Rosario En Honor A La Virgen De Guadalupe
Enviado por catlafesta • 23 de Enero de 2014 • 586 Palabras (3 Páginas) • 455 Visitas
El origen de esta devoción es muy antiguo.
Data del siglo XIX. En sus inicios se comenzaba esta Devoción con una verbena en el Jardín del Santuario.
¿Porqué 46 rosarios?
Es un número simbólico para representar el número de estrellas impresas en el manto de la imagen de Guadalupe.
La devoción se conserva hasta el día de hoy; como todo encuentro de fe, es una práctica agradable a Dios y por su medio consta que se han alcanzado muchos favores.
Esta venerable tradición enlaza el mes de octubre, dedicado al santo rosario, a partir del día 28, con la fiesta de Santa María de Guadalupe, 12 de diciembre hasta sumar cuarenta y seis rosarios.
(LOS NOMBRES DE LAS 46 ESTRELLAS, SE MENCIONAN AL FINAL).
EL ROSARIO:
Es la devoción mariana que ha gozado de más preferencias en la piedad popular y ha sido más recomendada por la Iglesia.
Consiste en meditar veinte episodios o misterios de la vida, pasión y muerte de Cristo (incluyendo los Misterios Luminosos sugeridos por el Papa Juan Pablo II.) relacionados con Santa María, intercalando en cada misterio un Padre Nuestro y diez Aves Marías.
El rosario, además de cultivar, orientar y alimentar nuestra fe en Cristo nos ayuda a profundizar la trascendencia del hecho guadalupano y nos permite sentir la presencia amorosa de Nuestra Madre para su pueblo mexicano.
“El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo “sea formado” plenamente en nosotros (cfr. Gál. 4,19)”. (El Rosario de la virgen María n. 15)
GUÍA PARA PRACTICAR ESTA DEVOCIÓN:
† Por la Señal de la Santa Cruz † de nuestros enemigos, † líbranos Señor, Dios nuestro.
† En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor Jesucristo, que por mi amor quisiste nacer en un pesebre y morir en la cruz,
¡ qué grande ha sido mi deslealtad!
¡qué grande mi atrevimiento cada vez que he faltado a tu ley de amor!
Tú, Señor, mostrándote misericordioso conmigo te manifiestas Dios,
pues en tu ser infinito cabe infinita bondad.
Imploro tu perdón tanto más necesario cuanto más pecador me confieso.
¡Perdón, Señor mío!
Te ofendí y al considerarlo siento gran tristeza,
pero al verte en la cruz, mi confianza renace,
por eso, desde el fondo de mi alma, te digo como el salmista:
¡Apiádate de mi Dios mío según tu gran misericordia!
Amén.
OFRECIMIENTO:
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