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Retos Educatvos Ante La Sociedad


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2012  •  1.955 Palabras (8 Páginas)  •  347 Visitas

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1. Importancia de la información en la sociedad actual y retos que plantea a la educación.

1.1 Importancia de la información y el conocimiento

Si el elemento clave de la organización social en la sociedad agrícola era la propiedad de la tierra o la posesión del dinero en la sociedad industrial, en la sociedad post-industrial recién estrenada ese papel es desempeñado por la información en general y el conocimiento en particular.

Es un hecho cada vez más evidente la creciente importancia que la información va adquiriendo en la sociedad en que vivimos y, más importante aún, el hecho de que la tendencia es que siga aumentando; no en vano, otros analistas sociales hablan de "Sociedad de la Información" (Castells, 1997-1998). Cuando se habla de información en este contexto se suele aludir bien al management o capacidad de organización y gerencia empresarial, bien a las tecnologías que operan con ella y los procesos productivos que hacen uso de tales tecnologías, pero bien podríamos extender este contexto más allá de esos límites para afirmar que información y más conocimiento cada vez están más presentes en la vida social.

Desde el punto de vista de la producción, los diferentes trabajos que se han escrito sobre la historia de la tecnología industrial vienen a coincidir en establecer seis etapas históricas: la artesanal, la del carbón y el acero, la del petróleo y la energía eléctrica, la etapa de la electrónica, la de la informática (que sería la etapa actual), y la de la inteligencia artificial, que parece ser la etapa futura a la que estamos abocados. Si analizamos la importancia relativa de los distintos factores productivos en cada etapa de las que acabamos de señalar, veremos cómo la relevancia de la información va progresivamente aumentando en detrimento de los otros componentes de la producción tales como la mano de obra, las maquinarias y locales, la energía y las materias primas. En el cuadro 1 (tomado de Gago, 1995) se presentan algunos datos al respecto, y en el gráfico 1 (tomado de la misma fuente) puede apreciarse con más claridad lo que estamos diciendo.

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Sin embargo, la importancia creciente de la información en la sociedad actual no es patrimonio exclusivo del mundo del trabajo; como hemos señalado, también el tiempo de ocio, las relaciones sociales, institucionales... en definitiva, todo el desempeño ciudadano y social propio de las sociedades democráticas exige de la persona que quiera desarrollarse plenamente como tal, el procesamiento de calidad de altos niveles de información, también de alta calidad. A título de ejemplo señalemos cómo los medios de comunicación distribuyen cada vez más información y lo hacen sin distinguir edades ni situaciones; los medios de comunicación de masas, más bien parecen dirigirse a un público indiferenciado produciéndose lo que se ha dado en llamar desaparición de la niñez, fenómeno paralelo a la infantilización del adulto.

La educación, para bien y para mal, no escapa a la influencia de estos cambios, y si bien educación y crisis son dos términos fuertemente asociados en el sentido de que el sistema educativo ha sido una de las áreas políticas que más reformas ha sufrido, las transformaciones

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actuales son cualitativamente diferentes. Así, por citar un ejemplo, si en la modernidad las crisis de la educación devenían de la insatisfacción en el cumplimiento de las demandas que se le hacían, esto es, de la deficiente forma en que la educación cumple con los objetivos que le eran asignados, la crisis actual deriva del hecho de que no se sabe cuáles son los objetivos que debe atender la educación y hacia dónde debe orientar sus acciones.

1.2 La educación en la sociedad de la información

Dadas las condiciones citadas, y quizá influidos por la llegada de la fecha mágica que da entrada en la historia al tercer milenio de nuestra era, han proliferado las publicaciones que abordan esta crisis y plantean "pistas" acerca de cuál debe ser el papel de la educación ante estos cambios (por ejemplo: Lessourne, 1993; Castells, 1994; Morin, 1994; Comisión Europea, 1994; Fernández, 1995; Puig Rovira y Trilla, 1995; Escudero, 1995; Martínez, 1995; Grupo de Lisboa, 1995; Tedesco, 1995; Pérez Gómez, 1996; Delors, 1996; Imbernón, 1999, a los que hay que añadir un largo etcétera).

Si no hace mucho tiempo una polémica entre movimientos progresistas y conservadores en educación era la reclamación de una educación que desarrollara las potencialidades del individuo optimizando su desarrollo frente a la educación concebida como preparación para el desempeño en el mundo productivo, de todas las circunstancias que se indican en publicaciones como las anteriormente señaladas parece deducirse que, por primera vez en la historia, las exigencias del mundo productivo vienen a coincidir con el desarrollo de las capacidades propias del ser humano (Tedesco, 1995). No quiere esto decir que estemos próximos al fin de la historia, ni mucho menos al paraíso en la tierra, pues está por ver que el desarrollo de tales capacidades esté al alcance de todos o que la diversidad de capacidades para procesar información sean todas igualmente valoradas (Flecha y Tortajada, 1999), pero no es este el debate que nos interesa en este momento, más bien queremos llamar la atención sobre las implicaciones que estos cambios van a tener en la educación.

Destaquemos en primer lugar que los aspectos que las empresas modernas valoran en su personal son, entre otros, algunos como los siguientes: capacidad para trabajar en equipo; capacidad para adaptarse a condiciones y exigencias cambiantes; alta cualificación profesional para cualquier puesto en la empresa; importancia de la capacitación y formación permanente; valoración de la cualificación profesional en razón de la información que se es capaz de disponer y usar; capacidad para trabajar con información; capacidades creativas y de pensamiento crítico para aportar nuevas ideas, para crear nueva información (Para una revisión de estas nuevas demandas, ver

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Aguilera y García, 2000 y para un currículo que intenta dar respuesta a ellas, ver Aguilera, García, Mora y Saldaña, 1998).

Parece ser que las empresas modernas precisarán de trabajadores capaces de realizar tres tipos de tareas: identificación de problemas, solución de problemas y definición de estrategias (Tedesco, 1995), tareas

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