La tecnología en la empresa
Enviado por Julian Rivero • 11 de Abril de 2018 • Apuntes • 6.553 Palabras (27 Páginas) • 140 Visitas
3er AÑO – TECNOLOGÍA y SOCIEDAD – Lic. Julián Rivero
La tecnología en la empresa
I. Un insumo estructurante
Sin duda una de las claves de nuestra vida diaria, la tecnología es también una de las claves del éxito económico, tanto de las empresas
como de los países.
En el pasado aún cercano, se hablaba de la industria como motor esencial de la economía de un país. Ahora se habla erróneamente de
que estamos en una era post-industrial en la cual la industria ya no ocuparía ese lugar central. De hecho, en los países más desarrollados
la industria ya ocupa menos personas que el sector de “servicios” . Eso se debe no a que la industria sea menos importante que antes sino a que, por efecto de tecnologías más eficientes, se ocupa menos mano de obra que antes. Los bienes se siguen produciendo en las fábricas, y en cantidades cada vez mayores; pero éstas mismas deben actualizar sus métodos con cierta frecuencia.
La novedad es que, en escala mundial, en el mercado, constantemente están apareciendo bienes nuevos, los modelos cambian, y también lo hacen los métodos de producción de los bienes y los servicios que ya conocemos. La búsqueda de una eficiencia económica cada vez mayor en los procesos y en los productos que se ponen en venta es tan acelerada que, en el descubrimiento o la invención de nuevas tecnologías, de nuevas maneras de hacer las cosas conocidas, o la manera de hacer nuevas cosas, el conocimiento ha llegado a ser una fuerza productiva tanto o más importante que los insumos tradicionales que se emplean en cualquier manufactura.
Los ingredientes básicos del proceso de producción de cualquier producto o servicio son: materias primas, energía, mano de obra y tecnología. Nosotros queremos añadir a esta lista, en igualdad de rango con los anteriores, la consideración del impacto ecológico de ese proceso.
Se suele mencionar el capital — a veces en la forma de crédito—como factor de producción. Aquí no insistiremos sobre este ingrediente fundamental, porque no estamos interesados en un estudio de los aspectos económicos y financieros del proceso productivo en sí.
Desde el punto de vista del capitalista, cuyo objetivo es el lucro, el capital tal vez sea el comienzo y el fin del proceso productivo. Para nosotros, en cambio, que estamos sobre todo interesados en el proceso productivo y sus productos, el capital, si bien es fundamental tanto para la inversión productiva como para la operación cotidiana de la producción (“ capital de trabajo"), es sólo un intermediario, aunque imprescindible, para la adquisición de los insumos.
Las materias primas, la energía y la mano de obra son los insumos tradicionales. Sobre ellos se ha escrito mucho, y se entiende perfectamente su rol. Generalmente se considera que la mano de obra se aplica a las materias primas para producir los bienes deseados, mediante el uso de herramientas y máquinas. La energía es sólo un insumo más, que se menciona por separado por constituir un ingrediente común de características especiales en casi todas las industrias.
Cuando una empresa hace el análisis económico teórico del proceso de producción, supone que se ha invertido cierto capital en la adquisición de los locales y las máquinas con las que se trabajará. Se adquieren materias primas en las cantidades adecuadas a la producción que se desea obtener, y se emplea personal con las calificaciones adecuadas, al que se le pagará un salario, y los aportes sociales que estipula la ley. Es evidente que no conviene comprar más materia prima que la que se ha de usar inmediatamente en la producción, y que no conviene emplear personal de más. Sin embargo hay siempre un mínimo de costos que no dependen de la producción: éstos son los costos fijos, y una de las preocupaciones de la industria es reducirlos lo más posible. Entre ellos están también los costos de la administración, de la publicidad, etc. y la amortización de las inversiones hechas. Los costos variables son proporcionales a la producción. Se supone que esta producción se vende a cierto precio, fijado por las condiciones del mercado.
Los otros dos tipos de insumos son menos conocidos: la tecnología y el impacto ecológico. Ninguno de ellos cabe en la clasificación
tradicional de costos fijos y variables.
Una industria está diseñada para producir cierta cantidad de productos operando al máximo de su capacidad. Sin embargo, generalmente puede soportar un ritmo de trabajo menor, hasta un punto de equilibrio por debajo del cual los costos superan los ingresos logrados por las ventas.
El precio del producto se establece de varias maneras. Idealmente o en teoría, lo establece la “ ley de la oferta y la demanda” , o sea, las
condiciones del mercado. Depende, entre otras cosas, de la calidad del producto en comparación con otros similares. En la realidad, las condiciones del mercado suelen ser mucho menos transparentes, y varían fuertemente según la naturaleza del producto. Si el productor tiene condiciones monopólicas, el límite del precio lo establece el máximo que los consumidores están dispuestos a pagar, cuando no lo fija el gobierno. Si hay un productor grande y varios menores, el grande a veces tolera la presencia de sus competidores, porque los mayores costos de éstos le permiten aumentar su propia ganancia. En muchos países existe legislación que prohíbe el monopolio. Hay productos — las llamadas Commodities— para los que existen muchos productores relativamente equivalentes, y en ese caso el mercado es algo más transparente. Aun en esos casos, muchas veces los precios se fijan por convenios entre productores y grandes clientes, y dependen de las cantidades negociadas.
La diferencia entre el valor monetario de la producción y el de todos los costos es el valor agregado por el proceso de producción. El
valor agregado mide la riqueza generada por este proceso y es evidente que conviene que sea el máximo posible.
La tecnología, el insumo oculto
El insumo tecnológico, disimulado en este análisis, está agudamente presente, encarnado en las máquinas y en los procesos productivos que se llevan a cabo; en la cantidad de empleados y en la capacitación requerida de éstos; en la calidad lograda y en la productividad
que alcanza cada empleado.
La tecnología es el insumo crítico porque es el que estructura toda la producción. Por lo tanto resulta fundamental que esté adaptada
a los requerimientos de la situación concreta. No es ni directo ni indirecto, sino estructurante.
El efecto de las innovaciones tecnológicas sobre el proceso productivo no necesita mayor explicitación. Ya hemos mencionado el reemplazo de los esclavos por desmotadoras de algodón; otros ejemplos son, la desaparición de las cuadrillas de peones de las calles, en las que retroexcavadoras cavan, en horas, zanjas que docenas de obreros hacían en días o semanas. Es fácil mencionar muchos otros ejemplos.
El insumo tecnológico existe siempre, explícita o implícitamente, cualquiera que sea el grado de complejidad de la producción,
o el nivel de incorporación de valor agregado. Aun en una economía de subsistencia, o en una economía colonial, que meramente exporta bienes o recursos primarios, hay una tecnología de producción y una tecnología que guía el acopio o el transporte de los bienes.
Aquí tenemos que distinguir claramente entre los bienes de consumo que incorporan tecnologías avanzadas, como, por ejemplo, una cá
mara de televisión familiar o un marcapaso cardíaco, y los procesos innovativos que incorporan conceptos y equipos de alta tecnología en la producción de bienes, como por ejemplo, un equipo robotizado de soldadura de metales.
Cuando se la aplica al proceso productivo, la tecnología avanzada en general tiende a reemplazar mano de obra humana por el trabajo
de las máquinas, o por lo menos trabajo menos calificado por trabajo más calificado. Existen diversos tipos de tecnología según la im portancia relativa del capital y de la mano de obra. En un debate político, cuando toma importancia que los habitantes de una región tengan fuentes de trabajo para ganar su sustento, se suele hablar a veces de una oposición entre tecnologías o industrias labor-intensivas — que emplean tecnologías menos automatizadas, y por lo tanto requieren más personal— y tecnologías capital-intensivas, que emplean menos personal, y requieren inversiones más importantes en maquinaria y procesos de control.
Finalmente, en la actualidad también hay industrias tecno-intensivas, nacidas con el desarrollo de las tecnologías más avanzadas, y que generalmente no pueden prescindir de ellas en ninguna de sus fases.
Ejemplos de industrias tecnointensivas son todas las vinculadas a la actividad espacial, la electrónica, la informática y la biotecnología.
No bien un país intenta algo más que exportar materias primas en bruto, el insumo tecnológico es cada vez más crítico y forma una parte más esencial y determinante de los costos de producción. Esto no necesariamente quiere decir una porción cuantitativamente mayor, sino que hasta la tecnología usada determina la mayor parte de los demás componentes del costo.
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