El desarrollo de software

El desarrollo de software ha conocido varias etapas, pero recién en la década de los 70 se establecieron algunas reglas generales bajo un nombre genérico. A lo largo de los años, en el desarrollo de software se implementaron varios modelos, comenzando con el enfoque de "Codificar y corregir" en el que el equipo escribió el código y todos los errores se resolvieron al final. La aplicación se entregó al cliente final e incluso los cambios más pequeños fueron difíciles de implementar, ya que en algunos casos se tuvo que modificar todo el programa. A mediados de la década de 1950 se definieron pasos específicos, etapas que debía seguir cada equipo de desarrollo de software: requisitos del cliente, diseño, desarrollo, integración, pruebas y despliegue. Esta metodología se conoció como

Modelo “Cascada” en 1970 y todavía se usa hoy en día en muchos proyectos. El principio detrás del modelo se basa en dividir el programa en más fases y comenzar a trabajar en la primera. Una vez finalizado esto, el equipo puede comenzar a trabajar en la siguiente fase, pero retroceder para realizar cambios adicionales es muy difícil y se pierde tiempo y dinero. Todos los requisitos del cliente se establecen desde el principio, por lo que cualquier modificación tiene un alto impacto para el equipo de desarrollo. Además, la participación del cliente es bastante limitada durante el desarrollo. En 10 años, se lanzó otro modelo, llamado "Spiral" y es el primero que introdujo términos como iterativo e incremental.

En los años 90, la idea de la retroalimentación frecuente comenzó a crecer y apareció una alternativa al modelo Waterfall, el "Desarrollo rápido de aplicaciones". En 2001, la metodología ágil fue definida claramente por un grupo de desarrolladores, que entendieron la importancia de aprender de las iteraciones anteriores y de sus propios errores. En no más de 68 palabras, describieron los valores más importantes de Agile y señalaron los principios que ayudan a obtener software de alto valor. La idea básica sugiere poner en un segundo lugar los procesos que consumen tiempo y aumentar las interacciones humanas. [1]“Agile” se utiliza principalmente en la industria de TI, para definir una metodología de gestión de proyectos, pero a veces se cree erróneamente que solo en TI funciona este modelo. Las prácticas ágiles se pueden utilizar en todas las industrias, desde recursos humanos hasta departamentos financieros e incluso en las actividades del día a día. Los procesos ágiles ayudan al equipo a trabajar según sus propias reglas, mejorando el modelo en base a la retroalimentación constante. Cada miembro del equipo tiene la oportunidad de involucrarse y exponer su idea. La característica especial que distingue el desarrollo ágil de software de cualquier otro modelo es la forma en que se entrega el producto, después de cada paso el cliente puede encontrar nuevas funcionalidades en la aplicación. Se proporciona al usuario final un producto flexible, dinámico y enfocado al cliente.

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