Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos
Enviado por monikagarcia • 28 de Octubre de 2013 • 779 Palabras (4 Páginas) • 323 Visitas
Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de
ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí
mismo el nombre de Homo sapiens. Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de su
tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una cantidad de tiempo igual ignorando
concienzudamente las fundamentales. Se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos
los primates, pero procura ocultar la circunstancia de que tiene también el mayor pene, y prefiere
atribuir injustamente este honor al vigoroso gorila. Es un mono muy parlanchín, sumamente
curioso y multitudinario, y ya es hora de que estudiemos su comportamiento básico.
Yo soy zoólogo, y el mono desnudo es un animal. Por consiguiente, éste es tema adecuado
para mi pluma, y me niego a seguir eludiendo su examen por el simple motivo de que algunas de
sus normas de comportamiento son bastante complejas y difíciles. Sírvame de excusa el hecho de
que, a pesar de su gran erudición, el Homo sapiens sigue siendo un mono desnudo; al adquirir
nuevos y elevados móviles, no perdió ninguno de los más viejos y prosaicos. Esto es,
frecuentemente, motivo de disgusto para él; pero sus viejos impulsos le han acompañado durante
millones de años, mientras que los nuevos le acompañan desde hace unos milenios como
máximo... y no es fácil sacudirse rápidamente de encima la herencia genética acumulada durante
todo su pasado evolutivo. Si quisiera enfrentarse con este hecho, sería un animal mucho más
complejo y tendría menos preocupaciones. Tal vez en esto pueda ayudarle el zoólogo.
Una de las más extrañas características de los anteriores estudios sobre el comportamiento
del mono desnudo es que casi siempre eludieron lo más evidente.
Los primeros antropólogos marcharon a los más apartados e inverosímiles rincones del
mundo, a fin de descubrir la verdad fundamental sobre nuestra naturaleza, y se dedicaron al
estudio de remotas culturas estancadas, atípicas y tan poco fructíferas que están casi extinguidas.
Después, volvieron con hechos sorprendentes sobre extrañas costumbres de apareamiento,
chocantes sistemas de parentesco o curiosos procedimientos rituales de estas tribus, y emplearon
este material como si fuese de vital importancia para el comportamiento de nuestra especie en su
conjunto. El trabajo realizado por estos investigadores fue, desde luego, sumamente interesante, y
sirvió para mostrarnos lo que puede ocurrir cuando un grupo de monos desnudos se ve metido en
un callejón cultural sin salida. Reveló hasta qué punto pueden extraviarse nuestras reglas normales
de comportamiento sin llegar
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