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Enviado por   •  5 de Diciembre de 2013  •  Tesis  •  2.707 Palabras (11 Páginas)  •  235 Visitas

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Ensayo ¿Cuál es el papel o rol que juegan los factores de herencia (genéticos) y el medio ambiente (crianza) en el desarrollo y comportamiento del ser humano?

INTRODUCCIÓN

Es importante conocer si el material genético influye en las características de la personalidad en los aspectos de su comportamiento como son la emotividad, actividad, sociabilidad e impulsividad. Se han hecho diversas investigaciones y cada día estas dan como resultado que en el comportamiento humano tiene gran influencia la herencia de los genes, así como, si la inteligencia se hereda o se desarrolla en el ambiente en donde se encuentra el individuo, y estas han dado como resultado que en ambas la parte genética tiene gran influencia y que el ambiente donde se desarrolla el ser también va a influir. Esto mismo ha ocasionado que existan diversas corrientes de estudios por psicólogos, cienticificos, biólogos, genetistas, etc., que si la herencia es el factor que humano que hace que se comporte de cierta manera o es el ambiente en el que se desarrolla el individuo, o son ambas.

DESARROLLO

Sabemos que hasta la presente fecha existe una controversia por demostrar si el comportamiento humano se hereda o se desarrolla en el medio ambiente en el que se encuentra el individuo. En el punto donde los investigadores han cuestionado más es en el desarrollo del cerebro. Cuándo juegan el código genético por un lado y la influencia del ambiente, por el otro, en moldear el desarrollo del cerebro es una de las cuestiones que ha polarizado a los científicos. Las posiciones han estado determinadas más por preferencias ideológicas que por sólidos datos que permitiesen estudiar la complejidad de la influencia de uno y otro de los factores. A lo largo de la última década del siglo XX, provocado tal vez por la excitación del proyecto del genoma humano pero, también, por los diseños de investigación con una sofisticación estadística cada vez mayor, la investigación evolutiva ha estado dominada por ideas provenientes de la genética cuantitativa de la conducta. Nos han llevado a un estado de la cuestión en el que se considera que más o menos todas las capacidades psicológicas relevantes, así como sus disfunciones, son innatas, y en las que se supone que la parentalidad apenas importa. Si bien es importante definir los límites de la influencia parental sobre el desarrollo del niño y relativizar radicalismos como el que llevó a Watson el fundador del conductismo escribir aquello de: "Dadme una media docena de niños sanos... dejadme elegir el mundo en que los educaría y os garantizo que podría tomar uno al azar y enseñarle a ser un experto en una especialidad de mi elección -médico, artista, comerciante o cocinero e incluso mendigo- independientemente de su talento, inclinaciones, tendencias, capacidades, raza o antepasados", nuevamente asistimos a otro de los momentos en el que el péndulo entre natura y cultura corre el riesgo de oscilar demasiado hacia el otro lado, el biológico. Las investigaciones actuales muestran al cerebro como operando de forma plástica y auto organizada y estando menos constreñido por límites predeterminados de lo que se había pensado previamente. La información en el cerebro es representada y procesada por grupos de neuronas que mantienen una interconexión funcional basada más en las exigencias de la experiencia que en estrictos esquemas genéticamente determinados. Por otra parte, científicos han demostrado a través de una técnica que les permite redirigir quirúrgicamente hacia qué parte de la corteza cerebral se dirigirán los nervios en el roedor hurón de un día. Más específicamente, las conexiones de la retina que normalmente llegan a la corteza visual son redireccionadas para mandarlas hacia la corteza auditiva. Esto determina que la corteza que estaba genéticamente preparada para ser sensible a los estímulos auditivos pase a ser capaz de captar y de organizar percepciones visuales.

Además de todo esto la corteza de la región que hubiera tenido una estructura anatómica de corteza auditiva pasa a poseer una disposición de sus células correspondientes a la corteza visual (con una organización neuronal -ubicación en molinillo- que le permite convertirse en un mapa de las distintas zonas de la retina y de la sensibilidad de ésta frente a formas en el espacio). Pero los experimentos de Sur y col. van más allá de contentarse con probar que la corteza preparada genéticamente para estar organizada con cierto tipo de disposición celular adquiere los caracteres de la corteza visual al recibir los estímulos visuales: el animal, una vez crecido, pasa a ser capaz de responder conductualmente a los estímulos visuales en la corteza que genéticamente estaba predeterminada para ser área auditiva.

Es decir, si la corteza cerebral de una determinada zona recibe estímulos de un tipo dado, son estos estímulos los que ocasionan la organización y la funcionalidad que tendrá y no la predisposición genética. En otras palabras, es la naturaleza del estímulo externo el factor decisivo de cómo se terminará organizando una cierta zona cortical.

Cierpial & Mc Carty (1987) encontraron que ratas con hipertensión espontánea (SHR) usadas como modelo animal para el estudio de la hipertensión humana se vuelven hipertensas por co-acción con las madres después del nacimiento. Cuando las ratitas SHR son amamantadas y criadas por madres normales desde el nacimiento no desarrollan hipertensión. Pareciera que hay un componente hiperactivo en la conducta de las madres que induce a las ratitas SHR a desarrollar hipertensión. La naturaleza interactiva de la articulación entre gen y crianza del desarrollo de la hipertensión en ratas SHR es demostrada por el hecho que ratas que genéticamente son normotensas no desarrollan hipertensión cuando son amamantadas y criadas por madres que son genéticamente hipertensas (SHR). De modo que aunque las ratitas genéticamente hipertensas (SHR) difieren de las normales, el desarrollo de la hipertensión requiere la co-acción con las madres hiperactivas, no es resultado inevitable del hecho que son genética, anatómica y fisiológicamente diferentes de las normales. Es un buen ejemplo de los aspectos relacionales de la definición de la experiencia y de la causalidad del desarrollo. La causa de la hipertensión no reside en la genética de las ratas SHR o en las de las madres SHR sino en la relación que se establece entre ellas.

La breve separación de sus madres en el período previo al destete produce en ratitas cambios en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal en las respuestas a estímulos estresantes (Plotsky & Meaney 1993). Cabib et al. (2000) demostraron que la respuesta a las anfetaminas puede ser alterada dramáticamente en ratas adultas ante un acontecimiento como la escasez de alimento,

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