No Pasa Nada

No pasa nada

El hecho de encontrar seres inteligentes en otro planeta no implica que entremos en contacto con ellos, que sepan de nuestra existencia o que quieran comunicarse con nosotros. Quizá la noticia se mantenga caliente durante una buena temporada, pero debido a las distancia interplanetarias, obtener nueva información sobre esta civilización podría llevar décadas, generaciones enteras o siglos, por lo que su nivel de importancia para las naciones poco a poco se desvanecería.

Algunos sectores religiosos verían la noticia como un desafío a sus creencias, mientras que las sectas de creyentes del fenómeno ovni, reforzarían sus ideales, e incluso podrían surgir nuevos cultos. Una opción es observarlos para descifrar sus códigos de conducta y evaluar el impacto que podría causar el anunciarnos, aplicando un principio de “no intervención” hasta que se decida hacer acto de presencia.

וֹHola, terrícolas!

El primer mensaje que enviaron fue una formula, un equipo conformado por cerca de mil especialistas, tras 20 años de análisis de criptología y pruebas de laboratorio, la formula de una sustancia coloidal cuyas interacciones de fabricación fueron enviados desde Kepler 20f, constituye el primer intercambio de información con una mente alienígena en la historia de la humanidad.

Este material, un gel color amarillo cristalino, constituye una de sus fuentes energéticas mas comunes según reporta la NASA, y forma parte de datos decodificado contenido en el llamado “Mensaje numero uno”, aunque no se sabe con exactitud que función y utilidad tiene en su lugar de origen, se trata de un elemento imprescindible para la supervivencia de sus habitantes, quizá de la misma importancia que el agua tiene para los seres humanos. Este compuesto podría emplearse como uno de los más efectivos combustibles para baterías eléctricas jamás inventado, se descubrieron en él propiedades electromagnéticas que podrían revolucionar la industria.

Si logramos entrar en contacto, nuestros interlocutores podrían ser en extremo cooperativos, motivos por la curiosidad o la necesidad de intercambio de conocimientos. En su libro El cerebro de broca (1979) Carl Sagan reflexiona “Una civilización que haya recibido ayuda mediante la recepción de un mensaje exterior en el pasado puede desear ayudar a otras sociedades técnicas en formación”. Si el contacto se efectuara vía de radiofrecuencia, el lenguaje óptimo utilizado seria el de la ciencia y sus fundamentos básicos. En el planeta que habiten probablemente el comportamiento atmosférico los obligue a utilizar materiales con propiedades distintas a las que conocemos. Se estima que cualquier inteligencia capaz de construir maquinas de radiocomunicación estaría consciente de la presencia de compuestos en el universo, como hidrogeno, y carbono y observaría fenómenos como el derretimiento o ebullición de sustancias y

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