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Filosofía de las formas simbólicas


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  3.138 Palabras (13 Páginas)  •  224 Visitas

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PREFACIOEl primer impulso para escribir este libro se lo debo a mis amigos ingleses ynorteamericanos que han insistido repetidamente para que publicara unatraducción inglesa de mi

Filosofía de las formas simbólicas.

Aunque me hubieracomplacido corresponder a sus deseos, me di cuenta, a los primeros pasos, de quela tarea era impracticable y hasta resultaba, en las actuales circunstancias,injustificable la reproducción del libro en su integridad. Por lo que respecta allector le hubiera exigido un gran esfuerzo de atención la lectura de un estudioen tres volúmenes que se ocupa de un tema difícil y abstracto. Pero tambiéndesde el punto de vista del autor era poco practicable o aconsejable la publicaciónde una obra planeada y escrita hace más de veinticinco años. Desde esa fecha, elautor ha proseguido sus estudios sobre la materia. Ha podido conocer muchoshechos nuevos y se ha tenido que enfrentar con nuevos problemas. Hasta losmismos problemas viejos son vistos por él desde un ángulo diferente y aparecencon una iluminación distinta. Por todas estas razones me decidí a partir otra vez ya escribir un libro enteramente nuevo. Este libro tenía que ser mucho más breveque el primero. "Un libro grande —dice Lessing—, es un gran daño". Cuandoescribía mi

Filosofía de las formas simbólicas

estaba yo tan absorbido por eltema que olvidé o descuidé esta máxima estilística. En la actualidad me sientomucho más inclinado a suscribir las palabras de Lessing. En lugar de ofrecer unaexposición detallada de los hechos y una morosa discusión de las teorías, heprocurado concentrarme en unos cuantos puntos que se me figuran de especialimportancia filosóficay he tratado de expresar mis pensamientos con la mayorbrevedad y concisión.De todos modos, ellibro tiene que tratar de temas que, a primera vista,pueden parecer bastante dispares.Un libro que se ocupa de cuestiones psicológicas, ontológicas, epistemológicas, yque contiene capítulos que se refieren al mito y a la religión, al lenguaje y al arte, ala ciencia y a la historia, se expone al reproche de no ser más que un

mixtumcompositum

de las cosas más diversas y heterogéneas. Espero que el lector, despuésde leídas sus páginas, encontrará que el reproche es infundado. Uno de mispropósitos principales se cifra en convencerle de que todos los temas de que setrata en este libro no constituyen, después de todo, más que un solo tema.Representan caminosdiferentes que llevan a un centro común y, a mi parecer,corresponde a una filosofía de la cultura el encontrar y fijar este centro.

PREFACIOEl primer impulso para escribir este libro se lo debo a mis amigos ingleses ynorteamericanos que han insistido repetidamente para que publicara unatraducción inglesa de mi

Filosofía de las formas simbólicas.

Aunque me hubieracomplacido corresponder a sus deseos, me di cuenta, a los primeros pasos, de quela tarea era impracticable y hasta resultaba, en las actuales circunstancias,injustificable la reproducción del libro en su integridad. Por lo que respecta allector le hubiera exigido un gran esfuerzo de atención la lectura de un estudioen tres volúmenes que se ocupa de un tema difícil y abstracto. Pero tambiéndesde el punto de vista del autor era poco practicable o aconsejable la publicaciónde una obra planeada y escrita hace más de veinticinco años. Desde esa fecha, elautor ha proseguido sus estudios sobre la materia. Ha podido conocer muchoshechos nuevos y se ha tenido que enfrentar con nuevos problemas. Hasta losmismos problemas viejos son vistos por él desde un ángulo diferente y aparecencon una iluminación distinta. Por todas estas razones me decidí a partir otra vez ya escribir un libro enteramente nuevo. Este libro tenía que ser mucho más breveque el primero. "Un libro grande —dice Lessing—, es un gran daño". Cuandoescribía mi

Filosofía de las formas simbólicas

estaba yo tan absorbido por eltema que olvidé o descuidé esta máxima estilística. En la actualidad me sientomucho más inclinado a suscribir las palabras de Lessing. En lugar de ofrecer unaexposición detallada de los hechos y una morosa discusión de las teorías, heprocurado concentrarme en unos cuantos puntos que se me figuran de especialimportancia filosóficay he tratado de expresar mis pensamientos con la mayorbrevedad y concisión.De todos modos, ellibro tiene que tratar de temas que, a primera vista,pueden parecer bastante dispares.Un libro que se ocupa de cuestiones psicológicas, ontológicas, epistemológicas, yque contiene capítulos que se refieren al mito y a la religión, al lenguaje y al arte, ala ciencia y a la historia, se expone al reproche de no ser más que un

mixtumcompositum

de las cosas más diversas y heterogéneas. Espero que el lector, despuésde leídas sus páginas, encontrará que el reproche es infundado. Uno de mispropósitos principales se cifra en convencerle de que todos los temas de que setrata en este libro no constituyen, después de todo, más que un solo tema.Representan caminosdiferentes que llevan a un centro común y, a mi parecer,corresponde a una filosofía de la cultura el encontrar y fijar este centro.

PREFACIOEl primer impulso para escribir este libro se lo debo a mis amigos ingleses ynorteamericanos que han insistido repetidamente para que publicara unatraducción inglesa de mi

Filosofía de las formas simbólicas.

Aunque me hubieracomplacido corresponder a sus deseos, me di cuenta, a los primeros pasos, de quela tarea era impracticable y hasta resultaba, en las actuales circunstancias,injustificable la reproducción del libro en su integridad. Por lo que respecta allector le hubiera exigido un gran esfuerzo de atención la lectura de un estudioen tres volúmenes que se ocupa de un tema difícil y abstracto. Pero tambiéndesde el punto de vista del autor era poco practicable o aconsejable la publicaciónde una obra planeada y escrita hace más de veinticinco años. Desde esa fecha, elautor ha proseguido sus estudios sobre la materia. Ha podido conocer muchoshechos nuevos y se ha tenido que enfrentar con nuevos problemas. Hasta losmismos problemas viejos son vistos por él desde un ángulo diferente y aparecencon una iluminación distinta. Por todas estas razones me decidí a partir otra vez ya escribir un libro enteramente nuevo. Este libro tenía que ser mucho más breveque el primero. "Un libro grande —dice Lessing—, es un gran daño". Cuandoescribía mi

Filosofía de las formas simbólicas

estaba yo tan absorbido por eltema que olvidé o descuidé esta máxima estilística. En la actualidad me sientomucho más inclinado a suscribir las palabras de Lessing. En lugar de ofrecer unaexposición detallada de los hechos y una morosa discusión de las teorías, heprocurado concentrarme en unos

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