leyes en una trama histórica es el rasgo más característico del Pentateuco. Subraya que el don de la ley a Israel quede integrado en un designio providencial mucho más vasto: Dios no se limita a escoger un legislador como Moisés; es al mismo pueblo al que escoge y al que sigue, etapa tras etapa. Las leyes se insertan, así, en un cuadro histórico; no se nos presenta en un cuadro sistemático, sino en su cuadro providencial
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