Trabajo sobre evangelio de Juan.
Enviado por arleylopez • 16 de Noviembre de 2016 • Ensayo • 1.505 Palabras (7 Páginas) • 474 Visitas
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El Evangelio de Juan es quizá, el testimonio más completo sobre cristo como hijo de Dios; el Espíritu Santo, prometido por Jesús a los apóstoles y que debía revelarles toda la verdad, permite al evangelista sumergirse en las profundidades de Dios y expresarlas en el prólogo de su evangelio. Este prólogo del evangelio de juan es quizá el texto más clave donde la verdad de la divinidad de cristo halla expresión plena.
[1]Y es que durante décadas este hermoso himno revelador de una de las más grandes o quizá la más grande profesión de nuestra fe, ha suscitado diversas críticas y diversas opiniones coyunturales en la iglesia o de quien lee este prólogo de el discípulo amado de Jesús; San Agustín en diciembre de 414, se dirigió así a sus oyentes sobre esta verdad de cristo: “El hombre ha dejado a solas sus fuerzas naturales, no percibe lo que es del espíritu de Dios. Entonces me siento vacilar, ¿Cómo explicar lo que acabamos de leer en el evangelio: “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios”?... ¿Cómo, hermanos míos?, ¿tendremos que callarnos?, pero, ¿para qué leer, si es para guardar silencio?, ¿y para que escuchar si no va a haber explicación?... Por otra parte hay entre vosotros – no lo dudo – algunos que comprenden antes de cualquier explicación; pero no quiero defraudar a los que una explicación puede ayudar a comprender… En fin, la misericordia de Dios intervendrá quizás para que todo el mundo quede satisfecho y cada uno comprenda lo que pueda, puesto que el que habla dice también lo que puede. ¿Quién puede decir las cosas de Dios tal y como son?, me atrevo a afirmarlo, hermanos míos: quizás el mismo juan no dijo lo que es, si no que dijo también lo que pudo, porque no era más que un hombre… (Juan) que pronunció estas palabras, las recibió el mismo cuando descansaba sobre el pecho del señor, de donde bebió lo que luego nos daría a beber a nosotros. Pero son palabras lo que nos ofreció; tú a tú vez debes buscar su inteligencia en la fuente de la que bebió el propio juan.
Quizás objetéis que yo estoy más cerca que vosotros de Dios. Me veis a mí, ciertamente; pero Dios esta soberanamente presente a vuestra conciencia. Prestadme a mis oídos, a El vuestro corazón. ¡Y que todo quede lleno!”
“Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios. Él estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho” (Jn 1, 1-3). “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Jn 1, 14)... “Estaba en el mundo y por Él fue hecho el mundo, pero el mundo no lo conoció. Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron” (Jn 1, 10-11). “Más a cuantos le recibieron dióles poder de venir a ser hijos de Dios: a aquellos que creen en su nombre; que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios, son nacidos” (Jn 1, 12-13). “A Dios nadie lo vio jamás; el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer” (Jn 1, 18).
”Y el Verbo se hizo carne“, el que se hizo carne, es decir que perdura en el tiempo y es el verbo mismo el unigénito de Dios, es Dios mismo, es el hijo de la misma naturaleza del padre por quien todo fue creado y por ello todo cuanto existe, esto hace referencia al principio del que habla el génesis (Gén 1,1), el principio de la obra de la creación. Es el mismo hijo eterno de Dios que cuando viene al mundo como “verbo que se hizo carne”, trae a los hombres la plenitud de la gracia y la verdad. Plenitud de gracia y verdad porque instruye acerca del Dios único y verdadero a quien nadie ha visto jamás y porque a cuentos creen en él, les da la fuerza para renacer del agua y del espíritu es de decir renacer de Dios, para así llegar a ser sus hijos. Infortunadamente Juan constata de que el mundo no le conoció y que aunque vino a los hombres muchos no le recibieron.
La verdad que encontramos en el prólogo Joánico también la encontramos en diversos libros del nuevo testamento.
Como ejemplo de esto vemos en la carta a los hebreos que Dios “últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien también hizo los siglos; que, siendo la irradiación de su gloria y la impronta de su sustancia y el que con su poderosa palabra sustenta todas las cosas, después de hacer la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Heb 1, 2-3)
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