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Investigacion Documental


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.953 Palabras (8 Páginas)  •  354 Visitas

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¿A QUÉ LE LLAMAMOS "HISTORICIDAD"?

El concepto de historicidad, como la mayoría de los conceptos en ciencias sociales, es complejo y multívoco. Tal como lo voy a retomar aquí, historicidad se refiere al conjunto de circunstancias que a lo largo del tiempo constituyen el entramado de relaciones en las cuales se inserta y cobra sentido algo, es el complejo de condiciones que hacen que algo sea lo que es: puede ser un proceso, un concepto o la propia vida.

Así, Hans Georg Gadamer hace referencia a la historicidad del intérprete –o del investigador– cuando afirma que todo aquél que intenta comprender un hecho o un texto lo hace desde su propia situación y sus propios intereses. Esto supone que la comprensión, si es por ejemplo de un hecho del pasado, supone tanto reconocer, hacerse consciente de las propias circunstancias, como de las condiciones en las cuales eso que queremos comprender se gestó. La historicidad de un término, o de un concepto, se refiere entonces, extendiendo un poco el sentido de las formulaciones de Gadamer, al entramado de relaciones (sociales, políticas, culturales, lingüísticas y de todo tipo) en el cual el concepto surge y del cual extrae en principio su significado. Además, hay que considerar para el caso de los conceptos sociales, o sociológicos, que es lo que nos interesa aquí, que la reconstrucción de esa historicidad, que no es algo definido de una vez y para siempre sino que continuamente "se está haciendo", supone una doble tarea por parte del investigador. Por una parte, debe tener en cuenta la distancia que lo separa del momento de surgimiento del concepto, lo cual implica, por lo tanto, tomar conciencia de la "alteridad" del concepto mismo, de las sucesivas diferencias de significado que el concepto pudo tener a lo largo del tiempo. Por otra, el investigador necesita reconocer que todo proceso de comprensión es, al mismo tiempo, un proceso de extrañamiento y desarraigo del concepto de sus circunstancias de origen. Reconocer y reconstruir la historicidad de un concepto implica, por lo tanto, un proceso doble: por un lado, constatar su "alteridad", la distancia que nos separa, sus sucesivas diferencias de significado a lo largo del tiempo; y por el otro, al traerlo a nuestra propia circunstancia, debido a un interés presente, cuestionarlo, de–construirlo y por último analizarlo en sus múltiples significaciones, lo cual le otorga una cierta "intemporalidad", una cierta generalidad, que permite su aplicación a circunstancias diversas.

La comprensión de la historicidad de un concepto contiene, al mismo tiempo, la conciencia de que algo pertenece a su propio contexto de origen y adquiere su significado en el marco de relaciones que lo suponen y que, al mismo tiempo, pretende representar o referir y, además, que ese concepto traído por nuestro interés al presente pertenece a nuestro mundo, en el que lo analizamos, lo utilizamos y lo recreamos (Gadamer, 1966: 333–375).

Esto no es una tarea sencilla. Por una parte, todos tenemos "hábitos imperceptibles" al pensar. Por ello es necesario estar dispuestos a sustituir los conceptos previos (nuestros "prejuicios") con los que iniciamos la investigación, así como los significados supuestos que les adjudicamos en principio, por los que vayan surgiendo y mostrándose como más adecuados en el transcurso del trabajo (Gadamer, 1966).

Reinhardt Koselleck también critica la transferencia, inadvertida en el pasado, de expresiones de la vida social del presente (el problema del anacronismo), así como pensar que las ideas y conceptos son universales, ya que tienen manifestaciones particulares. Si uno se embarca en un proceso de clarificación conceptual debe entonces tener en cuenta tanto la historia de la lengua como la historia social, pues "cualquier semántica tiene que ver con contenidos extra–lingüísticos" (Koselleck, 1993: 112).

A esta vigilancia epistemológica imprescindible se refiere también, desde una perspectiva disciplinar diferente, Pierre Bourdieu, ya que el modo en que utilizamos nuestros instrumentos conceptuales constituye su misma posibilidad de legitimación y objetividad. Sólo así, "los conceptos […] podrán ser utilizados como instrumentos que, arrancados de su contexto original, se abren a nuevos usos" (Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 1975: 15).4

La historicidad, por lo tanto, supone una dimensión sincrónica (se refiere a un conjunto determinado de circunstancias en un momento determinado en el tiempo) y una dimensión diacrónica (se refiere a cómo se han ido conformando y cómo se siguen modificando esas circunstancias a lo largo del tiempo hasta llegar al presente de quien utiliza el concepto).

Para entender el significado de un concepto no nos desplazamos hacia la constitución psíquica de quienes lo utilizan (algo que por otra parte sería difícil, si no imposible), sino hacia la perspectiva bajo la cual se ha generado. Esa perspectiva es tanto cultural como, en el caso de los conceptos sociológicos, disciplinar. Vale decir, logramos comprender el significado, o mejor, los significados de un concepto, si logramos captar su historicidad; es decir, si vemos dentro de qué forma de vida ha surgido y se aplica ese concepto y, en el caso de los conceptos sociológicos, también dentro de qué tradición se han generado, y si además tomamos conciencia de nuestro propio contexto y nuestra propia tradición en juego. Por ello, todo proceso de "historizar" un concepto es un ejercicio de comprensión, un ejercicio hermenéutico 5 y un ejercicio de traducción. No implica "ponerse en los zapatos de alguien", no es un ejercicio de empatía 6 sino de reconstrucción de un contexto sociohistórico a partir de la investigación.7 En esta manera de entender la historicidad, y por lo tanto de comprender y explicar los significados, encontramos puntos de contacto entre las formulaciones de Gadamer y las de Ludwig Wittgenstein, para quien sólo conociendo la forma de vida en la que se genera y utiliza un concepto es posible entenderlo y traducirlo a nuestro propio mundo.

En resumen, si bien la noción de "historizar" (o reconstruir la historicidad) de un concepto puede tener distintos significados según la corriente o escuela desde

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