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Victoria Sobre El Mundo


Enviado por   •  8 de Abril de 2014  •  1.890 Palabras (8 Páginas)  •  232 Visitas

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La victoria sobre el mundo

El cristiano se encuentra en una batalla constante, la vida es una lucha contra los poderes que gobiernan al mundo y lo único que puede darle la victoria es la fe que confiesa a Jesús como el Cristo. Como el ladrón busca la víctima para robarle y el cazador, a su presa, así procura el mundo destruir al cristiano. Todo creyente necesita conocer lo que es el mundo y el propósito que persigue. La forma simplista de verlo no hace justicia a la realidad, se piensa de él como aquello que nos rodea, la sociedad en la que vivimos o un estilo de vida que no se conforma a los patrones prefijados que algunos consideran mandatos divinos. Mientras se continúe pensando así no se apreciará que el mundo es el recurso que Satanás emplea para destruir a la iglesia.

El mundo: esfera del Maligno

El concepto que Juan desarrolla del mundo lo adquiere directamente de las enseñanzas de su Maestro; quien al condenar la incredulidad de sus oyentes aludió a ellos como de abajo: lo que pertenece a este mundo; mientras se describió así mismo como de arriba: lo que no pertenece a este mundo (Juan 8:23). Ser del mundo y estar en el mundo son dos categorías diferentes. Cristo estaba en el mundo, al igual que los creyentes, pero no era del mundo. Los que son del mundo piensan en las cosas del mundo y actúan conforme a él; no es tanto una localidad, es ante todo una forma de pensar, una actitud que mueve a las personas a actuar contrario a Dios y que se expresa en la postura que toman respecto a la revelación de su Hijo.

Satanás es el príncipe de este mundo y el espíritu que engendra la vida que lo controla. De ahí que los que son del mundo están bajo su señorío y los deseos de su padre desean hacer. Éste ejerce su control alimentando la incredulidad y el desenfreno de las bajas pasiones. Su manera de actuar se aprecia en la vida de los drogadictos, los alcohólicos y tantos otros que el vicio arrastra y los conduce a la muerte, sin tener la capacidad de librarse del destino que, con seguridad, saben que les espera.

Porque el mundo está en tinieblas no puede percibir la condición de esclavitud en la que vive. La oscuridad representa la inhabilidad de entender la realidad de su situación, no ver lo obvio, lo que está frente a él sin disfraz alguno. El diablo los ha convencido que este mundo es puramente humano, que su único futuro es el placer que el momento les proporciona. No hay Dios; no hay juicio; por lo que comer, beber y el placer de la carne es todo lo que existe.

El diablo tiene éxito debido al poder que ejerce la carne que aún reside en los seres humanos, y a la cual el Espíritu únicamente puede contrarrestar. El mundo es atractivo; la carne lo ama, lo desea (1 Juan 2:15), como el alcohólico al alcohol, y el vicioso a la droga. Es una fuerza que la arrastra. El mundo es el terreno fértil donde los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, germinan y florecen. En los campos de Dios ellos son como la cizaña en el buen terreno: continúan creciendo con la buena hierba hasta que el Sembrador celestial dé la orden de arrancarla.

El mundo (forma de pensar contraria a Dios) no es eterno, tuvo su origen en la caída y Dios pretende ponerle fin. Las fuerzas que lo alimentan perecerán de igual manera; el príncipe de las potestades que lo gobierna, para siempre dejará de ser. Lo que está ocurriendo en la tierra —en especial tras bastidores, imperceptible a nuestros ojos— es la oposición del mundo a Dios, no luchando por ganar la batalla, —porque sabe que no podrá—, más bien, como una plaga de langostas que destruyen los campos, así el mundo pretende hacerlo con la creación de Dios. Pero, el cielo no está cruzado de brazos, anuncia que el mundo pasará, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:17).

A esta lucha, que viene desarrollándose por siglos, es el anticristo o falso profeta. Ha salido por el mundo para afianzar el territorio de Satanás, para engañar a los moradores de la tierra y, de ser posible, aun a los escogidos. El anticristo es un nuevo disfraz del mundo: un lobo vestido de oveja, un hijo de las tinieblas vestido como ángel de luz. Una forma de pensar que pretende contrarrestar el evangelio de Cristo para destruir la fe de algunos, y a otros desviarlos de la verdad, haciéndoles creer que sirven y honran a Dios, cuando en realidad son hijos de ira, enemigos de la verdad y la justicia.

El Hijo de Dios viene al mundo

El calificativo “Hijo de Dios” tiene un sentido figurado, se utiliza para distinguir los de “abajo” con los de “arriba”; el hombre sometido a los poderes del mundo y el Hombre celestial que ganó la victoria sobre los poderes de las tinieblas. El primer hijo de Dios: Adán (Lucas 3:38), representa al hombre derrotado; el segundo, al Hombre victorioso. Una forma de hablar del nuevo Adán y la nueva creación.

En su conversación con los judíos, Jesús señaló que él no era de este mundo, sino de arriba (Juan 8:32). Le dice a sus discípulos que la razón por la cual el mundo los aborrece es porque, al igual que él, no son del mundo (Juan 17:14). Sus oponentes argumentan que son hijos de Dios (Juan 8:41),

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