Tláloc y sus representaciones
Enviado por ato02 • 14 de Marzo de 2013 • Trabajo • 1.607 Palabras (7 Páginas) • 722 Visitas
Tláloc (en náhuatl clásico: Tlālōc; AFI [ˈtɬaːloːk]) es el nombre del espíritu o ser elemental (téotl) de la lluvia y la tierra, en la cosmovisión náhuatl-culhua. Bien era conocido en toda el área de Mesoamérica con otros nombres.
Originalmente, representaba al agua terrestre, mientras que, por su parte, la serpiente emplumada, al agua celeste. Los mexicas lo tenían como el responsable de los períodos de sequía y lluvias torrenciales y hacían sacrificios de niños para honrarlo en el primer mes del año (ātl cāhualo).
Es originario de la cultura de Teotihuacan. A la caída de la ciudad pasó a Tula, y de ahí su culto se esparció entre los pueblos nahuas. Los teotihuacanos tuvieron contacto con los mayas, de ahí que ellos lo adoptaran o lo identificaran en la forma del Dios Chaac. En la cosmología tlaxcalteca, Tláloc se casó primero con Xochiquétzal, Diosa de la belleza, pero Tezcatlipoca la secuestró. Tláloc se casó otra vez con Matlalcueye. Tiene una hermana mayor que se llama Huixtocíhuatl.
Etimología
La voz Tláloc deriva de tlālli, que significa 'tierra' y octli, que significa 'néctar' o 'pulque'. En realidad la traducción literal sería 'néctar de la tierra', y se refiere al momento en que la lluvia penetra la tierra y forma parte de ella. Éste es el dios de las aguas que llegan del cielo, pero no de las aguas que ya están en la tierra, como pueden ser los ríos. Para los ríos y lagos está la diosa Chalchiuhtlicue, que significa 'falda de jade'. También ella es la esposa de Tláloc.
Tláloc y sus representaciones
Estatua de Tláloc a las afueras del Museo Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México.
Este ser fue uno de los más importantes en el altiplano de México, uno de los más representados y quizás también uno de los de mayor antigüedad del panteón de Mesoamérica. Aparece representado desde la época teotihuacana. Se le manifestaba siempre con unos atributos característicos:
Anteojeras formadas por unas serpientes que se entrelazaban y cuyos colmillos acababan siendo las fauces del dios.
Una especie de bigotera que no era otra cosa que su labio superior. Se cree que este gran labio era el símbolo de la entrada en la cueva que comunica con el inframundo y que deriva de la boca de las figuras olmecas.
La cara estaba casi siempre pintada de color negro o azul, más veces de color verde, para imitar los visos que hace el agua.
Llevaba en la mano una especie de estandarte de oro, largo y con forma de culebra, terminado en punta aguda; era para representar los relámpagos y los truenos que acompañan a veces al agua de lluvia.
En los dibujos de los códices puede verse que sus vestidos tienen pintados unas manchas que son el símbolo de las gotas de agua.
Tláloc está compuesto en sus representaciones por los tlaloques o dioses de los 4 rumbos. Cada uno de ellos manejaba y era el responsable de una vasija colocada en un rumbo. Cada vasija proporcionaba una lluvia diferente.
El paraíso de Tláloc
El lugar conocido como el paraíso de Tláloc se llama Tlalocan y está situado en la región oriental del Universo. De este lugar procedía el agua beneficiosa y necesaria para la vida en la tierra. Las personas que morían ahogadas o por hidropesía iban a morar a este paraíso. También acogía a los
que morían de la enfermedad de la lepra. Se trata de un enclave placentero, donde pueden verse toda clase de árboles frutales, así como maíz, chía (semilla de una especie de salvia que se usa en México como refresco), frijoles y más productos. La vida allí era enteramente feliz. Conocemos la descripción de esta morada del dios gracias a los escritos hechos por el padre Bernardino de Sahagún y otros personajes, que lo oyeron de boca de los indígenas. Algunos siglos después, se descubrió en Teotihuacan un mural en que se veía representada punto por punto esta descripción. Así se pudo conocer de manera gráfica lo que ya se conocía a través de lo escrito.
El culto de Tláloc
Tláloc fue una de las divinidades más antiguas y veneradas de toda Mesoamérica. Su culto se extendió por gran parte del territorio centroamericano. Fue tomado por los nómadas aztecas (así se llamaban los mexicas cuando apenas acababan de salir de Aztlán) que se instalaron en el lago Texcoco, asimilándolo como divinidad agrícola. Siguió siendo uno de los dioses fundamentales de las distintas comunidades agrícolas autóctonas.
Incensario con la imagen de Tláloc (Museo de América, Madrid, España).
Ni a Tláloc, ni a los demás Teteo se les puede nombrar como "dios de tal" o "dios de cual", pues aquel concepto equivale más a una teología y cosmología de origen helénico y judaico-semítico. Tláloc no es el "dios de...", ES la Lluvia, ES el Trueno, y es manifestación y expresión de la Esencia Suprema que se manifiesta de variadas formas al
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