Resumen Del Catecismo
Enviado por wilder.lopez.104 • 3 de Mayo de 2014 • 4.944 Palabras (20 Páginas) • 410 Visitas
LA VOCACION DEL HOMBRE
LA VIDA EN EL ESPÍRITU
1699 la vida en el Espíritu Santo realiza la vocación del hombre. Hecha por la caridad y la solidaridad y es concedida como una salvación.
Capítulo primero
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
1700 La dignidad está enraizada en su creación a imagen y semejanza de Dios.
Artículo 1
1701 “Cristo, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre”. El hombre ha sido creado “a imagen y semejanza del creador”
1702 La imagen divina está presente en todo hombre
1703 Está imagen es dotada de un alma “espiritual e inmortal”
1704 La persona humana es capaz de comprender el orden de las cosas a través de la razón. Por su voluntad es capaz de dirigirse a su bien verdadero.
1705 El hombre está dotado de libertad, signo de la imagen divina
1706 Mediante la razón, el hombre conoce la voz de Dios que le impulsa hacer el bien y evitar el mal.
1707 El hombre conserva el deseo del bien, pero su naturaleza lleva la herida del pecado original.
1708 Cristo nos libró por su pasión, su gracia restaura en nosotros lo que el pecado había deteriorado
1709 El conocer a Cristo conlleva a conocer la vida moral, madurar en la gracia y alcanzar la vida eterna en la gloria del Cielo.
Articulo 2
NUESTRA VOCACIÓN A LA BIENAVENTURANZA
I. Las bienaventuranzas
1716 Son el centro de la predicación de Jesucristo.
1717 Describen la caridad de Jesús, iluminan las acciones y las actitudes de la vida cristiana, son inauguradas con maría y con todos los santos
II. El deseo de felicidad
1718 Las bienaventuranzas responden a este deseo, puesto por Dios en el corazón del hombre para atraerlo hacia Él.
1719 Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia, el fin último que es Dios a la luz de la Fe.
III. La bienaventuranza cristiana
1720 Dios llama al hombre mediante: La llegada del reino de Dios, la visión de Dios, la entrada de gozo del señor.
1721 Dios nos ha puesto en el mundo para conocerle, servirle y amarle, y así ir al cielo.
1722 La bienaventuranza supera la inteligencia, es un don gratuito de Dios por eso es sobrenatural
1723 Las bienaventuranzas, nos invitan a purificar el corazón, nos enseña que la fuente de todo bien y de todo amor es Dios.
1724 El decálogo, el sermón de la montaña, y la catequesis apostólica nos describen los caminos que nos llevan al cielo.
Articulo 3
LA LIBERTAD DELHOMBRE
1730 Dios le concede al hombre la dignidad, dotada de iniciativa y del dominio de sí.
I. Libertad y responsabilidad
1731 La libertad es una fuerza de crecimiento, y de maduración en la bondad, que alcanza su perfección cuando esta ordenada en Dios.
1732 La libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, hasta que el hombre no llegue a encontrarse definitivamente con su bien último que es Dios.
1733 En la medida que el hombre hace más el bien se hace más libre.
1734 La libertad hace al hombre responsable en cuanto sean voluntarios.
1735 La responsabilidad puede quedar disminuida incluso suprimida por causa de la ignorancia.
1736 Todo acto que es querido es imputable a su autor
1737 Un efecto puede ser tolerado sin ser querido por el que actúa.
1738 La libertad se ejercita entre las relaciones de los seres humanos, el derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana.
II. La libertad humana en la economía de la salvación
1739 La libertad del hombre es finita y falible. El hombre rechazo el proyecto de Dios, y se hizo esclavo del pecado.
1740 El ejercicio de la libertad no implica el derecho a decir y hacer cualquier cosa. Las condiciones de orden económico y social, político y cultural requeridas para un justo ejercicio de la libertad son normalmente desconocidas y violadas, y conllevan a pecar contra la caridad.
1741 Por su cruz Cristo no obtuvo la salvación, en Él participamos de la verdad que nos hace libres.
1742 La gracia de Cristo no se opone a la libertad, cuando ésta corresponde al sentido de la verdad y del bien que Dios ha puesto en el corazón del hombre. Por la gracia el Espíritu Santo nos educa en la libertad espiritual para ser a Dios en el mundo.
Artículo 4
LA MORALIDAD DE LOS ACTOS HUMANOS
1749 La libertad hace del hombre un sujeto moral. Sus actos humanos son calificados como buenos o malos.
I. Las Fuentes de la moralidad
1750 La moralidad de los actos depende de: Objeto, fin y circunstancia.
1751 Objeto es un bien hacia el cual tiende la libertad.
1752 El fin es el término primero de la intención y designa el objetivo buscado en la intención.
1753 El fin no justifica los medios. Una intención sobreañadida convierte en malo un acto que puede ser bueno. Ejemplo: dar limosna por vanagloria.
1754 Las circunstancias contribuyen a agravar o a disminuir la bondad o la malicia moral de los actos humanos.
II. Los actos buenos y los actos malos
1755 Un acto es moralmente bueno, cuando hay bondad en el objeto, fin y circunstancia.
1756 Es erróneo juzgar considerando sólo la intención que inspira o las circunstancias. No está permitido hacer el mal para obtener un bien.
Artículo 5
LA MORALIDAD DE LAS PASIONES
1762 Las pasiones o sentimientos influyen en las acciones que realiza el hombre.
I. Las pasiones
1763Los sentimientos o pasiones designan las emociones o impulsos de la sensibilidad que inclinan a obrar o a no obrar en razón de lo que es sentido o imaginado como bueno o como malo.
1764 Nuestro Señor señala al corazón del hombre como la fuente de donde brota el movimiento de las pasiones.
1765 La pasión más fundamental es el amor, cauda el deseo del bien ausente y la esperanza de obtenerlo.
1766 San Agustín “las pasiones son malas si el amor es malo, buenas si es bueno”
II. Pasiones y vida moral
1767 En sí mismas, las pasiones no son buenas ni malas, dependen de la razón y de la voluntad.
1768 Las pasiones son moramente buenas cuando contribuyen a una acción buena y mala en caso contrario.
1769 En la vida cristiana el Espíritu actúa moviendo todo el ser. Cuando se vive en Cristo, los sentimientos humanos pueden alcanzar su consumación en la caridad y en la bienaventuranza divina.
1770 La perfección moral consiste en que el hombre no sea movido al bien sólo por su voluntad, sino también por su apetito sensible.
Articulo 6
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