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Pentateuco


Enviado por   •  3 de Marzo de 2013  •  2.321 Palabras (10 Páginas)  •  612 Visitas

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Nº 2258 » Febrero 2001

¿Cómo murió Judas?

por Álvarez Valdés, Ariel • 12 Comentarios

Según San Mateo

¿Cómo murió Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús? Cualquiera lo sabe: arrepentido por haber entregado al Maestro en mano de sus enemigos, no pudo soportar la angustia de este recuerdo, y desesperado se ahorcó.

San Mateo es el único evangelista que relata los detalles de su muerte, de esta manera: “Entonces Judas, al ver que lo habían condenado, aturdido por el remordimiento, devolvió las 30 monedas de plata a los Sumos Sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «He pecado, entregando a un hombre inocente». Pero ellos le contestaron: «Y a nosotros ¿qué nos importa? Eso es cosa tuya». Entonces Judas tiró las monedas en el Templo, fue y se ahorcó”.

¿Qué hicieron los Sumos Sacerdotes con ese dinero? “Recogieron las monedas –continúa Mateo– y dijeron: «Este dinero está manchado de sangre. No podemos ponerlo en la alcancía de las ofrendas». Y después de deliberar, compraron con él un terreno llamado el Campo del Alfarero, para que sirviera de sepultura a los extranjeros. Por esta razón ese campo se llama Campo de Sangre hasta el día de hoy” (Mt 27,3-8).

Según otra versión

Pero ¿la muerte de Judas sucedió realmente de esta manera? No lo dudaríamos si no fuera porque otro libro del Nuevo Testamento, Los Hechos de los Apóstoles, nos da una información totalmente distinta.

Cuenta este libro que cuando los Apóstoles quisieron buscar un sucesor para Judas, a fin de volver a completar el número de los Doce, Pedro pronunció un discurso y dijo: “Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, en la que el Espíritu Santo, por medio de David, había dicho ya acerca de Judas, que fue el guía de los que apresaron a Jesús. Pues Judas era uno de los nuestros, y obtuvo un puesto en este ministerio. Pero fue y compró una finca con el dinero que le pagaron por su maldad. Luego cayó de cabeza, se reventó por el medio y se derramaron todos sus intestinos. Cuando los habitantes de Jerusalén lo supieron, llamaron a aquella finca «Acéldama», que en su lengua quiere decir «Campo de Sangre»” (Hch 1,16-19).

Demasiadas divergencias

Tenemos, pues, dos versiones distintas sobre la muerte del Iscariote:

a) Mientras Mateo habla de un suicidio, Hechos más bien dice que se trató de un accidente: se cayó y su cuerpo se reventó contra el suelo.

b) Mateo afirma que Judas se arrepintió de su traición y fue a devolver las 30 monedas a los sacerdotes. En Hechos, en cambio, no hubo arrepentimiento ni devolución del dinero.

c) Según Mateo, con las monedas devueltas por Judas los sacerdotes adquirieron el campo de un alfarero, y lo usaron como cementerio para los judíos extranjeros que morían en Jerusalén. Hechos, en cambio, afirma que quien compró el campo fue el mismo Judas.

d) Mateo puntualiza que el campo adquirido por los sacerdotes era un terreno desértico (en griego = agrón). Mientras que Hechos aclara que era una finca (en griego = joríon), donde Judas encontró una espantosa muerte, precipitándose quizás desde el techo de la casa.

e) Para Mateo el misterioso nombre de “Campo de Sangre” alude a la muerte de Jesucristo (ya que fue comprado con el dinero de su venta). Para Hechos, el nombre alude a la muerte de Judas (ya que allí había fallecido trágicamente el pobre apóstol).

¿Se pueden conciliar?

Como se ve, son muchas las diferencias entre los dos relatos. Algunos han intentado hacerlos coincidir, diciendo por ejemplo que la cuerda o la rama del árbol pudieron haberse roto, y al caer el cuerpo se destrozó contra el suelo. Pero para que esto sucediera debió haberse ahorcado de un árbol muy alto, ya que es imposible que el cuerpo se reventara cayendo de baja altura. Y en Palestina no existen árboles tan altos.

Otros, con más imaginación, han sugerido que Judas posiblemente se ahorcó de un árbol plantado en el borde de un precipicio. Y al romperse la cuerda o la rama, su cuerpo se despedazó contra el fondo del valle.

De ser así, el cuerpo de Judas debería haber caído con los pies para abajo, tal como estaba colgado. Sin embargo, como vimos recién, Pedro asegura que Judas “cayó de cabeza” (Hch 1,18). Esto es imposible, a menos que se hubiera “ahorcado” de los pies.

De todos modos las divergencias mencionadas vuelven irreconciliables a ambos relatos, y han hecho fracasar los numerosos intentos de armonización. ¿Cómo nacieron estos dos relatos de la muerte de Judas?

El origen de la leyenda

Para comprender la versión contada en los Hechos de los Apóstoles, es necesario tener en cuenta, ante todo, que los primeros cristianos no olvidaron jamás la deplorable actitud de Judas. ¿Cómo pudo entregar al Maestro? ¿Por qué desencadenó, con su beso traidor, la sangrienta pasión que lo llevó a la cruz? Semejante perfidia, pensaban todos, merecía un castigo ejemplar de Dios.

Ahora bien, en el Antiguo Testamento existía un género literario especial, llamado “relato de muertes infamantes”, que se usaba para contar la muerte de aquellos pecadores, enemigos de Dios, que durante su vida se oponían a los proyectos divinos. Algunos se leen, por ejemplo en el Sal 69,23-29, en el Sal 109,6-19, y en el libro de la Sabiduría 4,19.

La cita de un libro

Este último, precisamente, dice: “El Señor se reirá de ellos. Después se convertirán en un cadáver infamante, objeto de oprobio eterno entre los muertos. El Señor los precipitará de cabeza, sin que puedan hablar, los arrancará de sus cimientos, y serán completamente exterminados, quedarán sumidos en el dolor y desaparecerá hasta su recuerdo”.

Esta descripción nos da un pavoroso cuadro de la muerte del pecador. Recordemos que en la antigüedad era muy importante tener una sepultura digna, y no había peor maldición que la dirigida contra un cadáver.

Si ahora analizamos detenidamente este párrafo y lo comparamos con lo que Pedro dice en Hechos, vemos que en realidad éste cuenta la muerte de Judas siguiendo la cita del libro de la Sabiduría. En efecto, Judas “se convirtió en un cadáver infame” (ya que no pudo ser dignamente enterrado); “objeto de oprobio eterno” (pues la noticia se extendió por todas partes); “cayó de cabeza” (como Pedro afirma); “sin que pueda hablar” (por eso, para Pedro, Judas no se arrepiente ni devuelve las monedas).

Terreno de mala fama

Pero Pedro agrega

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