Taller De Comunicacion
sz2stv27 de Abril de 2015
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Conceptos y fundamentos teóricos de la comunicación educativa y su importancia
La comunicación es el proceso mediante el cual se puede transmitir información de una entidad a otra, alterando el estado de conocimiento de la entidad receptora.
Los procesos de comunicación son interacciones mediadas por signos entre al menos dos agentes que comparten un mismo repertorio de los signos y tienen unas reglas semióticas comunes. Tradicionalmente, la comunicación se ha definido como «el intercambio de sentimientos, opiniones, o cualquier otro tipo de información mediante habla, escritura u otro tipo de señales». Todas las formas de comunicación requieren un emisor, un mensaje y un receptor destinado, pero el receptor no necesita estar presente ni consciente del intento comunicativo por parte del emisor para que el acto de comunicación se realice. En el proceso comunicativo, la información es incluida por el emisor en un paquete y canalizada hacia el receptor a través del medio. Una vez recibido, el receptor decodifica el mensaje y proporciona una respuesta.
La educación, (del latín educere 'sacar, extraer' o educare 'formar, instruir') puede definirse como:
• El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.
• El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.
• Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.
Comunicación Educativa
La comunicación educativa es un tipo de comunicación humana que persigue logros educativos. Según la perspectiva constructivista, la comunicación educativa constituye el proceso mediante el cual se estructura la personalidad del educando, lo cual se logra a través de las informaciones que este recibe, quien las reelabora en interacción con el medio y con los propios conceptos construidos. Según lo dicho, el proceso de aprendizaje humano no es reducible a un esquema comunicativo de carácter mecánico, por cuanto el receptor no está pasivo, sino que reelabora los mensajes según sus propios esquemas cognitivos.
La comunicación educativa, pues, ha de tener ciertas características tales como:
a) Postura abierta en el emisor y receptor para lograr un clima de mutuo entendimiento.
b) Bidireccionalidad del proceso, para que el flujo de los mensajes pueda circular en ambos sentidos, si bien mayoritariamente lo haga de educador a educando.
c) Interacción en el proceso, que suponga la posibilidad de modificación de los mensajes e intenciones según la dinámica establecida.
d) Moralidad en la tarea, para rechazar tentaciones de manipulación.
La teoría de la comunicación constituye –junto con la teoría de sistemas y las teorías del aprendizaje- uno de los pilares fundamentales de la actual concepción de la tecnología de la educación. El esquema: Emisor-Mensaje-Receptor, puede resumir el conjunto de elementos que intervienen en el proceso, con la única salvedad que en educación se contempla la simetría en la orientación del proceso para evitar la exclusiva unidireccionalidad. Aunque en el sistema escolar es el profesor quien ejerce mayormente las funciones de emisor, actualmente hay que considerar que la configuración personal se logra a través de múltiples fuentes personales e institucionales, con especial mención para los medios de comunicación de masas, cuya influencia es tan controvertida como evidente.
Hoy se insiste en un nuevo rol del profesor, asignándole la responsabilidad de actuar como mediador entre el educando y la compleja red informativa que sobre él confluye. La tecnología se toma aquí como el conjunto de equipamientos tecnológicos que acompañan a profesores y alumnos en el proceso de aprendizaje. En este sentido, la evolución de la tecnología no conlleva un cambio sustancial, intrínseco a la propia tecnología. La didáctica y la teoría de aprendizaje que la determina, se sirven de la tecnología para sus fines. Sigue siendo un concepto instrumental.
Esta concepción de la tecnología de la educación implica cuatro componentes interrelacionados:
1. Una base teórica de la que derivan principios y reglas de intervención, y que incluiría, al menos, una teoría del aprendizaje, y los principios de funcionamiento cognitivo y de procesamiento de la información.
2. Unas reglas o principios de intervención para dirigir el contenido y la forma de los acontecimientos educativos.
3. El estímulo o contenido de la educación (selección, organización, etc.)
4. La forma de la intervención, una de cuyas características esenciales es el medio a través del cual se presenta y estructura el estímulo.
En su origen, la tecnología educativa se identificó con el uso en el aula de instrumentos, máquinas, aparatos y equipos mecánicos, eléctricos o electrónicos que podían facilitar la tarea docente y discente y mejorar el rendimiento de los alumnos. Es decir, la tecnología educativa hacía referencia a la introducción en el proceso educativo de productos más o menos sofisticados de la moderna tecnología, como vehículos o soportes de diversas funciones educativas, especialmente la presentación de estímulos y contenidos a los estudiantes. La base de esta tecnología estaba constituida por los medios audiovisuales (cine, imagen fija, registro de sonido, radio) que se habían venido desarrollando progresivamente.
El estudio de los efectos del uso de los medios forzó a una modificación del concepto de tecnología educativa. La tecnología cambió de perspectiva centrando su atención fundamentalmente en el estudio de los procesos y sistemas educativos a fin de optimizarlos. Su objetivo sería pautar, racionalizar y sistematizar; en una palabra, tecnificar la acción educativa para producir unos determinados efectos en el alumno, cuya manifestación sería el logro de los objetivos previstos. Esta sistematización y racionalización de la educación alcanzarán su máximo nivel tecnológico si se logra objetivizar el proceso, siendo la única vía de objetivación del proceso su plasmación y concreción en el material y recursos educativos, concebidos como sistemas, que llevan implícitos un modelo de aprendizaje y unos métodos de intervención específicamente dirigidos a la consecución de unos objetivos.
En el orden teórico se está perfilando un nuevo avance que supondría pasar de la concepción de la tecnología educativa como un modo técnico de hacer la educación (aplicación de la teoría de procesos y sistemas a la enseñanza) a conceptualizar la educación como una técnica diversificada de intervención directamente derivada de las características específicas del aprendizaje. Se trataría de una verdadera tecnología intrínseca de la educación, centrada en unos objetivos (aprendizaje) que son procesos de cambio de conducta determinantes de los modos de intervención. Nos hallamos ante la perspectiva de una verdadera tecnología de la educación, cuyo objeto no sería el estudio de los medios, recursos, procesos y técnicas en sí mismos, sino en función de cómo se producen los cambios de comportamiento que constituyen los objetivos de la intervención técnica.”
Los antecedentes históricos de las nuevas tecnologías de la información
El tratamiento y la transmisión de la información fue evolucionando a lo largo de la
historia de la humanidad. Desde el tratamiento manual, con el uso de marcas grabadas
en madera, tablillas y la escritura alfabética, y el tratamiento mecánico, con el
surgimiento de la imprenta en el año 1439 en Occidente, hasta el tratamiento automático
En la actualidad con la aparición de las computadoras. Si bien las computadoras son artefactos de nuestro siglo, su historia -"computar"
Deriva del latín computare, que significa "contar", "calcular"- se remonta al origen de
Los números. La palabra "cálculo" deriva del latín calculus, que significa "piedrita",
"guijarro". Como mencionamos anteriormente, las primeras representaciones de los
Números consistían en agrupamientos de piedritas, cuerdas y marcas grabadas en
madera o en tablillas de barro cocido. Sin duda, el cálculo constituyó la finalidad más inmediata de estas primeras formas
de representación numérica. El cálculo, desde la más remota antigüedad, fue una tarea
indispensable pero, probablemente, poco gratificante o engorrosa. Para simplificarla,
las diversas culturas crearon distintos artificios: sistemas de numeración, algoritmos de
cálculo y dispositivos físicos para facilitar y acelerar las operaciones de cómputo, por
ejemplo el ábaco, inventado hace 5000 años o más, utilizado por los romanos, los
griegos, los aztecas, los indios y los chinos y de uso frecuente en la enseñanza en el
Japón de nuestros días. Se puede decir que la computación es tan antigua como el hombre, ya que la
primera herramienta utilizada para computar fueron los dedos de las manos. En efecto,
el término "dígito" -del latín digitus (dedo)- se usa para indicar los signos básicos de un
sistema de numeración.
En Europa, durante el siglo XVII se desarrolla el cálculo infinitesimal, cuya
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