El Futuro
Enviado por Lobito742 • 28 de Octubre de 2014 • 536 Palabras (3 Páginas) • 128 Visitas
Lo incierto del porvenir me excita el paladar. Se me adormece la lengua de solo pensar la desdicha del descontrol, de la falta de autonomía y la ausencia de poder para las decisiones de la vida. Esto es acerca de lo que sucederá mañana, especificamente el segundo despues de ahora, a pesar de que éste, cuando ya haya pasado, se convierta en presente, y eventualmente en pasado. Pero mientras no cruce el umbral al presente, aun es futuro. No me referiré a los segundos actuales y venideros inmediatos en los cuales escribo este ensayo, sino que me basaré en la suposición futura a partir del momento que esto dicte Fin. No el fin recién nombrado, sino el verdadero. Ahora bien, el futuro no es un sustantivo, ni tampoco un adjetivo, no es una cosa, ni tampoco una realidad; es una condición relativa de lo que podría suceder en los tiempos ya indicados. Desde pequeños soñamos con el porvenir de nuestra adultez, por el puro hecho de desearnos ver mayores para espantar los miedos que nos rondan la vida, pero luego a medida crecemos nos damos cuenta que nadie nos devuelve el futuro convertido en pasado; y nos abrazamos a los recuerdos, únicos testigos de la historia escrita por nosotros mismos. Pero si entonces recién comprendimos que el futuro era frágil, no sólo porque lo perdemos con facilidad, sino que porque el crecimiento lo corrompe; es decir que a medida crecemos menos expectancia existe para con nuestro futuro y los sueños van desapareciendo conforme a la inexistencia de una fascinación normal en las conciencias. Considerar entonces que el futuro se vive una sola vez es el único factor tangible de la clasificación, porque las prioridades de doblegarlo ante los propios deseos egoístas han transformado al destino en el peor amigo del futuro. Una sola vez en la vida dicta la lógica. Cada segundo-futuro se va perdiendo a medida avanza el tiempo. En relación a la segunda afirmación, esa que refiere del destino, entonces decir que la gente le ha atribuido su relación ante los fracasos que sobreabundan por errores humanos y no divinos. La diferencia entre el egoismo de un ensueño y la libertad de un sueño, es vital en la definición de un futuro ideal. Porque el egoismo de ensueño es el que culpa al destino de ser un interesado en sus fines, mientras que la libertad nos dicta un sueño ideal; no bien perfecto, sí acorde a lo que el verdadero destino quiso de nosotros. Entonces el futuro que se nos pierde en actos vanales y circunstancias adversas no es más que el concubinato deforme de una historia falsa que nadie debió construir, consecuencia de errores o pecados humanos incapaces de redimirse con el actuar del ser vivo. Considerar que el futuro acabará tarde o temprano pasa a ser la próxima verdad inherente de estas inferencias y asumir esta idea como propia nos rendirá como mejores personas. No felices, para nada, pero sí preparados para el sufrimiento de perder todo lo que hayamos construido en el futuro que se nos fue.
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