Símbolos Y Signos Del Cristianismo

SIGNOS Y SÍMBOLOS DEL CRISTIANISMO

1. INTRODUCCIÓN:

El término “símbolo” se aplica a un signo concreto o a una figura que, de acuerdo con la intención del autor, evoca una idea o una realidad espiritual. Para J. Caballero (1992, 27) el símbolo es una imagen de carácter fijo, que surge del canal abstractivo, desposeída de características secundarias, reductiva, que sintetiza o abstrae lo más esencial para ordenar. Cuando el símbolo cumple con la función de codificar registros, se denomina signo.

Como no podían profesar abiertamente su fe, los antiguos cristianos se valían de símbolos que pintaban en los muros de las catacumbas y, con mayor frecuencia, grababan en las lápidas de mármol que cerraban las tumbas. Los símbolos sirvieron desde la antigüedad a los cristianos para presentar visiblemente lo invisible y para hacer más fácil la plegaria, pues a través de ellos se adora a Dios, o se venera a los Santos. Así mismo, también tienen una misión ilustrativa en la que representan escenas bíblicas pasajes sagrados (L. Borobio, 2007, 89)

El símbolo es una necesidad constante de la naturaleza humana que une al alma con el cuerpo, que permite pasar de una realidad a la otra. Los símbolos religiosos, en este aspecto, mantienen una dualidad material y espiritual, donde una realidad concreta lleva a una verdad oculta. Así por ejemplo, una paloma representa para los cristianos al Espíritu Santo (L. Borobio, 2007).

La casuística de la simbología cristiana es muy amplia, algunos ejemplos son los que paso a describir a continuación.

2. PRESENTACIÓN DE ALGUNOS DE LOS SÍMBOLOS CRISTIANOS

2.1 La cruz:

La Cruz resume toda la teología sobre Dios, sobre el misterio de la salvación de Cristo, sobre la vida cristiana. La señal de la cruz quiere ser un compromiso: porque la cruz es el símbolo mejor del estilo de vida que Cristo nos ha

enseñado. La imagen de la señal de la cruz quiere indicarnos el camino “pascual” o sea, de muerte y resurrección, que recorrió ya Cristo, y que nos invita ahora a nosotros para recorrerlo.

El símbolo de la cruz, por otra parte, es el nuevo árbol que posee el fruto del conocimiento del Bien y del Mal. Ofrece el fruto de la Eucaristía como signo sacramental de un nuevo renacimiento del yo. Es una nueva identidad cristiano-católica que asume los valores verdaderos de la doctrina cristiana. La Eucaristía es lo que permite restablecer el equilibrio perdido.

El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio. La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque representa (hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y aplica su fruto.

La cruz aparece bajo diversas formas, entre otras: San Pedro fue crucificado con la cabeza hacia abajo; la de Constantino combina la X con la P; el ancla combina la cruz y la media luna creciente y el pie del crucifijo.

2.2 El pez

El Evangelio del III Domingo de Pascua muestra cómo Cristo Resucitado aparece a siete discípulos suyos junto al lago de Tiberíades con pan y pescado sobre brasas. Dirigiéndose a San Pedro: “Toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado”. Así mismo, el pan y el pescado recuerdan la multiplicación milagrosa de panes y peces, prefiguración del Banquete de la Eucaristía.

La popularidad del pez como símbolo cristiano se debe al famoso acróstico que consiste en que las letras iniciales de cinco palabras griegas que forman la palabra griega que significa pez (Ichthys), que describen brevemente quién es Cristo y la razón de que sea adorado por los creyentes: “Iesous Christos Theou Yios Soter”, que significa Jesús Cristo hijo de Dios Salvador.

Inicialmente, el pez fue muy aceptado como símbolo del cristianismo, puesto que su grafía era muy sencilla y servía para darse a conocer y avivar la fe. De esta manera, por un lado el acróstico se hizo popular en el siglo II como

expresión de fe en la Divinidad del Señor, y, por otro, el pez fue muy popular como símbolo de los cristianos en el siglo III, apareciendo en muchas catacumbas, por ejemplo. Para ver si alguien con quien se encontraban era cristiano también, trazaban un arco para ver si la otra persona terminaba de dibujar la figura del pez, expresando así su fe en Cristo.

La asociación del símbolo del pez con los mismos cristianos, refleja la promesa del Señor a sus primeros Apóstoles cuando les llamó: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”.

2.3 El cordero

Este animal es el símbolo de Cristo, aunque también simboliza Santa Inés, virgen y mártir de la Iglesia primitiva. Fue Juan Bautista quien le aplicó el título de “Cordero de Dios” a Jesús. Este símbolo ha sido así mismo usado por el Papa San Sergio I, quien introdujo el “Agnus Dei” en el rito de la Misa, justo antes de la Comunión.

Desde los primeros siglos de la Iglesia, la imagen del cordero ha sido un símbolo tradicional en la iconografía y en la liturgia católica. Aparece grabado, esculpido, bordado o pintado en nombrosos lugares u objectos de culto.

La simbología del cordero aparece en numerosos pasajes bíblicos, por eso el símbolo del cordero se ha llenado de un sentido y una riqueza teológica y espiritual enormes. El cordero pascual es Jesucristo mismo, y es el que quita el pecado del mundo. Por eso, todos los católicos del mundo repiten en el santo sacrificio eucarístico las mismas palabras: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados al banquete del Señor”.

2.4 El agua y el baño

El agua del Bautismo debe ser agua natural y limpia, para manifestar la verdad del signo y hasta por razones de higiene, dice el Ritual en la Introducción.

El bautismo no es el agua, sino el baño del agua, que toma sentido en la fe, como acción regeneradora de Jesucristo. En el fondo, el que realiza la renovación y la regeneración es el Espíritu de Jesús Resucitado. El agua es el símbolo, el signo eficaz de este misterio de vida y de gracia que Dios nos comunica en el Bautismo.

La oración que se debe recitar para que se lleve a cabo la bendición del agua , y que desarrolla una admirable catequesis del significado del agua en el misterio de la salvación es: “Oh Dios, que realizas en tus sacramentos obras admirables con tu poder invisible, y de diversos modos te has servido de tu criatura el agua par significar la gracia del Bautismo... Que esta agua reciba, por el Espíritu Santo, la gracia de tu Unigénito, para que el hombre, creado a tu imagen y limpio en el Bautismo, muera al hombre viejo, y renazca, como niño, a nueva vida por el agua y el Espíritu Santo”.

El

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