Desconectados del mundo real, conectados al mundo virtual

Desconectados del mundo real, conectados al mundo virtual

Claudia Coronel Núñez

¿En qué momento pasó, que ni nos dimos cuenta? Pasamos de fines de semana compartiendo risas e historias en familia o con amigos a pasar la mayor parte del tiempo, conectados a nuestros celulares. Vivimos pendientes de que tanto agradamos al mundo en redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter). Las llamadas telefónicas que duraban horas pasaron a la historia y los mensajes de texto han sido reemplazados por la inmediatez que ofrece el WhatsApp.

¿Es la tecnología la culpable de nuestros males o somos los seres humanos los que nos dejamos arrastrar por las nuevas tendencias hasta el punto de perder autonomía sobre nosotros mismos y la dirección de nuestras vidas? No podemos negar que la tecnología ha traído grandes beneficios a la sociedad; pero, al mismo tiempo, ha creado una nueva realidad: las personas vivimos más desconectadas que nunca a pesar de tener todo al alcance de nuestras manos. No importa que tan cerca estemos, lo que importa es que tan presentes, vinculados y comunicativos somos en el mundo real.

Las peculiaridades de la telefonía móvil digital ha conducido al usuario hacia la conducta insistente de privilegiar el dispositivo móvil sobre cualquier situación que se esté desarrollando a su alrededor. Esta actitud origina una falta de atención que desemboca en un acto descortés hacia quienes están presentes (Delena, 2014). Es en base a esta nueva realidad que nace el concepto de “Phubbing”, el cual apareció en los medios de comunicación por medio de la campaña de Stop Phubbing creada por Alex Haigh con la agencia McCann en el año 2012.

Somos conscientes que la era digital en que vivimos, los dispositivos tecnológicos invaden un espacio significativo en la vida de muchos individuos. Uno de los principales beneficios de las TIC es que nos acerca a quienes están lejos, pero uno de sus peligros es que nos alejan de quienes tenemos más cerca (Clairá, 2013). Se ha desarrollado un nuevo modelo de dependencia persona – maquina, en donde ya no se puede concebir ni un solo día sin estar al tanto de lo que sucede en un mundo paralelo al que vivimos, el mundo virtual.  

Esta nueva dependencia trae consigo nuevas maneras de comunicación, percepciones, realidades, conductas y hasta nuevas afecciones relacionadas al campo de la psiquiatría y psicología, nuevas adicciones. Echeburúa y de Corral (2010), la definen como  cualquier tendencia excesiva hacia alguna actividad, exista o no una sustancia química. La adicción “es una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser humano al estrechar su campo de conciencia y restringir la amplitud de sus intereses” (Echeburúa y de Corral, 92).

Perpetuar este tipo de comportamientos inconscientes, nos pueden volver esclavos de nuestra propia vida, logrando desconectarnos de nosotros mismos y volvernos dependientes de la aceptación que el resto nos puede ofrecer. Nuestra felicidad puede verse afectada, si llegamos a un punto en el que requerimos de un equipo tecnológico para poder lograr nuestro bienestar psicológico. Estar bien solo requiere de nosotros mismos y de nuestra voluntad para tener claro nuestras convicciones y prioridades a largo plazo para así poder tener relaciones personales sanas y en equilibrio.  

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