Ser Digo De Ser

A pesar de los lazos afectivos con su nueva familia, sobre todo con su abuelo adoptivo sefardí, y estar enamorado de esa joven, Shlomo siente la necesidad de encontrar un lugar en la vida. Un lugar digno, un lugar subjetivo. Decide estudiar medicina y lo hace en París. En la soledad de la metrópoli reflexiona sobre su historia y le encuentra sentido, porque la comprende. Regresa con el título a Israel en donde seguirá con su búsqueda. Se casa con la mujer de su vida y se enrola en Médicos del Mundo, en el que las fronteras no existen. Allí se puede ser judío, israelí, francés, tunecino. Médico del Mundo es su identidad, él decide ser esa torre de Babel a través de la medicina. Consigue sincerarse con su mujer y así lograr ir en busca de su identidad.

Llega a través de esta misión al campo de refugiados de su infancia: Um Raquba Gedaref y entre la multitud halla la mirada inconfundible de su madre. Va a su encuentro y al producirse, un gemido de dolor, único e irreproducible, invade la pantalla. Es el grito desgarrador de una madre que encuentra a su hijo en un abrazo desesperado y de despedida. Encuentro con lo real, aquello insoportable que es la vivencia de lo siniestro.

La comprensión que consigue Shlomo de que no sólo está en el mundo sino con el mundo le permite trascender, liberarse.

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