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Obsolescencia Programada y sus efectos sobre el medio ambiente


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  1.034 Palabras (5 Páginas)  •  102 Visitas

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Obsolescencia Programada y sus efectos sobre el medio ambiente

En el presente ensayo conocerán mis puntos de vista sobre la temática de la obsolescencia programada, y como esta representa una pérdida para las sociedades en general. El siguiente tema ha sido de mucha controversia desde que se creó el primer producto obsoleto, por lo tanto, nosotros como consumidores somos partícipes de ella y necesitamos informarnos de sus consecuencias. En efecto, todo lo abordado en este ensayo se realizó usando la metodología de la investigación y los pasos necesarios para lograr comunicar correctamente mis puntos de vista. Finalmente, las grandes empresas se enfocan en continuar la economía mundial, en consecuencia se ven obligadas a darle un período de vida útil a los productos, todos estos productos que son obsoletos representan una amenaza para el medio ambiente.

Se denomina obsolescencia programada al progresivo acortamiento de la vida de un producto con el fin de convertirlo en un objeto de “usar y tirar”, con el consiguiente gasto por parte del afectado al tener que comprar otro. El origen de la obsolescencia programada se remonta a 1932, cuando Bernard London proponía terminar con la gran depresión a través de la obsolescencia planificada y obligada por ley. Sin embargo, el término fue popularizado por primera vez en 1954 por Brooks Stevens, diseñador industrial estadounidense. El potencial de la obsolescencia programada es considerable y cuantificable para beneficiar al fabricante, dado que en algún momento fallará el producto y obligará al consumidor a que adquiera otro satisfactor.[1]

El objetivo de la obsolescencia programada es el lucro económico inmediato, por lo que el cuidado y respeto del aire, agua, medio ambiente y por ende el ser humano, pasa a un segundo plano de prioridades.[2] Cada producto que se vuelve obsoleto, supone contaminación. Por consiguiente es un evidente problema del actual sistema de producción y económico: no se ajusta en absoluto a la armonía y equilibrio de la naturaleza en la que vivimos.

El procedimiento es el siguiente: Uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla y cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que le sale más barato comprarse uno nuevo que repararlo. Generalmente, el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suele costar un poco menos que adquirir uno nuevo, por ello normalmente el usuario suele desechar el producto averiado y comprarse uno nuevo. El problema se basa en la gran cantidad de residuos que se originan actualmente al realizarse este fenómeno una y otra vez, cada día, en todo el mundo.[3]

Somos casi 6.500 millones de habitantes en este planeta, y el número sigue creciendo, ya que hay un aumento poblacional de 210.000 personas por día. Lo difícil es que producimos 1 kg de basura diaria, por lo tanto alrededor del mundo 6.500.000 toneladas de desechos son producidas en tan sólo un día. De éstos un amplio número de residuos no son biodegradables y el tiempo que transcurre hasta que podemos hablar de una descomposición al menos parcial puede ser muy prolongado, además de que muchas veces los residuos son altamente contaminantes; lo que infiere tanto en la permanencia de la naturaleza como en la salud de sus habitantes.[4]

Asimismo los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos contienen materiales que pueden ser recuperados, evitando la explotación de nuevos recursos naturales, y otras que pueden ser contaminantes, de manera que, si no son tratadas adecuadamente, pueden resultar dañinas para el medio ambiente. Los elementos electrónicos de los que estamos hablando contienen materiales tan contaminantes como el plástico, polipropileno (es un termoplástico semicristalino), baterías de plomo, etc. Los materiales de plástico son los más rebeldes a la hora de transformarse de 100 a 1.000 años. La mayoría está hecha de tereftalato de polietileno (es un tipo de plástico), un material duro de roer ya que los microrganismos no tienen mecanismos para atacarlos. El polipropileno tarda 1.000 años en descomponerse, contamina menos que el poliestireno (derivado del petróleo de la familia de los termoplásticos) pero también tarda. El plástico queda reducido a moléculas sintéticas; invisibles pero siempre presentes.[5]

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