¿Cuál es el plato preferido de los informáticos?

Chistes.

¿Cuál es el plato preferido de los informáticos? las patatas CHIPS

El mexicano no se enamora: se encula.
El mexicano no convence: tira choro.
El mexicano no se lanza: se avienta.
El mexicano no besuquea: faja.
El mexicano no molesta: chinga.

¿Por qué los mexicanos no van a las Olimpiadas? Porque los que saben nadar y los que corren bien ya se cruzaron a los Estados Unidos.

Dialogo de motivación

La motivación de Claudio

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Claudio se destacaba entre sus compañeros. Y no era porque él quisiera sobresalir. Simplemente se destacaba porque era el que se portaba mejor, el que siempre estaba limpio y prolijo, jamás estaba fuera de lugar y, permanentemente, dispuesto a ayudar a la maestra (y no por quedar bien o para estar mejor considerado; simplemente le gustaba ayudar).

También era un gran colaborador de sus padres y de sus compañeros.

Nadie tenía una queja contra Claudio.

Si algún compañero quería algo él se lo daba. Si necesitaban ayuda para terminar una tarea, ahí estaba Claudio para dar una mano y compartir su tiempo libre. Él sabía lo que hacía feliz a sus padres, a sus maestros y a sus amigos y procuraba que lo consiguieran sin necesidad de que se lo tuvieran que pedir.

Cuando egresó del colegio siguió la carrera de medicina, porque sabía que ése era el gran deseo de su padre. Se recibió con medalla de honor, y al acto de entrega de diplomas, fue su familia con ropa y zapatos nuevos y peinados de peluquería e hicieron una gran fiesta.

Claudio comenzó a trabajar en la guardia de un hospital.

Le gustaba estar allí porque era un lugar en que los médicos y enfermeras corrían de un lado para otro sin que les quedara  tiempo libre para relacionarse con los demás.

Claudio era muy apreciado por sus compañeros y por la gente porque era eficiente en su trabajo.

Cierta noche que no hubo emergencias, una enfermera, que se estaba por jubilar, se le acercó con un mate, se sentó a su lado y le preguntó por qué estaba allí.

–Porque soy médico, es mi trabajo.

–¿Y por qué más?

Claudio no supo responder.

–¿Por qué me pregunta esto?

–Porque si bien trabaja como ninguno, he notado que no mira a los ojos de la gente y ni siquiera sabe el nombre de una enfermera. Es el médico que mejor nos trata y  se dirige a nosotras con respeto, pide las cosas por favor y también agradece. No es que sea falso, pero se me ocurrió que, tal vez… usted se comporta así porque no ama lo que hace.

Justo sonó el timbre que llamaba desde la sala de internación y la enfermera debió ir.

Por primera vez en su vida Claudio tomó conciencia de que siempre había hecho las cosas de acuerdo con lo que los demás esperaban de él y, en realidad, nunca había tenido en cuenta lo que él quería.

Se levantó, fue hasta la sala de emergencias y miró a los pacientes uno por uno. Se detuvo al lado de cada cama, averiguó sus nombres e hizo algún comentario con las personas que estaban de acompañantes.

Desde ese momento Claudio se propuso amar cada cosa que hiciera; su trabajo, sus compañeros y compañeras del hospital, los enfermos, sus pasatiempos… en fin, no hacer nada sin valorar la vida y los acontecimientos que le ocurrirían.

Sus padres y sus amigos notaron un pequeño cambio en sus actitudes. Reía más a menudo y, a veces, hasta se olvidaba de llamar a alguien para el cumpleaños.

Ñata, la enfermera que le había hecho esa observación, también percibió esos cambios y pensó que era un verdadero honor trabajar los últimos meses, antes de jubilarse, junto a Claudio.

Para pensar y conversar acerca del cuento

Desde pequeños nos enseñan a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal (o, al menos lo que otros consideran que es así).

A medida que crecemos cada uno debe hacerse responsable de elegir lo que desea hacer y de encontrar fundamentos en eso que hace.

Ya no se actúa por temor a un castigo o para quedar bien con alguien. Es necesario involucrar el sentimientos y la razón, es decir a todo nuestro ser, en cada decisión.

Si no somos capaces de hacerlo, nuestra vida se vacía de contenido y se vuelve gris.

• ¿Por qué Claudio hacía las cosas que hacía? ¿Qué era lo que lo movía a actuar?

• En el caso personal de cada uno, ¿es importante el motivo que nos lleva a la acción, a tomar una decisión y a hacer algo?

• ¿Qué relación tiene este relato con la frase de la primera carta de san Pablo a los Corintios capítulo 13. «Si yo no tengo amor…»?

de Juan Carlos Pisano e Inés Casalá.

Publicado en La Hojita de los niños el 21 de enero de 2010.

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